miércoles, 26 de agosto de 2009

La personalidad del Carlomagno

Comentario de Plinio Corrêa de Oliveira

Extracto histórico de la Historia Universal de Juan Bautista Weis:
Einhard nos da descripción de Carlomagno: “El era grande, fuerte y de elevada estatura, aunque no desproporcionadamente alto (siete pies de altura). Su cabeza era redonda y bien formada, sus ojos muy grandes y vivaces, su nariz un poco larga, su cabello blanco y su rostro jovial. Su apariencia era siempre majestuosa y muy digna, sea que estuviese de pie o sentado… Su modo de andar era firme, todo su porte varonil y su voz clara.”[1]
Esta figura heroica estaba poseída de un espíritu jovial. El Monje de San Gall relata que todo aquel fuese triste y perturbado ante la presencia de Carlomagno se iba sereno sólo por el efecto de su presencia y algunas pocas palabras. La frescura y honestidad de su naturaleza fortalecía a todo aquel que se asociase a él. Su majestad no tenía ninguna arrogancia rígida ni ninguna desconfiada reserva; antes bien, la tranquila grandeza de su personalidad dominaba todo su alrededor, y, no obstante, era modesto y reservado.
[1] Einhard, Life of Charlemagne, (New York: Harper and Brothers, 1880), pp. 56-7.
La terrible impresión que causaba en los corazones de sus enemigos como guerrero al frente de su ejército la describe el Monje de San Gall:
“Entonces, uno podía ver el Carlomagno de hierro con su cabeza cubierta casco de hierro, sus brazos cubiertos de armaduras de hierro; en su mano izquierda llevaba una lanza de hierro y en su derecha su siempre victoriosa espada de acero. Sus músculos estaban cubiertos de armaduras de hierro, y su escudo hecho de hierro puro.”
“Cuando aparecía, los habitantes de Pavía gritaban de miedo: ¡Oh, el Hombre de Hierro! ¡Oh, el Hombre de Hierro!”

Este Hombre de Hierro tenía un corazón profundamente sensible. Carlomagno lloraba como un niño ante la muerte de un amigo. El vencedor de 100 batallas mostraba un cuidado paternal por los pobres. El hombre cuyos pasos hacían temblar a toda Europa y por cuyas grandes campañas un millón de hombres fueron conquistados por el más tierno de los padres, que nunca pudo cenar sin la presencia de alguno de sus hijos.
Fue su religión la que le dio el noble impulso de su fuerte y fecundo espíritu y le confirió la gloria de su poder. Y bajo su protección puso a los pueblos que su espada había vencido.[1]
[1] Historia Universal, Edición Española, vol. IV, pg. 790.
La magnífica estatua de Carlomagno, Roland y Olivier frente a la Catedral de Notre Dame en París
Comentario del Prof. Plinio:
Este magnífico retrato de Carlomagno me inspira dos comentarios diferentes.
El primero se refiere a Carlomagno mientras vivía; el segundo, su papel después de su muerte.
Considerando a Carlomagno durante su vida, uno se da cuenta que él fue una obra maestra de la Divina Providencia en el que Dios se complació en manifestar su gloria por la belleza y armonía. Con esto, Dios se complació en brillar con-naturalmente en él.
A menudo Dios quiere celebrar la supremacía de las almas grandes y poderosas sobre los cuerpos pequeños por el contraste: el alma parece ser casi independiente del cuerpo.
En otras ocasiones es lo contrario. Dios hace a hombres con cuerpos colosales y con inteligencias más pequeñas que se hacen conocidos por sus virtudes, demostrando que la grandeza del cuerpo no es nada sin la grandeza moral. Se dice, por ejemplo, que San Cristóbal era de enorme estatura y muy fuerte, pero muy simple de mente, muy ingenuo, incluso un poco retrasado. No obstante, de este hombre con una fuerza física súper abundante y una capacidad intelectual insuficiente, Dios hizo una obra de arte cuya rectitud de espíritu y gran fuerza corporal sirvió con encanto al Niño Jesús.
En Carlomagno, Dios puso la perfección en todo. En él, no vemos la belleza del contraste, sino la belleza de la armonía, de la coherencia en todas las cosas: una gran inteligencia animando un cuerpo grande; un gran cuerpo que refleja la inmensa grandeza de un alma que pudo llevar a cabo una obra colosal, alcanzar una alta virtud y dejar una gran memoria. La grandeza en todo fue la característica de Carlomagno.
Permítanme considerar aquí solo un aspecto: Carlomagno como guerrero. En la guerra de ese tiempo, donde la pólvora y el equipamiento técnico moderno no estaban presentes, la fuerza física de un guerrero era muy importante. Entonces, bien armado – y cubierto de hierro – aparecía en la batalla contra sus enemigos como un tanque de nuestro tiempo. El era una especie de tanque humano, atravesando y devastando a sus enemigos con su estupenda espada que nunca se quebró ni nunca falló. Cuando avanzaba, cortaba y destruía a los enemigos, dejando detrás de sí una estela a través de la cual sus hombres podían seguirlo.
De la descripción que fue leída (arriba), podemos imaginar a Carlomagno en batalla. Un hombre alto, de edad avanzada, pero todavía vigoroso, cabello blanco, ojos de acero, músculos fuertes, todo cubierto de hierro, montado en un caballo que también está con muchas ganas de atacar al enemigo. El es el padre de su pueblo, que toma sobre sí grandes riesgos para favorecer a todo el pueblo y que avanza dirigiendo a su pueblo rumbo a la victoria. Este era el hombre a quien los habitantes de Pavía veían avanzando contra ellos y que los hacía gritar de miedo: “¡Oh, el Hombre de Hierro! ¡Oh, el Hombre de Hierro!”
Sí, él era un Hombre de Hierro, pero más importante que eso él era un hombre que inspiraba un nervio de hierro en los guerreros que luchaban por él y con él. Cuando él estaba presente, todos los presentes se convertían en guerreros de hierro, y el ejército de un Emperador de Hierro fue un ejército de hierro. El fue más que un simple combatiente, él era la fuente de la combatividad en todo el ejército. El fue el hombre que luchó contra los agresores injustos del Reino de los Francos y de la Santa Iglesia Católica, de la que era el defensor.
Copa y plato de oro carolingio con incrustaciones de perlas y piedras preciosas
Terminada la batalla, el Emperador regresa al campamento cubierto de gloria, pero también cubierto de polvo, sudor y sangre. El va a su tienda y se quita el casco, algunos asistentes van junto a él y lo ayudan a quitarse su armadura. Se lava y va a comer. Podemos imaginarnos la mesa Carolingia: un tronco de madera cubierto de telas preciosas, sobre ella hay una copa de oro de forma primitiva con incrustaciones de piedras preciosas toscamente cortadas que la hacen brillar. Carlomagno pide vino y bebe uno o dos copas llenas, porque un hombre de naturaleza tan poderosa, bebe naturalmente con todo el corazón. El come, bebe, hace una revisión sin pretensiones de la batalla, agradece a la Virgen por la victoria y se retira a dormir.
El descansa en su enorme cama. Su descanso es comunicativo. Cuando Carlomagno duerme en su tienda, qué tranquilidad fluye hacia todos los que lo rodean, y de ahí se propaga en círculos concéntricos para llegar a todos los guerreros que también están descansado. Incluso en su sueño, él es el ángel de la guarda de todo el ejército que duerme. Cuán apacible es para un ejército saber que es comandado por un Emperador que es un gigante llamada el Hombre de Hierro.
El despierta y su día comienza en el campamento. Recibe a las personas que quieren hablar con él. El es amable, tranquilo, accesible, trasmitiendo su alegría y bondad para todos. El es la fuente de contentamiento de todo el campamento. El es al mismo tiempo la torre fortificada que protege a todo el mundo y la fuente de agua dulce de la que todos pueden beber. Todos quieren tomar un poco de su presencia. Así, Carlomagno es la alegría de todo el campamento el deleite del Reino de los Francos.
Carlomagno rezando en su tienda en muchas de sus campañas
Imaginemos que tres o cuatro Obispos católicos, sabiendo que Carlomagno está en la zona, se presentan ante él, para hablar con el Emperador, de pedirle algunos favores. Porque ellos conocen la fama de Carlomagno como defensor de la Iglesia, ellos no sienten ningún sentimiento de competir con él en su papel de jefe de la esfera temporal. Ellos sienten, estima, respeto y afecto. Ellos saben que son príncipes de la Iglesia de Dios, y por esta razón, Carlomagno es sólo un simple fiel delante de ellos. Pero también sabe que Dios había escogido a ese hombre como Profeta para guiar y proteger los intereses de la Iglesia y la Cristiandad y darle a Él la victoria.
Ellos se le acervan con toda seguridad sabiendo que el Emperador no cuestionará sus prerrogativas, sino que los tratará con el debido honor y respeto. Ellos también saben que pueden pedir lo que quieran – desde una cruzada hasta la construcción de un hospital – y que el Emperador les dará lo que pueda.
Podemos imaginarnos como esos hombres se presentaban, graves, dignos, serenos. Cuando llegan, el centinela hace una profunda reverencia, todos dejan de hablar y se vuelven a mirarlos. Alguien anuncia: “Los Obispos de la Santa Iglesia de Dios han llegado, ellos desean hablar con el Emperador.” Otra persona va a anunciar su llegada a Carlomagno.
La corona del Sacro Imperio Romano
El levanta su inmensa figura y recibe a los Obispos de pie. Se intercambian saludos. Carlomagno los invita a sentarse: “Mis Señores y Padres, ¿qué es lo que desean? – “Nos gustaría esto y aquello.” Carlomagno atiende sus pedidos, y les da un poco más de lo que le piden. Satisfechos, ellos se retiran. El ejército levanta el campamento y se traslada a otra batalla o regresa a Aix-la-Chapelle, por un período de descanso y tranquilidad.
Este es el gran Carlomagno: una especie de luz que intensifica el color de todo lo que lo rodea. Ante él, los Obispos se sienten más Obispos, sus hijos se sienten más hijos, las almas alegres son más alegres, los guerreros son más guerreros. Hay en él una fuerza propulsora que no es apenas un poder físico, sino también es una fuerza mental de una gran alma y, más que eso, una irradiación de gracias que emanan de él. Esto lo convierte en la fuente de vida y alegría de todo el Imperio.
Permítanme decir unas pocas palabras del rol de Carlomagno después de su muerte. Después de su muerte, muchos Obispos comprenderán mejor su propia misión, porque ellos serán formados por Obispos que conocieron a Carlomagno. Muchos guerreros serán más perfectos guerreros porque ellos conversarán y serán formados por caballeros que habían visto a Carlomagno luchando en una batalla. En muchas cortes, el esplendor será mayor porque hablaran sobre la magnificencia Carolongia y de la obra del gran Emperador. Muchos Emperadores serán más majestuosos y muchos Reyes comprenderán mejor su señorío porque la cálida irradiación de la presencia de Carlomagno podrá todavía sentirse allí.

