Sin comunicar en sus obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas y reprobadlas (Efesios 5, 11)
sábado, 22 de junio de 2013
Vaticano II desenmascarado y devastado (inglés)
jueves, 20 de junio de 2013
miércoles, 19 de junio de 2013
La Iglesia del hombre – Parte I
UNA INVERSIÓN
FUNDAMENTAL EN LOS OBJETIVOS DE LA IGLESIA
Robert P. Banaugh, Ph.D.
Advertencia
a nuestros lectores: el autor de este artículo no sostiene la postura
sedevacantista que sostenemos nosotros. Al publicar su artículo, no pretendemos
con ello darle la razón o dar a entender que creemos que su posición no-sedevacantista
es una segunda posición que se pueda admitir, tan válida como la nuestra. Publicamos
su artículo simplemente porque es útil para dar a los lectores más
conocimiento y elementos de juicio para que lleguen a la conclusión de que
esa Iglesia del Vaticano II no es y no puede ser la verdadera Iglesia
Católica fundada por Cristo. Para conocer la respuesta a las objeciones más
comunes en contra de la posición sedevacante, por favor haga clic aquí.
|
El 7 de diciembre de 1965, en su
discurso de clausura del Concilio Vaticano II, Pablo VI anunció: “La Iglesia ha
decidido servir al hombre, para ayudar al hombre a construir un hogar aquí en
esta tierra”.
Paulo VI estableció una nueva misión: la Iglesia debe servir al hombre |
Según Pablo VI, las autoridades
actuales de la Iglesia conciliar ya no asistirá más a los fieles a alcanzar con
el propósito sobrenatural para el que fueron creados, que es “conocer, amar y
servir a Dios, y estar eternamente con Él en el cielo”. Por lo tanto, los
objetivos principales de la Iglesia, fundada por Cristo con el propósito de dar
honor y gloria a Dios y la salvación de las almas, fueron invertidos: No la
salvación de las almas, sino la mejora del bienestar humano se convirtió en un
objetivo principal para la Iglesia conciliar.
Puesto que Paulo VI estaba muy
consciente de las palabras de Jesús —“Buscad primero
el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas se os darán por
añadidura” (Mt. 6, 33)— Este
cambio en el propósito fue, de hecho, el más radical de los cambios.
En el mismo discurso, Paulo VI dijo: “La Iglesia del Concilio sí se ha
ocupado mucho, además de sí misma y de la relación que le une con Dios, del
hombre tal cual hoy en realidad se presenta: del hombre vivo, del hombre
enteramente ocupado de sí, del hombre que no sólo se hace el centro de su
interés, sino que se atreve a llamarse principio y razón de toda realidad.
”El humanismo laico y profano ha aparecido, finalmente,
en toda su terrible estatura y, en un cierto sentido, ha desafiado al Concilio.
La religión del Dios que se ha hecho Hombre, se ha encontrado con la religión —porque tal es— del hombre que se hace Dios
”¿Qué ha sucedido? ¿Un choque, una lucha, una
condenación? Podía haberse dado, pero no se produjo. La antigua historia del
samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio. Una simpatía
inmensa lo ha penetrado todo. El descubrimiento de las necesidades humana —y son tanto mayores, cuanto más
grande se hace el hijo de la tierra— ha absorbido la atención de nuestro
sínodo.
”Vosotros, humanistas modernos, que renunciáis a la
trascendencia de las cosas supremas, conferirle siquiera este mérito y
reconocer nuestro nuevo humanismo: también nosotros —y más que nadie— somos promotores del hombre”.
Cuatro años más tarde, el 13 de julio de 1969, Pablo VI
subrayó de nuevo esta nueva elevación del hombre al declarar:
“El hombre es a la vez gigante y divino en su origen y en su
destino. Honor, pues, para el hombre, honor de su dignidad, a su espíritu, a su
vida”.
