SOCIEDAD ENTRE HOMBRES Y DEMONIOS
Beato Francisco Palau y Quer
(1811 - 1872)
"El Ermitaño”, Año IV, n º 121, 2 de Marzo de 1871
(1811 - 1872)
El combate se ha trasladado a otro terreno
¿Quiénes serán estos nuevos, y últimos apóstoles, que se presentarán a la lucha, cómo, y donde, en qué época aparecerán, en qué forma y con qué armas lidiarán y vencerán? Esto es un secreto, que será revelado y no tardará, con signos horrendos en el cielo, y sobre la tierra. Belzebuth va a ser arrojado a los abismos con sus ángeles ¡ay de este día!
¿Quiénes serán estos nuevos, y últimos apóstoles, que se presentarán a la lucha, cómo, y donde, en qué época aparecerán, en qué forma y con qué armas lidiarán y vencerán? Esto es un secreto, que será revelado y no tardará, con signos horrendos en el cielo, y sobre la tierra. Belzebuth va a ser arrojado a los abismos con sus ángeles ¡ay de este día!
Hemos cesado, hemos desistido, cesamos, y desistimos de batallar con los demonios que poseen cuerpos humanos: el combate se ha trasladado a otro terreno. (...) los demonios poseedores oponían una resistencia feroz al poder eclesiástico; que por esta causa los energúmenos y maleficiados no quedaban curados radicalmente; y que por esta misma razón los exorcismos y el Exorcistado no da aquellos efectos que le son tan propios y naturales según su institución, cuales son la expulsión de los espíritus malos, y la curación de sus enfermedades; buscando como era muy natural la causa de esta resistencia obstinada, reconocemos ser que les sostienen desde los aires los príncipes y las potestades con su rey Belzebuth, que se presenta armado con una orden de hombres, que tienen alianza con él, y a semejanza de una red misteriosa se extienden sobre toda la tierra, teniendo sus centros, sus escuelas, sus maestros en todas las capitales del mundo; y su obra está autorizada y sostenida por las leyes del libre culto, y por autoridades paganas, que se presentan bajo la forma de católicos unas y otras enemigas declaradas del catolicismo.
La lucha se ha trasladado por consiguiente a otro terreno, esto es, contra estos espíritus de maldad, que bajo mil formas envenenan los aires, producen peste, el cólera, el tifus, fiebres extrañas arman un pueblo contra otro pueblo, una nación contra otra, inventando máquinas de muerte contra el hombre, siempre nuevas, presiden las asambleas, y todas las reuniones políticas y religiosas que tienen por objeto la destrucción del catolicismo, y sostienen en sus tronos reyes y gobiernos antisociales, desbaratando todos los planes concebidos por verdaderos católicos para salvar con la Iglesia la sociedad humana.
Estos ángeles perversos han elevado en poder al hombre malo, y ligados con estos inicuos nos hacen la guerra, les introducen, ya en figura, ya en persona en las habitaciones durante la noche, trasladándoles como hicieron con Jesús por los aires, y por ellos y con ellos envenenan, malefician, lujurian, matan...
Esta horrenda lucha es un secreto, y por serlo poca cosa diremos mas esperando, que el cielo confunda con signos la incredulidad de los católicos malos, que niegan la existencia de esta sociedad, entre demonios y hombres, que ahora está velada bajo las cortinas del misterio; donde se urde la negra conspiración que contra la sociedad entera se consuma en el mundo oficial, siendo víctima de ella el pueblo en masa, el verdadero pueblo, la gente de arte y trabajo.
La lucha se ha trasladado por consiguiente a otro terreno, esto es, contra estos espíritus de maldad, que bajo mil formas envenenan los aires, producen peste, el cólera, el tifus, fiebres extrañas arman un pueblo contra otro pueblo, una nación contra otra, inventando máquinas de muerte contra el hombre, siempre nuevas, presiden las asambleas, y todas las reuniones políticas y religiosas que tienen por objeto la destrucción del catolicismo, y sostienen en sus tronos reyes y gobiernos antisociales, desbaratando todos los planes concebidos por verdaderos católicos para salvar con la Iglesia la sociedad humana.
Estos ángeles perversos han elevado en poder al hombre malo, y ligados con estos inicuos nos hacen la guerra, les introducen, ya en figura, ya en persona en las habitaciones durante la noche, trasladándoles como hicieron con Jesús por los aires, y por ellos y con ellos envenenan, malefician, lujurian, matan...
Esta horrenda lucha es un secreto, y por serlo poca cosa diremos mas esperando, que el cielo confunda con signos la incredulidad de los católicos malos, que niegan la existencia de esta sociedad, entre demonios y hombres, que ahora está velada bajo las cortinas del misterio; donde se urde la negra conspiración que contra la sociedad entera se consuma en el mundo oficial, siendo víctima de ella el pueblo en masa, el verdadero pueblo, la gente de arte y trabajo.
"El Ermitaño”, Año IV, n º 121, 2 de Marzo de 1871