domingo, 23 de agosto de 2009

Elogios indiscretos del Vaticano

Mons. Joao Clá "El Ecléctico"
publicado originalmente en La Reacción Católica


Es viernes 15 de agosto. La novel Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en Sao Paulo, Brasil, está repleta. Misa solemne para la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción. Pero .... no es solamente a la Santísima Virgen a quien veneran los presentes. Joao Scognamiglio Clá Dias, discípulo durante décadas del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira y fundador, a su muerte, de los denominados “Heraldos del Evangelio”, ha consentido en que la fiesta litúrgica sirva dignamente a la celebración de su cumpleaños número setenta. El Vaticano también ha querido estar presente. De acuerdo a lo noticiado por la agencia Zenit (17 de agosto del 2009), el Cardenal Fran Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, no solo presidió (como se dice ahora) la misa (según el nuevo ordo), sino que además entregó a Joao Clá la Cruz "Pro Ecclesia et Pontífice" concedida por Benedicto XVI.

Como se sabe, la condecoración "Pro Ecclesia et Pontifice" fue instituida por el Papa León XIII en 1888 para distinguir a sacerdotes o laicos por sus grandes servicios al Papado y a la Iglesia. Nos imaginamos que los títulos concretos que hacen merecedor de tal condecoración son muy altos. Y que, por eso mismo, al conceder esta condecoración a Joao Clá el Vaticano ha querido simbolizar con singular solemnidad sus agradecimientos por importantes servicios prestados.

No alcanzamos a discernir cuanto sabe Benedicto XVI de todo esto. Porque el discurso del Cardenal Fran Rodé fue más allá del galardón y elogió a Joao Clá en términos tales que equivalen a una “canonización” en vida del festejado. La Cruz "Pro Ecclesia et Pontífice", que de suyo es ya una singularísima honra, palideció ante las más espectaculares palabras del Cardenal Rodé. De hecho, el Purpurado agradeció a Joao Clá en más de diez ocasiones sus servicios a la Iglesia. Lo extraño es que tales agradecimientos no aluden a hechos concretos, sino que tejen un catálogo de virtudes abstractas, una auténtica apoteosis del galardonado, en las que uno no sabe si está en presencia de una especie de santificación ad extra decidida (sin competencia canónica) por el Prefecto de la congregación vaticana, o frente a una indiscreta expresión de sentimientos oficiales por servicios prestados que no se indican. Y que al llegar a su climax se formulan en frases parabólicas que recuerdan el estilo semítico de la literatura profética sagrada, en donde el hagiógrafo es ahora el Cardenal Rodé y el profeta resulta ser Joao Scognamiglio Clá.

Proezas muy heroicas ha de haber realizado el Sr. Clá para que el Cardenal Rodé se dirija a él con las siguientes locuciones: “instrumento dócil y clarividente del Espíritu Santo”, “héroe de la nueva caballería”, “perteneciente a la estirpe de los héroes y de los santos”; “oyente atento de lo que el Espíritu dice a la Iglesia”; varón de “santa audacia, ... de amor apasionado a la Iglesia, .. de espléndido ejemplo de vida”; “perseverante en seguir la inspiración divina”; “devoto caballero apostólico de la Reina de los Apóstoles”; “toda la Iglesia le está agradecida”.

A juzgar por la apología del Cardenal Rodé se diría que Joao Clá es esa lámpara que ha estado oculta bajo el celemín, de la que habla el Evangelio, y que ahora, en su cumpleaños número setenta, sectores del Vaticano han querido honrar. Con algo de ironía por parte de los hechos, pues un cumpleaños no es un aniversario religioso sino que puramente humano y laico..... Pero más allá de los detalles (nos podríamos detener en muchos pero a costa de la paciencia de todos), ¿cuáles son los servicios que le han merecido en vida a Joao Clá tan exuberante reconocimiento de parte del Cardenal Rodé?


1) Ciertamente no ha sido su pasado. El Prefecto de la congregación vaticana no está reconociendo en Joao Clá sus vínculos de discípulo del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira y de socio de Tradición, Familia y Propiedad, aun cuando durante décadas formara en el interior de esta última institución las bases de la que saldrían en el futuro los “Heraldos”.

Es notable al respecto que después de la muerte del Dr. Plinio el año 1995, Joao Clá borrara de su biografía oficial (http://www.joaocladias.org.br/) aún el nombre de su antiguo maestro y amigo, así como su identificación con Tradición, Familia y Propiedad. Ahora el largo período de existencia en que Joao Cla estuvo unido al Dr. Plinio ha sido rebosado con eufemismos que evitan nombrar oficialmente a su Maestro. No sé de quién ha sido la iniciativa de este ejemplar gesto de “santa audacia” de Joao Clá, si del Vaticano o del galardonado. Pero a ambos les conviene callar el nombre del Dr. Plinio, y las alabanzas mutuas que cubren un pesado silencio están ahí como elocuente testimonio de lo que es la “nueva caballería” entendida a la luz del Concilio.

2) Tampoco es probable que el galardón y reconocimiento sean otorgados a Joao Clao por su presente, por su trayectoria en la vida sacerdotal. Sería ridículo hasta pensarlo. Joao Clá fue ordenado sacerdote recién el 15 de junio de 2005. Su experiencia sacerdotal se reduce a cuatro años.

Se me dirá que Mons. Joao Clá es una síntesis de su presente (sacerdote conciliar) y de su pasado (discípulo del Dr. Plinio). Prueba de ello es que en su discurso de agradecimiento por la condecoración recibida nombró al fin al Dr. Plinio. Sí. Mal que mal después de años de silencio sería impresentable que no lo hiciera. Pero lo hizo, observo, no sin cierto desdén para un tal “líder” llamado “Plinio Correa”..... Lo hizo deformando objetivamente su recuerdo. La postura del Doctor Plinio frente a los Papas posconciliares fue de resistencia respetuosa pero pública desde el año 1974, en la misma medida en que los Pontífices toleraban, garantizaban o activaban la autodemolición de la Iglesia. La postura de Mons. Joao Cla, en cambio, es de adhesión “incondicional” (figura que, por cierto, no existe en la doctrina católica) a estos Pontífices, como si la lucha en defensa de la Iglesia no fuese su lucha.