Por tanto, según Paulo VI, no sólo se habría cambiado
radicalmente el propósito de la Iglesia, sino también la relación entre Dios y
el hombre. El cumplimiento por parte la “Iglesia” de ambos el nuevos propósitos
y el nuevo “status” del hombre, se basa en nociones tan intangibles como el
diálogo, la unidad en la diversidad, la construcción de una comunidad mundial
de amor a través del diálogo, el logro de una unidad en la diversidad entre todos
los pueblos del mundo, estableciendo una única religión mundial definida en el
hombre, etc.
El nuevo objetivo es claramente inalcanzable puesto que
contradice las palabras de Jesús citadas al comienzo, como también la palabra
de Dios en Jeremías: “Maldito el hombre que en el hombre pone su confianza, y
de la carne hace su apoyo, y aleja del Señor su corazón” (Jeremías 17, 5).
El Concilio inspiró cambios en los
principios básicos de la fe y sus ritos litúrgicos como se entendían antes del Concilio.
Los cambios enfatizaron acciones como la colaboración con autoridades de
diferentes sectas religiosas, como también con autoridades seculares para la
mejora del bienestar humano, el logro de la paz mundial, etc. Para alcanzar los
nuevos objetivos, las enseñanzas de Cristo fueron simplemente ignoradas, como
también el propósito que Él le dio a su Iglesia.
Francisco envió una carta al Primer Ministro Cameron: "El objetivo de la política y de la economía es servir a la humanidad |
Durante muchos siglos antes del
Vaticano II, la Iglesia se dedicó a ayudar a los fieles cumplir con la amonestación
de Cristo en Mateo 6, 33. Como consecuencia de ello, la Iglesia gozó de un
período de crecimiento constante en el número de sus miembros, su clero y sus
instituciones religiosas. En todo el mundo se respetaba su autoridad moral y su
influencia social.
Además, la obra caritativa de la
Iglesia era enormemente admirada debido al gran número de escuelas y hospitales
que ella había construido, apoyado y puesto a disposición de muchos de los
pobres.
Sin embargo, poco después de la
clausura del Concilio Vaticano II decenas de miles de religiosos y clérigos abandonaron
la Iglesia. Su abandono llevó al recorte de muchos servicios religiosos, al
cierre de cientos de escuelas católicas y a la severa limitación de la
capacidad de los hospitales católicos y organizaciones de caridad para
proporcionar servicios médicos y caritativos a los pobres.
Además, la fe católica fue
abandonada por cientos de miles de católicos. Esta devastación de la Iglesia
comenzó casi inmediatamente después de la clausura del Concilio. Pronto se hizo
tan evidente que, apenas tres años después de su clausura, Pablo VI se sintió
obligado a declarar: “La Iglesia ha entrado en un proceso de auto-demolición”.
La pérdida súbita y aguda de la
influencia religiosa y moral de la Iglesia ha sido tan notable que ha levantado
mucha discusión tanto entre los católicos y acatólicos. Lamentablemente, esta
auto-demolición no ha disminuido debido a las novedosas enseñanzas y las
acciones de las autoridades de la Iglesia conciliar.
La Iglesia conciliar asumió los ideales humanistas de la masonería. En la foto, una misa para masones en Brazil |
continuará...
lunes, 17 de junio de 2013
Actualidad noticiosa de la secta del Vaticano II
Antipapa Francisco: Necesitamos un “nuevo camino” para
el papado
En
una audiencia concedida al Consejo de la Secretaría General del Sínodo de
Obispos, el 13 de junio de 2013, el antipapa Bergoglio dio algunas directrices
para la preparación de la versión final del documento del último Sínodo de
obispos realizado en octubre de 2012.
Entre
las directrices, él insistió en la necesidad de cambiar el rol del papado para
que sea más “sinodal”. En la jerga progresista, sinodalidad significa democracia;
de modo que, ser “más sinodal” es ser “más democrático”.
Francisco
pasó por alto el texto preparado para su discurso e improvisó. En su primera
página en la parte superior derecha, L’Osservatore
Romano resumió el improvisado discurso; en la pág. 7 se reprodujo el texto
oficial que Francisco no leyó. Los medios de comunicación difundieron el texto no leído.
