“El Gran Rabino de Haifa, She’ar Yishuv Cohen, expresó su oposición a la beatificación del Papa Pío XII, quien fuera Sumo Pontífice durante la era del Holocausto, durante el discurso histórico que dio ante el Sínodo de Obispos celebrado en el Vaticano.
“En lo que fue la primera aparición de un judío ante el máximo órgano representativo de la Iglesia Católica, Cohen, quien había sido invitado a disertar sobre la importancia de la Torá para el pueblo judío, manifestó la decepción de su comunidad frente a la figura de Pío XII.“Sentimos que el difunto papa (Pío XII) debería haber alzado la voz (en contra del Holocausto) mucho más fuerte de lo que hizo” (...)El Gran Rabino admitió que es posible que el Papa haya ayudado en secreto a muchas víctimas y refugiados, pero luego agregó: “la pregunta es si podría haber levantado la voz y si esto habría ayudado o no”. “Nosotros, como víctimas, creemos (que la respuesta es) sí, y las familias de los millones de fallecidos no me autorizaron a decir que olvidamos y perdonamos”
El Gran Rabino Cohen, invitado por Benedicto XVI al Sínodo de Roma ...
dedicado a difundir infundios contra el Papado
dedicado a difundir infundios contra el Papado
Ante estas imputaciones del Gran Rabino contra el Papa Pío XII, lo primero que se me viene a la cabeza es si realmente el líder religioso judío, invitado por Benedicto XVI, emite un juicio particular, fruto de una animadversión personal contra la Iglesia católica, o si habla oficialmente representando a las “victimas de los millones de fallecidos” en el holocausto.
Esto último hay que descartarlo sumariamente. El Gran Rabino, en realidad, se arroga una representación que no tiene, a fin de que sus infundios se puedan divulgar en el mundo judío y no judío con una mayor capacidad de atracción.
¿Para qué? Creo probable que dentro del mundo judío aún persisten llamas de admiración por la protección que el Papa Pío XII prodigó a los hijos del pueblo hebreo durante la persecución nazi. Mancillar su memoria en los momentos en que se cumplen los cincuenta años de su muerte, es entonces una buena ocasión para apagar las brazas de admiración al Papado que puedan quedar aún encendidas, y que pueden tener como fruto futuras conversiones a la fe católica.
¿Para qué? Creo probable que dentro del mundo judío aún persisten llamas de admiración por la protección que el Papa Pío XII prodigó a los hijos del pueblo hebreo durante la persecución nazi. Mancillar su memoria en los momentos en que se cumplen los cincuenta años de su muerte, es entonces una buena ocasión para apagar las brazas de admiración al Papado que puedan quedar aún encendidas, y que pueden tener como fruto futuras conversiones a la fe católica.