3) La homilía del Cardenal Rodé hace alusión al movimiento religioso que ha formado Mons. Joao Clá: los “Heraldos del Evangelio”, institución que, según ha predicado el alto dignatario eclesiástico, representa algo así como la nueva caballería de la Iglesia, análoga a aquella imaginada por San Bernardo de Claraval, pero para el siglo XXI. Sin embargo, la profesión plena de la ortodoxia (no hay otro tipo de profesión) no es la que aparentemente se desea para dicha caballería, al menos si se tiene en cuenta que a la par de San Bernardo, el Cardenal Rodé cita como modelos a Simone Weill, Hans Urs von Balthasar, Dostoiewski y al santo Cura de Ars. Una galería espléndida de literatos junto a místicos. ¿Qué más se podría pedir en el aniversario de Mons. Joao Clá, que gusta tanto de la estética y ha hecho de su grupo, desde cierto punto de vista, un compacto equipo de combatientes por la estética (yo mismo gusto de escuchar sus interpretaciones del canto gregoriano. De Haendel, debo confesarlo, me cuesta más)?

Pero tras la estética, siempre están la teología, la metafísica y la ética. Y así es como detrás de los literatos invocados por el Cardenal Rodé como puntales de los elogios a Mons. Joao Clá nos aparece una representante neta de la heterodoxia (Simone Weill) y otro del pseudo catolicismo místico (Balthasar). Ambos entonando un mismo coro con una sola voz junto a San Bernardo y al santo cura de Ars. ¿Qué mejor regalo entonces que el eclecticismo teológico y metafísico del dignatario vaticano para Mons. Joao Clá? ¿No es el ex discípulo del Dr. Plinio un modelo del ensamble ecléctico? ¿No es acaso un no-Plinio, un breve anti-Plinio, o si se quiere un nuevo De Gasperi esta vez clérigo?

4) Mirado a fondo todo este asunto es probable que lo que el Vaticano realmente esté premiando en la obra de Joao Clá –“la condecoración con la que el Santo Padre ha querido premiar vuestros méritos”- no sea la obra misma, los Heraldos, sino el talento para operar dentro de ella, para dirigirla y para encausarla. En otros términos, el Vaticano está sumamente agradecido de Joao Clá por su talento ecléctico que le ha permitido transformar gran parte del legado contra-revolucionario del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en un irreconocible esteticismo romántico con apariencias tradicionales al servicio de la jerarquía eclesiástica comprometida con el Concilio Vaticano II.

5) Desde una perspectiva política, es claro que Mons. Joao Clá representa, para los sectores del Vaticano más apegados a las reformas conciliares, una hábil y preciosa estrategia. De ahí el premio y el encomio a su figura, más allá de las intenciones personales que no nos compete ni conocer ni juzgar.

Monseñor Joao Clá ha logrado apagar en todos sus seguidores la llama Contra-Revolucionaria que en torno a la personalidad profética del Dr. Plinio se había alimentado, especialmente frente al progresismo dentro de la Iglesia. Y a las nuevas generaciones deseosas de tradición las está conduciendo mediante una estética pre-conciliar a los brazos demoledores de la cosmovisión pos-conciliar progresista. Los antiguos guerreros con vocación de león se han transformado en corderos. Los estandartes de la tradición han sido abatidos.

5) Dígase de paso que en estos tiempos posconciliares, no se exigen muchos requisitos para convertirse en modelo de santidad. Los promotores del actual proceso de beatificación de Alcide de Gasperi, icono de la defección católica en la política italiana y europea, parece que esperan pronto verlo en los altares. A pesar de la oposición de intelectuales católicos tan sensatos como Carlo Francesco D´Agostino. ¿Será que a este paso –de no mediar una acción purificadora de Dios- veremos pronto a Alcide de Gasperi como santo universal de los demócratacristianos y en el futuro a Mons. Joao Clá como santo de los eclécticos?
Oremos a la Santísima Virgen, Reina de la Historia, que haga oir su voz

viernes, 21 de agosto de 2009

La Contra-Revolución desde la perspectiva de Fátima – 2ª Parte

por Plinio Corrêa de Oliveira
Hoy vivimos en un mundo oprimido bajo el aplastante peso de sus propios pecados. En 1917, la Virgen predijo las calamidades que le esperan al mundo moderno. En un determinado momento, este colapso vendrá a menos que haya una conversión general. La magnitud y el aspecto público de esos pecados junto con la negativa del mundo a atender los pedidos de Nuestra Señora constituyen las bases de esta tragedia. Debemos prepararnos para la tragedia que se cierne sobre el mundo moderno. Tenemos que enfrentar esta perspectiva, y luego confiar en la Virgen porque, en un sentido muy real, esta tragedia es, sobre todo, su tragedia, ya que le toca a ella de manera más profunda que a cualquiera de nosotros.
Es su tragedia porque Ella es una verdadera Madre que se apareció a sus hijos para advertirles de un castigo y de la marea de pecados que habían llegado a lo inadmisible. Ella enseguida les predijo la llegada del comunismo y la difusión de los errores de Rusia en todo el mundo. Una de las cosas que la Virgen señaló específicamente fueron las modas inmorales. Si comparamos las modas de 1917 con las que vemos hoy en día, podemos entender cuán lejos se ha descendido en la infamia.
Muchas partes de las profecías de Fátima se han cumplido. Hoy en día, ninguna parte del mundo está inmune de la influencia del comunismo que procede de Moscú. Todos ya conocen la historia de Fátima. ¿Quién no ha oído hablar del milagro del sol, que fue una manifestación simbólica de la magnitud de los castigos que vendrán si el mundo se niega a escuchar sus advertencias?
En 1917 la Virgen advirtió contra una inundación de modas inmorales. En la foto: jóvenes de hoy en una vigilia papal en Baltimore
Esta tragedia de la Virgen es la tragedia de una Madre de familia que protege, favorece y muestra afecto a sus hijos descarriados. Cuando sus peticiones son desatendidas, ella los amenaza con el castigo, como lo hizo en Fátima. Es un apelo a la justicia para aquellos que no prestan atención a sus advertencias. En cambio, para aquellos que lo escuchan, es la promesa de la restauración de un nuevo orden de cosas, un nuevo Reino en el que Ella será la Madre amorosa y nosotros sus hijos y servidores.

Compasión por Nuestra Señora
¿Cuál es la actitud correcta que debemos tomar frente a este panorama?
Una cosa es invariable. Todos los padres se preocupan de sus hijos y de su familia; se preocupan y se inquietan sobre su futura perseverancia y fidelidad. Podemos decirles que esto es natural y razonable. Creemos que la Virgen tendrá misericordia de ellos y de sus hijos. Pero vayamos un paso más allá.
Con respecto a ellos y a nosotros, ¿no deberíamos nosotros actuar también con misericordia para con Nuestra Señora? Sobre todo nosotros, que somos contra-revolucionarios, consagrados a Nuestra Señora y dedicados a su causa, ¿no deberíamos también tener para ella compasión de sus dolores y sufrimientos? ¿No deberíamos tener simpatía por ella al ver la crisis de la Iglesia y del mundo moderno? ¿No es el dolor que ella sufre mayor que el de todos nosotros juntos? San Luis de Montfort dice que Nuestra Señora nos ama a cada uno de nosotros – incluso el menos importante de todos – con un amor mayor que el de todas las madres del mundo por todos sus hijos. ¿No deberíamos abrir nuestros ojos y atender sus necesidades y suplicas a cambio? ¿No deberíamos tratar de abrir nuestros ojos a la depravación del mundo moderno?
San Luis de Montfort (1673-1716) describe su tiempo como una época de iniquidad. Desde entonces, hemos experimentado una verdadera avalancha de males: la Revolución Francesa, la Revolución Comunista, y el nuevo monstruo de la 4ª Revolución, trayendo consigo la virtual disolución de la sociedad. ¿No es hora que debamos dejar de engañarnos sobre la supuesta normalidad y bondad de quienes nos rodean y participan en esta infamia? ¿No deberíamos sentir más horror por la magnitud de la ofensa que está siendo cometida contra la Iglesia, contra la Civilización Cristiana? Frente a todo esto, ¿no deberíamos tener compasión por la Virgen, ella que estuvo al pie de la Cruz sola, llorando, la Madre de la Angustia y la Tristeza?
Debemos tener compasión por la Virgen que sufre al ver la crisis del mundo y de la Iglesia
Ella lloró al pie de la Cruz a causa del terrible crimen que se estaba cometiendo contra su Divino Hijo. Ella también lloró por las ignominias e ingratitudes del mundo hasta el fin de los tiempos frente a este sacrificio infinitamente precioso de su Divino Hijo. Ella lloró por los pecados de nuestros tiempos. Ella quiere que tengamos compasión por su dolor y su tragedia, no apenas por nuestros propios sufrimientos y tragedias. Nuestras tragedias personales son reales, ¿pero un buen hijo no debiera sufrir más al ver a su madre que sufre en sus propias desgracias?