Al
costado derecho aparece la parte del discurso improvisado que se refiere al
papado, y a continuación abajo, en letras azules, la traducción del italiano.
Al final, al llegar a la cuestión de las relaciones entre la
sinodalidad y el ejercicio del ministerio del Obispo de Roma, el antipapa
Francisco destacó la gran importancia de este tema y aseguró que ya es un tema
central de reflexión para el grupo de los ocho
prelados
elegidos para ayudar a Francisco a gobernar la Iglesia.
En su opinión, es necesario buscar un “nuevo camino” para que la
sinodalidad exprese “su propia singularidad unida al ministerio petrino”. Para
Francisco este es un “gran desafío”, y él espera un rol decisivo será
desempeñado por la misma Secretaría del Sínodo de Obispos.
En su conclusión Francisco agradeció al Consejo por la labor que
realizada e invitó a sus miembros “para seguir adelante con libertad” y “sin
miedo”.
(L’Osservatore Romano, 14 de junio de
2013, p. 1)
Comentario de La Denuncia
Profética: Nuestros lectores conocen nuestra posición
respecto a la Iglesia nacida del Concilio Vaticano II. Si bien ella no es
la verdadera Iglesia Católica, prácticamente la totalidad del mundo la ve como
si verdaderamente lo fuera y eso es lo más grave de toda esta cuestión. Los antipapas
y “prelados” de esta falsa Iglesia conciliar, que se han apoderado de las
estructuras físicas de la verdadera Iglesia Católica (nos referimos a sus
Iglesias, propiedades, recursos, objetos de culto, ceremonias, etc.) han hecho
un sistemático desmantelamiento de sus estructuras, tradiciones, liturgia,
sacramentos, etc. Y lo que es más grave de todo, han desmantelado la fe
y la han trastornado por completo, conduciendo así a millones de personas que se
creen ser católicas a la perdición (“Sin la fe es
imposible agradar a Dios”, Hebreos 11, 6), puesto que esos “católicos”
en verdad ya no tienen la fe católica una vez que aceptan a esta falsa Iglesia
y su doctrina como si fuera la verdadera Iglesia Católica. Y como esos cientos
de millones han perdido la fe “en nombre de la fe” por el concurso de quienes
tienen el mandato divino de predicarla, creemos que estamos viviendo en los
tiempos de la Gran Apostasía de los Últimos Tiempos. Muchas personas se
escandalizan de nuestra posición delante de esta falsa Iglesia; ellos creen que,
por el hecho de que la rechazamos como una Iglesia impostora, somos nosotros
los que no somos católicos. Y ellos creen eso creyéndose ellos los católicos.
La mayoría de ellos no saben, o no quieren saber, que fue Cristo mismo quien
nos profetizó que en los Últimos Tiempos habrá una casi total apostasía de la
fe (Mateo 24, 15 y ss). Más aún, esta apostasía fue predica por la propia
Santísima Virgen en La Salette cuando
dijo, el 19 de septiembre de 1846: “Roma perderá la
fe y se convertirá en la sede del Anticristo… la Iglesia será eclipsada”.
Y esa apostasía también la han señalado los verdaderos Papas de la Iglesia. Por
ejemplo, el Papa León XIII predijo esta apostasía en su famoso exorcismo (un
oración a San Miguel Arcángel): “Los enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y
amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado y le han dado de beber
ajenjo, y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales para
realizar todos sus impíos designios. Allí, en el lugar sagrado donde está
constituida la Sede del beatísimo Pedro y Cátedra de la Verdad para iluminar a
los pueblos, allí colocaron el trono de la abominación de su impiedad, para
que, con el designio inicuo de herir al Pastor, se dispersen las ovejas”.
