lunes, 3 de septiembre de 2012

San Gregorio Magno: las semillas de la Edad Media

Plinio Correa de Oliveira
Santo do Día[i], 11 de marzo de 1967

Reseña biográfica: “… San Gregorio nació en Roma, por cerca del año 540, hizo del rico senador Gordien. Una juventud entregada al estudio lo hizo, por la variedad de sus conocimientos, digno de ser elevado pretor por el emperador Justino, el Joven. Gregorio se hizo notar por las luces de su espíritu, la madurez de sus juicios y un amor extremo a la justicia. La única cosa que se le imputaba a él era un gran lujo y un esplendor enteramente mundano en sus ropas y en sus hábitos, y todo hacía temer que él disipase la inmensa fortuna que le había dejado su padre.
Pero, por ocasión de la muerte de su padre, Gregorio, cuya piedad había luchado incesantemente contra su fausto, apareció, de repente, como un hombre nuevo. Fundó siete monasterios, de los cuales seis en Sicilia y uno en Roma, distribuyó a los pobres sus ricos trajes, sus preciosos muebles, y tomó el hábito monástico en el claustro de San Andrés, en breve se convirtió en abad, contra su voluntad, por la elección de sus hermanos.
El ayuno, la oración y el estudio se convirtieron en sus únicas ocupaciones. Impresionado por la belleza de algunos jóvenes ingleses expuestos a la venta como esclavos, en el mercado de Roma, y sabiendo con dolor que esos insulares no eran cristianos, obtuvo del Papa Benedicto I la autorización de ir a predicar la fe en la Gran Bretaña. Pero un obstáculo se interpuso en el camino, y el clero y el pueblo forzaron al Papa a llamarlo de vuelta. Hecho diácono de la iglesia Romana en el año 578, fue enviado a Constantinopla por el Papa Pelagio II, por cerca del año 580. Varias negociaciones importantes lo detuvieron mucho tiempo en esta capital, donde adquirió la estima de toda la corte…
Por ocasión de su regreso a Roma,… el Papa Pelagio procuró retenerlo junto de sí, en calidad de secretario. El mundo pesaba, entre tanto, demasiado a Gregorio para que este cargo le conviniese por mucho tiempo. A fuerza de oraciones quedó, al final, libre para retirarse junto a sus monjes. Pero, por ocasión de la muerte de Pelagio, las aclamaciones de Roma entera lo llamaron al pontificado. Gregorio se estremeció de temor. Él huyó de la Ciudad Eterna y escribió al emperador para suplicarle que no confirmase su elección y se escondió en una caverna. Pero el pueblo lo descubrió, lo llevó a Roma y lo entronizó, a pesar de él, el día 13 de septiembre de 590.
“Ese santo hombre tenía, entre tanto, enemigos que lo acusaban de disimulación y de hipocresía. Su vida entera desmiente esas acusaciones. Su modestia, su humildad se manifestaron por la simplicidad de su casa. Su palacio tomó todas las apariencias de un monasterio; su Iglesia incluso, era sin fausto ni pompas. Sus rentas fueron destinadas al alivio de los pobres. Su constante ocupación era la instrucción del pueblo. De acuerdo con el emperador Mauricio, él acabó con el cisma de los obispo de Istria. … La conversión de los lombardos y la destrucción del arrianismo fueron también su obra, y él testimonió una alegría extraordinaria por el hecho, en las cartas a la reina Theodelide. …
Gregorio, entre tanto, no se había olvidado de los paganos de Gran Bretaña. Sus misioneros que partieron en 595, bajo la dirección de un monje agustino, llegaron dos años después al reino de Kent, donde la reina Berta ya había preparado su triunfo. El rey Ethelbert y gran parte de su pueblo se convirtieron. …
Él tuvo menos trabajo en reformar la liturgia que la disciplina. Después de haber compuesto un antifonario, reguló el orden de los salmos, las oraciones, los canticos. Instituyó una academia de cantores (scholam cantorum) y, chicote en mano, daba él mismo las lecciones de canto llano a los clérigos jóvenes. …
Respecto de los templos de los paganos, é quería que fuesen respetados, no destruidos, sino que fueran transformados en Iglesias. …
Tantos trabajos y fatigas no eran apropiados para curarlo de las enfermedades que no cesaban de asediarlo. La gota lo retenía frecuentemente en el lecho, pero sus horribles dolores no detenían la actividad prodigiosa de su espíritu. Ningún Papa escribió más cartas que él…
Tenía un tacto maravilloso para distinguir la verdad de la calumnia en las acusaciones que le llegaban contra los sacerdotes. Los falsificadores, los brujos, los simoníacos, los cismáticos, tuvieron en ese Papa un adversario terrible.
El gran pontífice murió el 12 de marzo de 604, después de trece años, seis mese y diez días de pontificado.
Los comentarios que él hizo a la Sagrada Escritura ejercieron en el pensamiento cristiano de la Edad Media una influencia considerable, que le valió el título de Doctor. Es con San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, unos de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