Salvar nuestra alma no es suficiente
No es suficiente para nosotros tener como ideal de nuestras vidas sólo salvar nuestras almas y la de nuestros hijos. Esto es legítimo, santo e indispensable. Como dice San Pablo, ¿de qué le vale al hombre ganar el mundo si pierde su alma? No podemos elogiar suficiente los esfuerzos de un hombre para salvar su propia alma y la de los miembros de su familia.
Pero también tenemos que ver el deber que tenemos en frente de la totalidad de la gloria de Dios, en frente a los sufrimientos de Nuestra Señora, frente a la invitación que Ella nos hace de sufrir con Ella y de luchar por Ella. Aquellos que luchan por Ella, tomando una posición contra-revolucionaria, deberían esperar ser calumniados y maltratados por amarla a Ella.
Todos queremos abundantes gracias para nuestras almas y las almas de nuestros hijos y familiares. Entonces, una buena manera de obtenerlas es preocuparse por los demás, comprometerse en la más grande lucha por la Iglesia Católica, de manera que las almas de muchos otros se salven también. Cuando contribuimos a la salvación y progreso de toda la causa católica, nuestras almas progresan. Esto significa que debemos luchar para vencer este asalto satánico llamado Revolución y para apoyar y estimular las gracias que la Virgen quiere dar para establecer su Reino.
No debemos olvidar esas gracias que obran conversiones. El hombre no puede hacer ningún acto bueno sin la asistencia de la gracia de Dios. Cuando una acción es hecha por amor de Dios, cuando el motivo es sobrenatural, la persona que realiza esa acción, debe haber recibido una gracia.
Ahora, cuando hacemos las buenas acciones de hacer sacrificios para luchar por la Contra-Revolución, es porque hemos recibido una gracia. Por lo tanto, es Dios quien nos llama para esta causa. Es una elección gratuita y una gracia. Si somos llamados a esta lucha, entonces somos llamados a participar de las tropas de elite intelectuales y espirituales de Dios. Para esta misión sólo es necesario ser elegidos por Él y no tener títulos ilustres o cualidades brillantes.
Esta lucha es específicamente una obra sobre la opinión pública. Somos, entonces, socios en una lucha, y no deberíamos preocuparnos de las rizas y ridículos del mundo. Tenemos que ser los que van con entusiasmo a la lucha enfrentando cualquier obstáculo hacia el objetivo final.

La opinión pública y la defensa del Reino de María
El Reino de María vendrá. Vamos a ver el comienzo de otra fase de la Historia. Esto exigirá un tipo de lucha diferente para defender el orden tan costosamente ganado. En aquellos días que vendrán, tendremos que estimular a aquellos que sean débiles en resistir las nuevas tentaciones que surgirán.
La Revolución y la Contra-Revolución, dos mentalidades en oposición irreconciliable
Alguien puede preguntar: ¿Qué es esta cosa enigmática llamada opinión pública, que es nuestro campo de batalla? Se trata de un choque de mentalidades, una colisión entre nuestra manera de ser y de pensar contra-revolucionaria y los ambientes revolucionarios. En este choque, el lado opuesto está listo para ir a cualquier extremo o utilizar cualquier táctica para hacernos seguir la vía revolucionaria y ajustarla en la mayoría. De nuestro lado, queremos influenciarlos para que sigan nuestra vía, la vía de la Contra-Revolución.
Por lo tanto, tenemos dos fuerzas antagónicas en juego, la Revolución y la Contra-Revolución. Tenemos dos conjuntos de valores y principios en oposición irreconciliable. Hoy, en este choque, todo el que se atreva a actuar de manera diferente o se desvíe de las ideas revolucionarias que prevalecen es y será objeto de una persecución implacable.
Sin embargo, la presencia de una sola persona que, con toda convicción, se opone al ambiente, estilo o ideas revolucionarias, hace que todos los demás se sientan incómodos. El rompe el consenso. El efecto de un rostro adusto en una fiesta, a menudo mata la fiesta. De la misma manera, el efecto de quien se niega a acompañar la euforia de un ambiente revolucionario pone un freno en la atmósfera general. Este es un punto muy importante que recordar: la Revolución no soporta la oposición; esta vive teniendo la unanimidad de su lado.
Además, la presencia de la Contra-Revolución en cualquier panorama revolucionario, abre un nuevo polo de atracción. Abre nuevos horizontes en las mentalidades de aquellos que no están totalmente convencidos acerca de las maneras de ser revolucionarias. Produce una fisura en el aparente apoyo monolítico a la mentalidad revolucionaria. Este es el primer paso para acercar a nosotros todo un sector del público que estarán interesados en los ideales contra-revolucionarios. Este sector puede llegar al punto de adoptar nuestras maneras de ser y de actuar, que son los de la cultura romana católica.
La primera condición para mover exitosamente a la opinión pública, es que nosotros no nos avergoncemos o preocupemos de que se rían, nos persigan o ridiculicen. Debemos ponernos de pie e interrogar a la Revolución y presentar nuestros argumentos frente a sus sonrisas y ridículos. Tomando esta postura valiente, también abrimos las puertas para encontrar a aquellos que están dispuestos a ser contra-revolucionarios y participar en esta lucha por Nuestra Señora hasta el final del camino.
Lo que es necesario para este momento de la historia son almas que respondan al llamado de la Virgen, almas que se lancen en cuerpo y alma en la lucha, la Contra-Revolución y el trabajo sobre la opinión pública.

martes, 18 de agosto de 2009

La cara oculta de la Revolución Francesa

El Libro Negro de la Revolución Francesa

De la persecusión religiosa al Terror judicial; de la guerra civil a la destrucción de las obras de arte, "El Libro Negro de la Revolución Francesa" revela lo que los manuales escolares nos han ocultado.

Cómo los tiempos pasan! Hace ya casi veinte años que celebramos la Revolución Francesa. Actualmente desde el punto de vista de los aniversarios estamos en pleno Imperio: si Napoleón está presente en todas las librerías, el hombre del 18 brumario ya no es celebrado oficialmente. ¿Pero de cierta manera no pertenece el Consulado y el Imperio al gran ciclo abierto en 1789? Entretanto, ha aparecido El libro negro de la Revolución Francesa. Un auténtico acontecimiento. Se trata de una suma impresionante de 882 páginas que refresca nuestra memoria.
Septiembre de 1792 :.. 1400 personas -detenidos políticos- son masacrados en París por los agentes de la Revolución. Mientras tanto, elaboraban las Declaraciones de derechos humanos ....

En 1989 la Revolución no era ya la Marianne apuesta a la que nadie en el mundo debía resistir. La sombra de la Revolución bolchevique había hecho dudar de sus atractivos. Con su desfile colorido del 14 de julio, el publicista Jean-Paul Gaude había intentado insuflarle una nueva juventud. Sin embargo, el mismo año, la caída del muro de Berlín de golpe transformaba en añeja la idea misma de "esperanza revolucionaria"...
Principalmente desde hace veinte años, una revisión radical de parte de los historiadores ha empañado gravemente la reputación de esta vieja gloria. Desde los años sesenta, Francois Furet, un hombre de izquierdas que adhirió al liberalismo, había hecho una brecha en el catecismo revolucionario de Soboul y los historiadores marxistas. Después de una larga reflexión, concluyó, justo antes de las celebraciones, en su Diccionario crítico de la Revolución Francesa, publicado en 1988, que el proceso revolucionario, en el nombre de la "soberanía indivisible", llevaba en sí los gérmenes del terror. Si la Revolución no era el "bloque" que había querido imponer Clemenceau a los Republicanos de la III República, el episodio sangriento no era solamente un resbalón a la deriva..
Entre la pléyade de autores que han contribuido al Libro Negro de la Revolución Francesa se encuentran numerosos historiadores de renombre que han participado en los últimos decenios en la "deconstrucción" de la mitología revolucionaria -Pierre Chaunu, Jean-Christian Petitfils, Jean de Viguerie, Jean Tulard o Emmanuel Le Roy Ladurie- , para no citar más que algunos; pero también excelentes plumas como Reynald Secher, Jean Sévillia, Jean des Cars o Frédéric Rouvillois. Cada uno de los artículos tienen un valor innegable y el trabajo en su conjunto se caracteriza por su riqueza y su altura de miras.
La primera parte, centrada en los hechos, trata de materias tan diversas como la soberanía, la iconografía, la herencia del terror, el 14 de julio, la divisa "libertad, igualdad, fraternidad", el vandalismo, la persecusión anti-religiosa o Saint-Just, objeto de fascinación por parte de ciertos fascistas.
Desde sus inicios la Revolución ha suscitado una intensa reflexión y ha sido objeto de muchas generalizaciones. De ahí el interés de la segunda parte, de gran originalidad, que trata del impacto de esta crisis en los espíritus. Entre los autores estudiados figuran los contra-revolucionarios, aunque no únicamente: Joseph de Maistre, Rivarol, Malesherves, Chateaubriand, Balzac, Baudelaire, Augustin Cochin, Maurras, Bainville, Péguy, Nietzsche, Hanna Arendt.
El genio literario o filosófico ha encontrado en la Revolución Francesa un objeto a su medida. Es de una crítica radical a la modernidad. Es por ello que la tercera parte presenta una antología de textos inéditos o poco accesibles.