Esta
noticia de “democratizar el rol del papado” que quiere hacer Francisco es
también un desmantelamiento/demolición de la institución del papado, y está en
completa concordancia con lo anunciado por la Escritura, la Virgen y la Oración
de León XIII, y viene a ser un paso más en este plan del demonio de “poner sus
manos criminales en los bienes más sagrados [entiéndase la fe y los
sacramentos] de la Iglesia para realizar sus impíos designios”.
domingo, 16 de junio de 2013
El rol contrarrevolucionario de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Plinio Corrêa de Oliveira
La
devoción al Sagrado Corazón de Jesús está en la raíz de todos los movimientos
contrarrevolucionarios, grandes o pequeños, conocidos o desconocidos, que han
surgido desde la época en que Santa Margarita María recibió esta revelación en el siglo
XVII. Ella recibió la misión, en nombre del Sagrado Corazón de Jesús, de pedirle
al rey Luis XIV de Francia que consagrase la nación al Sagrado Corazón y pusiese
el Corazón de Jesús en el escudo de armas de Francia.
Santa
Margarita, a pedido de nuestro Señor, le prometió al rey de Francia de que si combatía a los enemigos de la
Iglesia, el Corazón de Jesús lo apoyaría y llevaría su reinado a una gran
gloria[1].
El Sagrado Corazón de Jesús esperaba que Luis XIV cambiase el curso de su
política y se colocase a la cabeza de la Contra-Revolución. De haberlo hecho,
él tendría un reino de gloria y Francia alcanzaría su verdadero apogeo católico.
Está
claro que en caso de que él hubiese tomado este curso, la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús se habría extendido por todo el mundo. Habría habido una buena
acogida en Francia a la predicación de San Luis María Grignon de Montfort que
también vivió en esa época. Por lo tanto, su predicación se habría extendido
por todo el mundo y, con ello, la Revolución Francesa se podría
haber evitado.
Por
medio de este pedido al rey, la Revolución —en la forma que tenía en la época
de Santa Margarita María— habría sido detenida, y esa forma de maldad que ésta
tomó más tarde —la Revolución Francesa— se habrían evitado.
Por
lo tanto, esta devoción, desde su primer movimiento, desde su primera
indicación por parte del Sagrado Corazón, tiene un significado claramente
contrarrevolucionario.
Objeciones a esta devoción
En
un cuidadoso estudio de esta devoción, el profesor Fernando Furquim llama la
atención sobre el hecho de que los distintos movimientos contrarrevolucionarios
que se alzaron en los siglos XVIII y XIX estaban vinculados al Sagrado Corazón
de Jesús. Por ejemplo, los contrarrevolucionarios franceses de la Vendée, los
Chouans, llevaban una insignia del Sagrado Corazón. Esta devoción siempre ha sido
adoptada por los contrarrevolucionarios, inspirándolos y alentándolos, a la vez
que ha sido odiada por los malos.
Es perfectamente correcta la devoción a un órgano específico de Cristo |
¿Qué
han dicho estos enemigos contra la devoción al Sagrado Corazón de Jesús? Primero,
ellos presentan este argumento supuestamente decisivo: “¿Por qué adorar al Corazón
de Jesús ¿Por qué no hacer una hermosa devoción a las manos o a los ojos de
Jesús? Al adorar su corazón, podríamos blasfemar por descomponer a Jesús y
hacer una devoción a cada parte de su cuerpo Por tanto, podríamos tener una
devoción a sus oídos que oyeron todas las súplicas del hombre, a su boca que habló,
a sus manos que bendijeron (sin mencionar que también azotaron a los mercaderes
del Templo). Por lo tanto, no vale la pena esta devoción al Corazón de Jesús”.
También,
ellos van a decir: “Esta es una devoción sentimental. El corazón es el símbolo
de la emoción por lo sentimental. De manera que esta es una devoción
sentimental carente de contenido teológico y no se debe permitir”.
Una devoción promovida por la Iglesia
En
efecto, en muchos de los documentos papales solemnes, sustanciales y magníficos,
la Santa Sede recomendó esta devoción, por ejemplo, la encíclica Inscrutabile Divinae Sapientiae del Papa
Pío VI en 1775. La Santa Sede concedió muchas indulgencias a los que recibieran
la comunión los primeros viernes en reparación por las ofensas hechas contra el
Sagrado Corazón. También se otorgaron indulgencias en las cofradías y
archicofradías que se establecieron en apoyo a la devoción del Sagrado Corazón.
