¡Oh Madre del Carmen! Una de tus primeras manifestaciones fue la figura de nubesilla que derramó fecundante lluvia en la tierra de Judea; derrama en nuestra Patria fecundante lluvia de gracias, para apagar el incendio de odios que quiere consumirla. Te pedimos que presentes al eterno padre esas preciosas lágrimas derramadas por Jesús sobre Jerusalén, unidas a las nuestras por este querido suelo y, que no sean Madre, presagio de futuro castigo, sino ofrenda de satisfacción y prenda de salvación.
Que nos amemos, Madre, los unos a los otros como Jesús nos amó. Que seamos uno con Jesús, así como Él es uno con su Padre. Venga a nosotros Jesús, tu reino por medio de María. Que pronto cantemos en mejores días: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Regina decor Carmeli, ora pro nobis!
Regina Pacis, ora pro nobis!
300 días de indulgencia cada vez. Sacra Penitenciaria Apostólica. – Roma, 11 de julio de 1922) Santiago, 26 de mayo de 1921 Puede imprimirse M. DEL CANTO, vicario general. MORÁN, secretario
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