Destruid la Vendée!.

"Destruid la Vendée" (Barrère, julio de 1793); "La Vendée debe convertirse en un cementerio nacional" (Turreau); "Serán todos exterminados" (Carrier); "Esa raza es maldita" (Lequinio). De hecho, la población vendeana sufrió un intento de erradicación espantosa. Prisiones, campos de trabajos forzados y barcos prisiones que se echaban a pique. Para acelerar los procesos se recurría a la guillotina o a los fusilamientos masivos y a los ahogamientos. Mujeres y niños no escapaban a la carnicería. Los revolucionarios mismos relataron las peores atrocidades. Sobre una problación estimada de 815.000 personas, la Vendée perdió al menos 117.000 miembros, consecuencia de un "populicidio", cuyos métodos inspiraron en el siglo XX a Lenin y a Pol Pot.
¡Cómo nos han mentido! Cerca del 80% de las víctimas de la guillotina pertenecían al pueblo...

La ambición de este Libro Negro no es "manchar" la Revolución Francesa, sino hacer hablar a los hechos. Son de una violencia increíble. Desde el punto de vista humano, financiero, económico o internacional, el balance es muy penoso. Pero, como subraya Pierre Chaunu, la pérdida en inteligencia y en capacidad creadora fueron, en proporción, para Francia, aún más elevada. En términos de poder, ella se vió debilitada de manera durable.
Es muy revelador que Le Cerf, una editorial católica de reputación universitaria, sea el origen de este proyecto, y que el editor, Renaud Escande, sea un (joven) religioso dominico. Como si un tabú o una inhibición hubiera saltado de la esfera eclesiástica a propósito de ciertas materias.
La Iglesia católica, es verdad, ha pagado un penoso tributo con la persecusión anti-religiosa, que fue de una extrema crueldad. De ella perecieron ocho mil sacerdotes, religiosas y religiosos, y muchos millares de laicos. Precisamente uno de los intereses de este libro es dar un esclarecimiento espiritual (una obra reciente se titula asimismo los orígenes religiosos de la Revolución Francesa). Otro signo de una evolución de mentalidades: el artículo del filósofo Michäel Bar-Zvi, muy crítico sobre la ambiguedad de la Revolución Francesa respecto de los judíos.
El Libro negro de la Revolución Francesa es como un eco o un prolongamiento de la obra que tanto ruido hizo hace algunos años: El Libro negro del comunismo. Los historiadores que dirigió Stéphane Courtois participaron ahora con un artículo notable sobre la Revolución Francesa como "inspiradora de la Revolución de Octubre". El modelo original explica por qué el descrédito y la caída del comunismo salpicaron bajo la forma de sospecha sobre la Revolución Francesa. De ahí viene la crisis moral e intelectual de la izquierda francesa, pues ella ha quedado sin salida.
En Francia, la Revolución ha quedado vinculada a la memoria nacional, pero de una manera edulcorada (...) Parece que nuestra Revolución, que en su tiempo fue vector de lo universal, ha devenido en una excepción francesa (...) Y es que al contrario de la política revolucionaria de la tabla rasa, nuestra herencia, en su profundidad y complejidad, es lo que es hay que saber reconquistar.

El vandalismo revolucionario

"Qué palabras -escribe Alexandre Gady- podrían expresar la emoción de la fisonomía de una Virgen con un niño del siglo XIII destruida a golpes de martillo? Qué descripción podría hacer sentir la amplitud de una catedral medieval dinamitada y reducida a un montón de piedras?. En el Libro Negro este profesor de la Sorbonne estudia el vandalismo revolucionario. No hay una iglesia, un castillo o una ciudad que no lleve su marca. Junto a los objetos y monumentos religiosos las destrucciones más sistemáticas se concentraron en las efigies reales. A excepción de una estatua de pie de Luis XIV, de Coysevox, salvada por milagro, no quedó ni una sola de las estatuas ecuestres o pedestres que ornamentaban los palacios reales y los edificios públicos. Fueron todas derribadas, destrozadas, dispersadas, fundidas.

(Le Figaro Magazine, edición del 9 de febrero del 2008, pp.70-71. La traducción es nuestra. Original en francés en http://www.scribd.com/doc/2063600/8b10-FigMag-Libreo-Negro-Revolucion-Francesa)

domingo, 16 de agosto de 2009

La Contra-Revolución desde la perspectiva de Fátima – 1ª Parte

por Plinio Corrêa de Oliveira
Cuando la institución de la familia está enferma y flaquea, la sociedad como un todo se debilita y vacila. Y cuando toda la sociedad está insegura es inútil tratar de hacer una reforma social en ese organismo enfermo, sea este democrático o de cualquier otro tipo.
Se puede decir que la calidad del trabajo desarrollado por el hombre refleja su estado de salud o de enfermedad e indica el tipo de dolencia que está padeciendo. Cuando la sociedad, que está compuesta por hombres, llega a un determinado punto de enfermedad social en que las familias en gran medida se ven socavadas, entonces se puede hacer cualquier cosa para curar los males de esa sociedad – reforma, medidas legales, campañas contra la droga y el aborto, etc. – sin embargo no podrá ser curada mientras no sean curadas las personas de su lepra moral. Lo que se necesita es una renovación moral de cada órgano del cuerpo social. Sin esto no hay solución para el problema en su conjunto.
La sociedad post-moderna, infiltrada por el neo-paganismo, avanza implacablemente hacia su destrucción final. Precursores de esa destrucción son sus modas, arquitectura, su música, su arte y forma de expresarse. Estas son expresiones de la 4ª Revolución,[1] la revolución hippie anárquica, que tiende a dominar todos los campos de la sociedad. Esta mentalidad y estilo de vida ha penetrado todas las fibras del Estado y es la autogestión en cada aspecto de la sociedad.
__________
[1] En su libro Revolución y Contra-Revolución, el Prof. Plinio describe las cuatro Revoluciones: la Revolución Protestante, la Revolución Francesa, la Revolución Comunista y finalmente la 4ª, que es la Revolución de los ’60 caracterizada por la cultura hippie, la autogestión y el estilo de vida tribal.
La 4ª Revolución: costumbres tribales que conducen al satanismo
Uno de estos aspectos es la revolución ecológica, con su adoración por la naturaleza y rechazo por todo lo que el mundo moderno representa, llamando a los hombres a retornar a la vida campestre, rechazando la civilización y la vida organizada. Hablamos aquí del fin de la sociedad estructurada y organizada y de un movimiento hacia el neo-tribalismo. Con la destrucción de la familia como fundamento de la sociedad civilizada, este es el futuro que nos espera.

La forma de ser contra-revolucionaria
Esto es lo que la Revolución tiene para el mundo moderno. Lo que debemos simbolizar es algo totalmente diferente. La Contra-Revolución es la afirmación de un ideal, la victoria de la civilización cristiana. Esta afirmación debe ser hecha con entusiasmo, confianza y con la certeza de la victoria que la Santísima Virgen prometió en Fátima en 1917.
Es un ideal expresado por una manera de ser, pensar y actuar y un espíritu que trasmite la voluntad de afirmar este ideal abierta y completamente. Es la voluntad de enfrentar todo lo que se opone a los valores perennes que encarnan este ideal.
Esto no significa necesariamente un enfrentamiento físico. La Historia nos muestra que el enfrentamiento físico no necesariamente es la más heroica y efectiva forma de confrontación o el mejor medio para alcanzar un objetivo.
La noble lucha de hoy es mantener en alto los ideales contra-revolucionarios
La forma más bella y noble de las batallas es la confrontación de ideas. Es la confrontación donde se tiene el coraje y la capacidad de levantarse y decir Credo. Los réprobos responden, Non-Credo. Entonces ellos entran en una polémica, cada parte luchando con palabras, ideas y conceptos, cada uno tratando de convencer a su oponente – pero sobre todo persuadir a su audiencia y al conjunto de la opinión pública.
Si el partido de la buena causa no es capaz de convencer al otro, entonces trata de poner a su lado el más grande sector de la opinión pública que pueda. Este es el enfrentamiento más noble del espíritu y de la inteligencia: el lado que defiende la verdad hace una afirmación que prevalece sobre el lado opuesto superando así al error. En pocas palabras, Nuestro Señor Jesucristo aplasta a su enemigo.
Este es el más noble de todos los enfrentamientos: es la lucha de la Contra-Revolución. Es nuestra misión de aceptar esta lucha y participar de ella. Es la cumbre de la lucha católica, esta es la obra a la que estamos llamados.