Comentario del Prof. Plinio
San Gregorio Magno, Zurbarán
Es muy merecida la consideración de que San Gregorio Magno fue el verdadero fundador de la Edad Media. Porque notamos en los trazos de su vida extraordinariamente rica, sea en cuanto simple sacerdote o diácono, sea después cuando fue elevado al pontificado, que, de algún modo, acababa de cerrar el último espacio de la puerta que nos separaba de la antigüedad pagana, y que él, por otro lado, abre la puerta para la edad nueva que iba a nacer.
Desde el punto de vista de la antigüedad pagana, vemos como combatió los restos del paganismo. Él determinó que las últimas iglesias paganas existentes aún no fuesen destruidas, pero que también no continuase el culto de los paganos y fuesen transferidas para el culto católico. Él exterminó el arrianismo, que era una plaga que provenía aún del tiempo del Imperio Romano de Occidente, cuando los arrianos penetraron en Europa, pervirtieron a los bárbaros y con las invasiones bárbaras invadieron el Imperio Romano de Occidente.
Él liquidó con la inmoralidad y con los otros inconvenientes resabios de la era antigua y, al mismo tiempo, él nos aparece como el constructor de la nueva era. Él es fundador de conventos, y esa es una de las obras más características: la expansión de la vida cenobítica es uno de los hechos más característicos del comienzo de la Edad Media. Y fue él mismo, superior de un convento; de otro lado, trabajó por el canto llano.
Y es pintoresca esa imagen del gran Papa, Doctor de la Iglesia, político eminente, de chicote en puño enseñando el canto llano para sus alumnos, no de una vara en puño, sino de un chicote en puño. La imagen es pintoresca y daría para que se hiciera una imagen, o tal vez, un vitral. Con la fundación del canto llano, él propiamente dio voz a la Edad Media. Porque el canto llano fue la gran voz cantante de la Edad Media, de punta a punta. Y él dio su carácter a la vida benedictina, que San Benito había dado inicio, pero que aún no había tomado su cuño de firmeza y definición que tomó con él.
Por otro lado, es admirable en la vida de él el sentido de misionero. Vemos que era de los que lanzan la idea de las misiones en Inglaterra y en Irlanda. Y a partir de ahí, entonces, el flujo de la gran corriente de los misionero que de Inglaterra y de Irlanda vuelven para el continente y van a civilizar la Germania. Es decir, vemos como se dejaron las semillas de la Edad Media. Vemos, al mismo tiempo, ese hombre tratar, inútilmente, la gran llaga de la Cristiandad en aquel tiempo: era el Imperio Romano de Oriente cada vez más tendiente al cisma. Ese imperio tambaleaba siempre entre la herejía y la verdad católica. Y finalmente, como los Sres. saben, acabó derrumbándose. Pero los Sres. ven que era allí que él intentó asegurar ese muro de la ciudad de Jesucristo, que amenazaba caer y los Sres. tienen más un ejemplo de la suma ingratitud de Bizancio delante del celo de los Papas. Hombres como esos llegan instalarse allá y a conquistar influencia, pero no logran arrancar la ciudad maldita, la ciudad pervertida, de su inmoralidad, de su molicie, de su imprevisión y de su inclinación para la herejía.
Así, se pude decir que todos los problemas del tiempo pasaron por la mente de ese gran hombre. Él los analizó, él los enfrentó, y al mismo tiempo, escribió obras que fueron obras pilares del pensamiento medieval. Vida riquísima, vida admirable, toda volcada al servicio de la Iglesia Católica y de la Civilización Cristiana.
Si San Gregorio resucitase hoy, ¿qué diría él? O desde lo alto del cielo, ¿qué diría él de este mundo de hoy, tan diferente del mundo que él conoció? Él vivió en una época dura, época de desorden, época hasta de crímenes aberrantes. ¡Pero vean los Sres. qué pueblo! Un pueblo que participaba de los males de la época pero, al mismo tiempo, aclamaba a un santo como Papa; y el santo huía del pueblo y el pueblo salía en busca del santo y lo colocaba en el papado. Era un pueblo capaz de discernir a un santo de que no era santo y capaz de preferir al santo en relación al que no era santo. ¿Hoy sería la misma cosa? ¿Son muchos los que huyen del papado? ¿Y la gente iría en busca del santo para llevarlo al papado? ¡Cómo todo cambió!...
Pidamos a San Gregorio I, a San Gregorio Magno, que él trabaje para conseguir que nuestra época, después de los castigos purificadores por las cuales ella debe pasar, se transforme en una nueva Edad Media, aún más requintada. Pedido que él comprenderá, él que fue uno de los fundadores de la gloriosísima Edad Media.


[i] Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre los mas detacados doctores de la Iglesia, les falto mencionar nada menos que a Santo Tomas de Aquino, quizas el mas grande, y una de las mentes mas brillantes que ha tenido nuestra iglesia.

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