"Porque ese misterioso y maligno poder está ya en acción; sólo falta que
se retire el que hasta el presente lo retiene. Entonces se manifestará el
maligno, al que Jesús, el Señor, hará desaparecer con el aliento de su boca y
destruirá con el resplandor de su venida. La aparición del maligno, gracias al poder de Satanás, vendrá
acompañada de toda clase de milagros, señales y prodigios engañosos.
Y con toda su carga de maldad engañará a los que están en vías de
perdición, por no tener el Amor
de la verdad que
los habría salvado. Por eso Dios les envía un poder que los engañe, de
modo que crean en la mentira y se condenen todos los que, en lugar de creer
en la verdad, se complacen en la maldad” (2 Tesalonicenses 2:7-11)