Una lucha por la Virgen
Sobre todo, esta manera de actuar es una lucha por la Virgen, que es la Reina de toda la creación, la más perfecta de todas las criaturas de Dios. Ella es la Madre de Dios, la Madre de la Santa Iglesia, y es bajo su bandera que nos enlistamos en nuestra lucha por Nuestro Señor Jesucristo. Esta lucha ideológica es su lucha – aplastar al error, la aniquilación completa de la serpiente y sus mentiras. Es Ella que aplasta a la serpiente bajo su talón. Ella es el símbolo de la victoria final.
Es cierto que la Virgen vencerá
Por supuesto, cualquier persona razonable vería que, humanamente hablando, esta lucha es completamente desproporcionada para aquellos que están llamados a servir a Nuestra Señora en ella. Después de mucho sufrimiento, enfrentamientos y manifestaciones de coraje, habrá un momento que será suyo. No importa cuán débil nos encontremos, no importa cuán insuficientes sean nuestros medios, no importa cuán insignificante sea nuestro número – sabemos que el momento vendrá cuando se entre directamente en la etapa de los acontecimientos que realizarán su victoria, para inaugurar su Reino. Nuestra confianza en este hecho debe ser inquebrantable.
En esta lucha, podemos tener la certeza de una cosa: que las promesas de Fátima se realizarán. Son promesas de victoria y alegría para aquellos que tienen fe y confianza, para aquellos que han esperado y sufrido, son las promesas del triunfo final de la causa de la Virgen, de la Contra-Revolución.
Para aquellos que se cierran a su voz, esas mismas promesas son promesas de castigo y derrota. Pero lo cierto es que Ella triunfará. Las gracias que recibimos son precursoras de su Reino. Ellas nos deberían dar el valor y la determinación para avanzar en el combate, para incrementar nuestro entusiasmo por ello y para aumentar nuestra confianza en la victoria final de la Contra-Revolución, sin importar los obstáculos que aparezcan.

jueves, 30 de julio de 2009

Santo del día 29 de julio

Beato Urbano II
por Plinio Corrêa de Oliveira

Selección bibliográfica:Urbano II fue Papa desde 1088 hasta 1099. Defendió la libertad de la Iglesia Católica continuando la obra de San Gregorio VII. Fue quien convocó la primera Cruzada. El principal objetivo del Concilio de Clermont fue discutir sobre la Cruzada.
El pueblo estaba ansioso por el anuncio de la expedición y finalmente el Papa atendió su impaciente solicitud. El Papa se sentó en el trono que había sido preparado especialmente para la ocasión. A su lado estaba Pedro el Ermitaño. Debajo de él había una enorme multitud: Cardenales, Abades, sacerdotes, monjes, caballeros y el pueblo.
Después del discurso de Pedro, que describió lo que había visto en Jerusalén diriguió las siguientes palabras a la multitud:
Ver haciendo post anterior haciendo click aquí.La fecha de la Cruzada fue fijada para el 15 de agosto, fiesta de la Anunciación.
Papa Urbano II
Comentario el Prof. Plinio:
Podemos ver la gran belleza de esta escena.
En primer lugar, tenemos a un Santo en la Silla de Pedro. ¡Qué cosa maravillosa! La luz en el candelabro que debe iluminar a todos los pueblos, el punto focal de irradiación de la virtud, un santo sentado en la cátedra de donde la verdad y el bien deben ser enseñados. El les dirige la palabra a las filas de guerreros de Nuestro Señor y de Nuestra Señora para conducirlos a la lucha contra sus enemigos. Este hombre, al igual que un ángel, estaba lleno de celo por los Santos Lugares. El no podía tolerar que los infieles pudieran poseer Tierra Santa. ¿Por qué él no podía tolerar esto? A causa de la ofensa que aquello representaba para la gloria de Dios. Aquellos lugares eran los lugares por excelencia donde el verdadero culto debe ser ofrecido a Dios.
En segundo lugar, él había convocado un Concilio por esta razón. Este fue el Concilio de Clermont, una ciudad en Francia. La escena nos permite dar un vistazo – en pequeña proporción – de toda la belleza de la Iglesia Católica. Tenemos al Papa, el Beato Urbano II, que comandó como cabeza sobre el Concilio; luego tenemos a los Padres conciliares en torno del Papa, todo movidos por un auténtico celo por la gloria de Dios – un actitud similar a los ángeles que rodean a Dios. Después de eso, tenemos a la multitud de fieles llenos de piedad y entusiasmo, en cuyos ojos brillaba el espíritu de lucha y de sacrificio. Todas las familias estuvieron presentes, las mujeres y las hijas estaban allí para dar a los hombres – sus hijos, esposos y hermanos – todo su apoyo. Ellos entendieron que para liberar el Sepulcro de Cristo, deberían ofrecer el sacrificio de sus seres queridos para la Cruzada.
Caballeros cristianos toman Antioquía durante la 1ra. Cruzada
En tercer lugar, les pido que consideren el pensamiento del Papa Urbano II: “El Santo Sepulcro está en manos de los infieles. Los católicos no pueden ir allí para venerarlos debidamente ya que está en posesión de los enemigos de la Iglesia.” Entonces él les preguntó: “¿Quién puede mantener el rostro sereno ante un crimen como ese?”
Hoy en día podemos ver muchos rostros serenos y tranquilos en las calles, gente que busca una buena vida, disfrutando, dispuestos a contar el último chiste. E incluso cuando algunas de esas personas andan con el rostro preocupado, su preocupación normalmente es para sus intereses particulares. ¿Quién se preocupa realmente por la causa de la Iglesia?
En esa época los hombres eran diferentes. Cuando el Papa los desafiaba, pidiéndoles si ellos mantendrían su serenidad o irían a luchar por la Iglesia, ellos no dudaron. Ellos eran verdaderos siervos de Nuestro Señor Jesucristo. Ellos tenían a la Iglesia Católica viva en sus almas. Ellos estaban dispuestos a renunciar a la vida pacífica, a pesar de que era legítimo. Ellos se levantaron como un solo hombre para tomar la cruz y colocarla en la empuñadura de sus espadas, en sus estandartes y escudos, y en sus pechos, y realizaron esa invencible avalancha que avanzó para recuperar el Sepulcro de Cristo. ¡Cuán diferentes eran entonces las cosas de nuestra época.
Los caballeros catolicos liberan Jerusalén
En cuarto lugar, el Beato Urbano II dijo algo que debería entusiasmar y alentarnos para que enfrentemos la difícil situación actual. Afirmó que la voz unánime de la multitud, la cual pidió su decisión de tomar la cruz y liberar el Santo Sepulcro demostraba que el Espíritu Santo estaba actuando allí. El tuvo la presuposición, por lo tanto, que el Espíritu Santo está presente en las decisiones heroicas del conjunto de los pueblos en la Cristiandad.
Hoy, basados en la misma presuposición, podemos pedir y esperar que el Espíritu Santo vendrá nuevamente a ayudar a los guerreros católicos para liberar a la Santa Iglesia de la usurpación progresista. La lucha que enfrentamos ahora es, en muchos sentidos, mucho más importante que liberar el Santo Sepulcro. Por lo tanto, incluso si somos débiles y pecadores, deberíamos pedir a Nuestra Señora nos obtenga una nueva venida del Espíritu Santo, de una manera similar a su descenso sobre las multitudes del tiempo de las Cruzadas para preparar al pueblo para aquella lucha. Debemos pedirle que nos obtenga de Él la gracia que necesitamos para transformarnos en verdaderos Apóstoles de los Ultimos Tiempos, que nos haga capaces de restaurar a la Iglesia Católica en todo su esplendor y para instaurar el Reino de María, como lo predijo Nuestra Señora en Fátima.