Además,
se aprobó y alentó la construcción de iglesias, altares e imágenes en honor del
Sagrado Corazón. La Iglesia, por tanto, ha aprobado esta devoción
abundantemente y, por lo tanto, tiene todas las razones para merecer nuestra
confianza.
En
cuanto al argumento de que no se puede tener una devoción a cada parte del
cuerpo sagrado de Nuestro Señor, éste no tiene ningún mérito. De hecho, en
nuestras devociones privadas, podemos adorar a Nuestro Señor en sus manos
sagradas; podemos y debemos adorarlo a Él en sus infinitamente expresivos,
elocuentes, regios, instructivos y salvíficos ojos. No hay más que recordar que
fue con una mirada de Nuestro Señor, que movió a San Pedro a arrepentirse de su
triple negación para darnos cuenta que adorar a Nuestro Señor en sus divinos
ojos es sin duda algo que uno puede hacer.
Pero
la Iglesia, que tiene un gran sentido del ridículo y entiende que el ridículo
puede estar a un paso de lo sublime, entiende que las mentes vulgares están
siempre dispuestas a emplear el sarcasmo para degradar devociones como estas a
una parte del cuerpo, las que realmente pueden impresionar a las sensibilidades
humanas. Pero estas devociones no están en contra de la razón, y pueden ser
hechas apropiadamente.
Nuestra Señora adoró el cuerpo de su amado Hijo |
Por
ejemplo, entre las piedras de la Vía Sacra tenemos la que lleva la marca de sus
pies divinos. Es honesto y legítimo a adorar los divinos pies que pisaron la
tierra para enseñar y que fueron cubiertos con el polvo de la carretera con el
fin de instruir, salvar y combatir el mal. Es correcto adorar estos pies que condujeron
al Salvador mientras llevaba la cruz, esos pies manchados de sangre para
nuestra redención, esos pies que llevan las marcas de los clavos de la Pasión.
Una
hermosa manera de adorar a Nuestro Señor Jesucristo es unirnos a los
pensamientos y meditaciones de Nuestra Señora, cuando Nuestro Señor fue bajado
de la cruz, cuando ella sostuvo en su regazo su Sagrado Cuerpo y sangre derramada.
Ella contempló cada parte de ese cuerpo macerado con infinito amor, veneración,
respeto y afecto. Ella consideró los miembros y los adoró en su significado y
función. Ella midió la ofensa contra su divinidad en esas partes flageladas.
Con esto, en definitiva, ella practicó esta devoción, adorando las diferentes
partes del cuerpo de su Divino Hijo.
Por
lo tanto, es sólo una cuestión de conveniencia, un sentido de la apariencia y
proporción, por así decirlo, que la Iglesia promueve la adoración de las muchas
de las partes del cuerpo de Nuestro Señor.
¿Qué es la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?
¿Qué
es exactamente la devoción al Sagrado Corazón? Es la devoción al órgano de
Nuestro Señor, que es el corazón. Pero en las Escrituras, el corazón no tiene
el significado sentimental que tomó hacia finales del siglo 18, y desde luego
en el siglo 19. El corazón no expresa sentimiento.
Cuando
la Escritura dice: “Con todo mi corazón
te he buscado”, (Salmo 119, 10) el corazón aquí es la voluntad humana, el
propósito humano, propiamente dicho, la santidad humana. Por lo tanto, cuando
el profeta dice esto, él que quiere decir, “Con toda mi voluntad te he
buscado”. El Evangelio dice también: “La
Virgen guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lucas 2, 19).
Podemos ver aquí que no se habla de un corazón sentimental, sino de su
voluntad, su alma, que guardaba estas cosas y pensaba en ellas.
El marqués Gral. de la Rochejaquelein usaba en su pecho la insignia del Sagrado Corazón, símbolo de la resistencia católica de la Vendée |
El
corazón es la voluntad y la razón de la persona, ese elemento dinámico que
estudia y reflexiona sobre las cosas. En Nuestro Señor, su Sagrado Corazón es
su voluntad. La voluntad está simbolizada por el corazón, porque todos los
movimientos de la voluntad pueden tener repercusiones en el corazón. Es en este
sentido, pues, que el Sagrado Corazón de Jesús es adorado.
