Paulo VI, el Pontífice católico-judío
Uno de los símbolos exclusivos del sumo sacerdote Judío en el Antiguo Testamento era una especie de chaleco que llevaba sobre sus vestiduras llamado “ephod”. Sobre el ephod, vestía el “juicio racional”, un pectoral de oro incrustado con 12 piedras preciosas, simbolizando las doce tribus de Israel. Esta simbología prácticamente desapareció cuando la verdadera Sinagoga dio nacimiento a la Iglesia Católica.
La falsa Sinagoga, sin embargo, que negó a Nuestro Señor Jesucristo, lo crucificó y persiguió a la Iglesia primitiva, continuó con muchos de los ritos del Antiguo Testamento. El año 70 el emperador Tito destruyó el Templo de Jerusalén y el sumo sacerdote judío perdió su función, que era presentar sacrificios ante el Arca de la Alianza resguardada dentro del Templo. Desde entonces, el judaísmo realizó diferentes tipos de sacrificios privados pero ya no de manera oficial, sólo concebible en el Templo de Jerusalén.
Curiosamente, durante su pontificado Paulo VI comenzó a utilizar una miniatura del “juicio racional”, una especie de hebilla o broche de cierre que se sostenía de un cordón entre las dos partes de una de sus estolas favoritas, donde había una figura de San Pedro en un lado y San Pablo en la otra.
Mucho se ha especulado sobre la utilización sin precedentes de aquel símbolo Judío en la estola papal, pero ninguna respuesta precisa se ha podido encontrar. Uno es libre para pensar, por lo tanto, que en una especie de manifestación semi-pública, Paulo VI quiso añadir a su rol de Pontífice de la Iglesia Católica, la de sumo sacerdote del Judaísmo.
Fuente: Tradition in Action