miércoles, 29 de julio de 2009

El Papa Urbano II convoca la 1ª Cruzada

Hugh O’Reilly

Con el objetivo de extender el imperio de la Religión Católica y el poder de la Santa Sede en Oriente, el Papa San Gregorio VII ya había exhortado a los fieles a tomar las armas contra los musulmanes, prometiendo él mismo liderarlos hacia Asia.
En sus cartas, San Gregorio VII habla de cómo los sufrimientos de los católicos en Oriente lo afectaban hasta el punto que deseó la muerte. Decía que querría arriesgar su propia vida con el fin de liberar Tierra Santa. Sin embargo, San Gregorio VII no pudo realizar su plan debido a los problemas internos en Europa.
Concilio de Clermont
El Papa convoca el Concilio de Clermont
Movido por el mismo espíritu de su predecesor, el Beato Urbano II resolvió convocar el Concilio de Clermont en noviembre de 1095 en el sur de Francia, la nación de corazón de guerrero, la misma que por muchos siglos había dado el tono a toda Europa.
Respondiendo al llamado del Papa más de 200 Arzobispos y Obispos, 4.000 eclesiásticos y 30.000 legos. Los más famosos Santos y Doctores lo honraron con su presencia ilustrándolos con sus consejos.
La Tregua de Dios fue proclamada al mismo tiempo que la Guerra de Dios [la Tregua de Dios concedía la inmunidad de la violencia a los campesinos y clérigos que no podían defenderse].
El Concilio aprobó numerosos decretos para la disciplina eclesiástica y la reforma de la Iglesia, incluyendo los concernientes a la simonía y al matrimonio sacerdotal. Pero todos esos decretos – incluso la excomunión de Felipe I, el Rey de Francia, por adulterio – no lograron desviar la atención general del punto que se consideraba más importante, que era la cautividad de Jerusalén y los abusos que se producían ahí.
El día del discurso del Papa Urbano, el Concilio se reunió en la extensa plaza fuera de la puerta oeste de Clermont donde se instaló el trono papal a fin de dar cabida a la inmensa multitud. El Papa, seguido por sus Cardenales, llegaron en procesión y comenzó la reunión.
Cruzados dirigidos por Obispos
Habla el Papa
Después de Pedro el Ermitaño, el Papa tomó uso de la palabra diciendo estas motivadoras y memorables palabras:
“Hemos escuchado el mensaje de los cristianos de Oriente. Nos describe la lamentable situación de Jerusalén y del pueblo de Dios. Nos relata cómo la ciudad del Rey de Reyes, que trasmitió la fe pura a todas las otras ciudades, fue obligada a pagar tributo a las supersticiones paganas. Y cómo el milagroso Sepulcro, donde la muerte no podía guardar a su Prisionero, el Sepulcro que es la fuente de la vida futura y, sobre todo, donde el Sol de la Resurrección se levantó, fue ensuciado por aquellos que no se levantará de nuevo excepto para servir de paja para el fuego eterno.”
“Una victoriosa impiedad ha cubierto las tierras más fértiles de Asia de tinieblas. Las ciudades de Antioquía, Éfeso y Nicea ya han sido tomadas por los musulmanes. Las hordas bárbaras de los Turcos han colocado sus estandartes en las mismas fronteras de Hellespoint [donde el mar Egeo se reúne con el Mar de Marmara], donde amenazan a todas las naciones cristianas. Si el único Dios verdadero no contiene su triunfante marcha, armando a sus hijos, ¿qué nación, qué reino podrá cerrarles a ellos las puertas de Oriente?”
“El pueblo digno de gloria, el pueblo bendecido por Dios Nuestro Señor gime y cae bajo el peso de esos atropellos y más vergonzosas humillaciones. La raza de los elegidos sufre atroces persecuciones, y la raza impía de los sarracenos no respeta ni a las vírgenes del Señor ni los colegios de sacerdotes. Atropellan a los débiles y a los ancianos, a las madres les quitan sus hijos para que puedan olvidar, entre los bárbaros, el nombre de Dios. Esa nación perversa profana los hospicios… El templo del Señor es tratado como un criminal y los ornamentos sagrados robados.”
“¿Qué más debo deciros?”
“¡Somos deshonrados, hijos y hermanos, que viven en estos días de calamidades! ¿Podemos ver al mundo en este siglo reprobado por el cielo presenciar la desolación de la Ciudad Santa y permanecer en paz mientras es tan oprimida? ¿No es preferible morir en la guerra en vez de sufrir por más tiempo un espectáculo tan horrible? Lloremos por nuestras faltas que aumentan la ira divina, si, lloremos… Pero que nuestras lágrimas no sean como las semillas arrojadas sobre la arena. Dejemos que el fuego de nuestro arrepentimiento levante la Guerra Santa y el amor de nuestros hermanos nos lleven al combate. Dejemos que nuestras vidas sean más fuertes que la muerte para luchar contra los enemigos del pueblo cristiano.”

Llegada del Papa a Clermont
No es quedéis cobardemente en vuestros hogares
El Pontífice continuó: “Guerreros que escucháis mi voz, vosotros que iréis a la guerra, regocijaos, porque estáis tomando una guerra legítima… Armaos con la espada de los Macabeos e id a defender la casa de Israel que es la hija del Señor de los Ejércitos.”
“Ya no es asunto de vengar las injurias hechas a los hombres, sino aquellas que son hechas a Dios. Ya no es cuestión de atacar una ciudad o un castillo, sino de conquistar los Santos Lugares. Si triunfáis, las bendiciones del cielo y los reinos de Asia serán vuestra recompensa. Si sucumbís, alcanzaréis la gloria de en la misma Tierra donde Jesucristo murió, y Dios no olvidará que os vio en la Santa Milicia.”
“No os quedéis cobardemente en vuestros hogares con los afectos y sentimientos profanos. Soldados de Dios, no escuchéis nada sino los lamentos de Dios. Romped todos vuestros lazos terrenales y recordad que el Señor dijo: ‘El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí… Y todo aquel que abandone sus casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.”

Recibiendo la Cruz
Este discurso de Urbano II tocó los corazones de todos. Pareció como una llama ardiente que descendió del cielo.
La asamblea, tomada por el entusiasmo y no por la mera elocuencia humana, se inspiró y se levantó en masa gritando: “Deus vult! Deus vult!” [Dios lo quiere, Dios lo quiere].
Cuando se restableció el silencio, el Santo Pontífice continuó:
“He aquí que hoy se cumple en vosotros la promesa del Señor que dijo que donde sus discípulos se reúnen en su nombre, Él estará en medio de ellos. Si el Salvador del mundo está ahora entre vosotros, si fue Él quien inspiró lo que yo acabo de escuchar, fue Él quien ha sacado de vosotros este grito de guerra, ‘¡Dios lo quiere!,’ y dejó que fuese lanzado en todas partes como testigos de la presencia del Señor Dios de los Ejércitos!”
El Papa Urbano II exhortando a las Cruzadas
El Papa levantó la Cruz ante la asamblea, el signo de la Redención, y dijo: “Es el mismo Jesucristo que deja su Sepulcro y os presenta su Cruz. Será el signo que unirá a los hijos dispersos de Israel. Levantadla sobre vuestros hombros y colocadla en vuestros pechos. Que brille en vuestras armas y banderas. Que sea para vosotros la recompensa de la victoria o la palma del martirio. Será un incesante recordatorio de que Nuestro Señor murió por nosotros y que debemos morir por Él.”
Excomunión para aquellos que no cumplan con el juramento
El Obispo de Puy, reputado por su conocimiento y firmeza, fue el primero en entrar por el camino de Dios, tomando la Cruz de las manos del Papa. Muchos otros siguieron su ejemplo.
El Papa prometió a los cruzados la absolución de sus pecados. Y colocó a sus personas, familias y bienes bajo la protección de la Iglesia y de los Apóstoles Pedro y Pablo.
El Concilio declaró que cualquiera que hiciese violencia contra los soldados de Cristo sería castigado con el anatema.
Cruzados y musulmanes en batalla
El Santo Padre reglamentó la disciplina y fijó la fecha de partida para aquellos que se habían enlistado en la Santa Milicia. Temeroso de que algunos pudieran permanecer en sus ciudades a causa de sus intereses personales, amenazó con la excomunión a aquellos que no cumplieren con sus juramentos.
Urbano II viajó a través de las varias provincias de Francia para completar su trabajo, convocando otros concilios. Este entusiasmo ilimitado lo siguió y lo comunicó al resto del pueblo francés, y luego se extendió a Inglaterra, Alemania, Italia e incluso España, que estaba combatiendo a los sarracenos en su propio territorio.
Todo Occidente fue movido por estas palabras: “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.”
La religión era un único objetivo de la guerra contra los infieles. El amor a los padres, los lazos familiares e incluso los más tiernos afectos fueron sacrificados por los ideales que rebasaron toda Europa. La moderación era cobardía, la indiferencia era traición, y la oposición un ultraje y un sacrilegio.