Por
correlación, está la devoción inmensamente significativa del Inmaculado Corazón
de María. El Inmaculado Corazón de María es un santuario en cuyo interior se
encuentra el Sagrado Corazón de Jesús.
Nuestro
Señor prometió una efusión de gracia para esta devoción. El Sagrado Corazón hizo promesas especiales a quienes hacen los nueve primeros
viernes. La más notable de ellas, tal vez, es de que los que hacen los Nueve
Primeros Viernes no morirán sin la gracia de la penitencia final. Esto no
quiere decir que sin duda irá al cielo. Es decir que tendréis una gran gracia
antes de morir, tan grande que se puede tener toda esperanza para vuestra
salvación.
Ustedes
entienden cuán diligentemente la Iglesia se ha esforzado en el pasado para que
esta devoción fuese conocida, apreciada y comprendida por nuestra razón sin
sentimentalismo. Una devoción varonil busca la razón de una cosa y luego ama
esa cosa por su razón de ser. Es, de esta manera, que el hombre fuerte y la
mujer fuerte del Evangelio juzga las cosas piadosas.
Por
lo tanto, debemos reflexionar sobre esta devoción y volcar nuestras almas,
nuestras voluntades, al Corazón de Jesús como la fuente de esas gracias que la
Divina Providencia planeaba dar a los hombres en la época de la Revolución. Es
un medio de la gracia destinado a los tiempos difíciles por venir, esos mismos
tiempos en los que vivimos hoy en día.
Debemos
pedir al Corazón de Jesús, a través de la sangre y el agua que fluyeron de él, que
limpie y restaure el de nosotros. Esta es mi sugerencia cuando mediten y recen
los viernes, y sobre todo en el primer viernes de cada mes, y el viernes de la
Semana de la Pasión.
Termino
recordándoles del soldado que atravesó el Corazón de Jesús con una lanza. Al
hacer este acto de violencia contra el Sagrado Corazón de Jesús, agua y sangre brotó
desde el costado de Nuestro Señor y le cayó en sus ojos. Entonces, los ojos del
soldado, que se estaba volviendo ciego, se curaron inmediatamente y recobró la
vista. Para nosotros, esto es lo más elocuente y significativo.
Esto
significa que aquellos que tienen la devoción al Sagrado Corazón de Jesús pueden
pedir gracias similares, no necesariamente el milagro físico, sino más bien una
gracia para nuestras almas. Si queremos tener el sentido católico, un
conocimiento contrarrevolucionario de las cosas, si queremos percibir cómo la
Revolución y la Contra-Revolución están trabajando alrededor de nosotros y
dentro de nosotros, si queremos conocer nuestros defectos, para comprender el
alma de los otros para hacerles el bien, para tener perspicacia en nuestros
estudios, para tener un buen equilibrio psicológico y curarse de problemas
nerviosos de todo tipo, entonces podemos y debemos recurrir al Sagrado Corazón
de Jesús.
Deberíamos
pedir una gracia que brota de su Sagrado Corazón —como la sangre y el agua que
curó al soldado— que erradicará la ceguera total o parcial de nuestras almas.
Oremos, pues, al Sagrado Corazón de Jesús a través del Corazón Inmaculado de
María, porque ésta es la única manera de obtener las gracias para curarnos de
nuestras múltiples cegueras. Al hacer esto, vamos a hacer una espléndida
solicitud y estar en el camino hacia la obtención de una magnífica gracia.
Publicado
originalmente por TIA
[1] Cf. Marguerite-Marie Alacoque, Vie et oeuvres, Paris-Fribourg: Saint
Paul, 1990, vol. II, pp. 335-337, 343-344, 435-436 Saint of the Day, March 4,
1965
Etiquetas:
Piedad,
Plinio Correa de Oliveira,
Sagrado Corazón
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