Milagros
Numerosos milagros ayudaron a levantar el entusiasmo de las multitudes. Las estrellas se desprendieron del cielo y cayeron a la tierra; fuegos desconocidos se encendían en el aire, las nubes tomaban el color sangre y un amenazante cometa apareció en el mediodía con forma de espada. Muchos franceses vieron a Carlomagno exhortando a los cristianos a luchar contra los infieles.
Todas las Ordenes de Caballería tomaron la Cruz como símbolo
“Recibe esta espada en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”
El sacerdote de cada parroquia bendecía las armas que se acumulaban delante de él. Rogaba al Señor Todopoderoso concediera a aquellos que las llevaran, el valor y la fortaleza que llevaron a David a derrotar el infiel Goliat.
Al entregar a cada caballero la espada que había sido bendecida, el sacerdote decía: “Recibe esta espada en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Que te sirva para el triunfo de la fe. Sin embargo, no derrames con ella la sangre del inocente."
Después de rociar los estandartes de la Cruz con agua bendita, se las entregaba diciendo: “Ve a combatir por la gloria de Dios y deja que este signo te haga triunfar de todo peligro.” Los cruzados recibían sus símbolos sobre sus rodillas.

Seleccionado de Joseph François Michaud, Las Cruzadas, Ed. Argentina, 1886, Vol. I, pp 33-34

jueves, 16 de julio de 2009

Periódico del Vaticano elogia a Calvino

Lyle J. Arnold, Jr.
El viernes 3 de julio, el periódico Vaticano L’Osservatore Romano (OR) elogió a Juan Calvino, el archi-enemigo del Catolicismo, quien, según las palabras de Gregorio XVI en su Encíclica Inter praecipuas, “osando atacar la inmutable doctrina de la fe con una casi increíble variedad de errores, todo lo intentaba para engañar la mente de los fieles con perversas explicaciones de las Sagradas Escrituras.”[1]
El artículo del OR titulado “El reformador que desencarnó la Encarnación,” fue escrito por Alain Besançon, autor, periodista y profesor, miembro de la Academia Francesa de Ciencias Sociales y Políticas y actualmente también corresponsal francés del OR.
La razón de su artículo se explica en el segundo título: “500 años después de su nacimiento, Pleiade publica las obras de Calvino. Pleiade es quizás la más prestigiosa editorial de Francia, que selecciona cuidadosamente los clásicos que imprime. Besançon se aprovecha del lanzamiento de este libro para hacer una apología del líder protestante.
___________
[1] Papa Gregorio XVI Inter praecipuas, n. 4, 8 de mayo de 1844
En vez de confirmar a los católicos en la fe, L'Osservatore Romano elogia la herejía calvinista
Presentamos a continuación los principales textos de su artículo en la edición original italiana del OR:
· Pienso en cuántos hombres han causado que un segmento de la humanidad se aleje de su habitual ruta histórica, que han tenido la fuerza para darle una nueva dirección. Veo que no hay ninguno excepto dos: Rousseau que transformó el siglo XIX y también el XX, y aún más, Calvino. Precisamente porque él era extraordinario, todavía no tenemos un volumen sobre Calvino en las más famosas colecciones de clásicos franceses… He aquí finalmente que Calvino está en Pleiade.
· Quiero refutar alguno de los prejuicios más comunes [sobre él]… Si bien que él no quería que la Madre de Dios fuese objeto de la predicación, él la honraba y creía firmemente en su virginidad perpetua. El mantuvo dos sacramentos, el Bautismo y la Cena.
· Contrariamente a lo que a menudo se dice, él creía en la presencia real, si bien que no admitía el concepto católico de la Transubstanciación. El adhirió a dos principios de la justificación por la fe – sola fidei, sola gratia – y la soberanía de la Biblia – sola scriptura.
· El no podía soportar el conjunto el todo lo que había sido acumulado en las iglesias de su tiempo: las muchas imágenes que se veneraban, las dudosas reliquias que él veía, con razón, como caer en idolatría. Si bien que promovía una depuración profunda de los templos, haciendo caer el denso pasto de las tradiciones dogmáticas, expulsando el extenso caos de las devociones populares, yo creo que él no quería cambiar el dogma de la Encarnación… El lo desarrolló de una manera más abstracta, lo enfatizó, lo intelectualizó. El desencarnó la Encarnación. En sus Institutos de la Religión Cristiana, él lo explica de una manera geométrica.
· Haciéndolo, él se insertó en la gran corriente que llamaba para una relación individual que apareció a principios del siglo XIV y que hoy todavía continúa. Predicó el individualismo, una relación personal con Dios, la sociedad, el Estado y la ley: Calvino estaba en sintonía con la modernidad antes de su tiempo.
· Fundó un sistema eclesiástico que se focalizó en la sociedad civil y que al mismo tiempo era independiente. La organización Calvinista es una creación genial…
· Calvino luchó en todos los frentes. Sobre todo contra el papismo, pero también contra los ‘nicodemistas’ –aquellos que buscaban un compromiso con Roma – y en contra de los bautistas.
· Como es sabido, él quiso ser sepultado, en un simple y discreto lugar, por lo que hoy no conocemos el lugar exacto de su tumba – como Moisés – en el cementerio de Ginebra.
El hereje Juan Calvino
Estos extractos muestran claramente que Besançon hace una apología completa de la secta calvinista, tratando de hacer que el calvinismo sea aceptable para los católicos. El periódico Vaticano, por consiguiente, no ofrece apenas unas pocas palabras de elogio a Calvino: “él fue extraordinario”. El elogio que hizo es mucho más grave y va más lejos. Una completa visión Calvinista del mundo es presentada como “genial” por Besançon y aprobada por el OR.
Interpretaciones parciales, mentiras históricas, amputaciones dogmáticas, crímenes morales, erróneas concepciones sociales y políticas del Estado y de la Iglesia son justificadas por el órgano de la Santa Sede, el que supuestamente debería decirnos la verdad y confirmarnos en la fe. ¡Qué inmensa inversión de roles estamos presenciando!
Yo destaco que los elogios a Calvino del OR son indiscutibles, excluyendo cualquier posibilidad de que las palabras están tomadas fuera de contexto.

Analizando el CalvinismoEl Calvinismo es una rama directa del culto Zwingliano, y no del luteranismo, como mucha gente piensa. El reformador suizo Ulrich Zwinglio estuvo a la izquierda de la doctrina, de la liturgia y de la estética de Lutero, despojando la música y el arte de todas las iglesias. Fue muerto en batalla en 1531 cuando dirigió a los soldados contra los cantones católicos.
Jean Calvin (alias Juan Calvino) fue un abogado francés que apostató del catolicismo a comienzos del siglo XVI. Trabajó incansablemente en Ginebra para establecer su credo calvinista y fundar ahí un Estado político religioso, donde aplicó duras penas, espionaje y sanciones religiosas para la ejecución un monótono y severo código religioso.[1]
__________
[1] William J. Whalen, Separated Brethren (Milwaukee: Bruce Pub., 1958), pp. 48-49.
Protestantes destruyen las imágenes y ornamentos de las iglesias, una obra muy similar a la reforma liturgica de Paulo VI.

Estos son algunos de los principales puntos de la teología calvinista:· La inadmisibilidad de la gracia
· La predestinación absoluta decretada por Dios para algunas personas independientemente de cualquier mérito o demérito. Dios destina, según su elección, a las personas al infierno o al paraíso; por lo que las obras de aquellos predestinados a la beatitud, aunque sean malas, son consideradas buenas por Dios, mientras que las obras de los futuros condenados son malas sin cualificación.
· La iglesia debería dirigir el Estado
· El calvinismo va tan lejos que llega a implicar a Dios con el pecado ya que si Dios condena a un alma al infierno, Él debe también forzar a esa alma a pecar para merecer el infierno.
[1]
Este es el sistema de herejía religiosa que se elogia en el L’Osservatore Romano.
Se podría hacer una auto-afirmación engañosa de que Benedicto XVI no adheriría a este homenaje a la herejía. Pero es de común conocimiento que el OR sigue las orientaciones del Secretario de Estado, el Cardenal Tarcisio Bertone, quien es la mano derecha del Papa.
Además, esta es la misma orientación que Benedicto XVI siempre ha seguido durante su vida: una aproximación muy amistosa hacia el protestantismo.
__________
[1] Parente, Piolanti, Garofalo, Dictionary of Dogmatic Theology (Milwaukee: Bruce Pub., 1951), p. 37.

domingo, 5 de julio de 2009

Verdad Olvidada

Ni la caridad ni el “martirio” pueden salvar a los no católicos

La herejía de la salvación universal nunca ha sido tan ampliamente y insistentemente predicada y creída como en los tiempos actuales. Por lo tanto, es oportuno recordar el texto de la Bula Cantate Domino del Papa Eugenio IV (del 4 de febrero de 1442), confirmada por el Concilio de Florencia. Claramente afirma que ni las obras de caridad ni siquiera el martirio de los no-católicos son útiles para su salvación. Si ellos no entran en la Iglesia Católica, van para el infierno.
Concilio de Florencia

“La Santa Iglesia Romana, firmemente cree, confiesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles [Mat. 25, 41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica.” (Papa Eugenio IV, Cantate Domino, Denz. n. 714)

post relacionados:
Conferencia sobre la Libertad religiosa
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...