sábado, 2 de junio de 2012

Meditaciones para el rezo del rosario


EL ROSARIO MEDITADO
Con peticiones apropiadas para cada decena del rosario, compuestas o adaptadas por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira.
Nuestra Señora entrega el rosario
a Santo Domingo
Misterios  Gozosos
1º. Misterio: Contemplamos a Anunciación del ángel y la Encarnación del Verbo.
— Pido al Inmaculado y Sapiencial Corazón de María que destruya en mi alma las tristezas, las depresiones nerviosas y las desconfianzas infundadas, por los méritos de las alegrías que nuestra Señora tuvo en la Anunciación.
2º. Misterio: Contemplamos la Visitación de nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
— Pido a Nuestra Señora del Buen Consejo que me hable al alma y me haga estremecer de júbilo y de devoción al oír el llamado de Ella, como San Juan Bautista al oír su voz.
3º Misterio: Contemplamos el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en Belén.
— Pido a María Santísima que me conceda la admiración, la serenidad y la fortaleza que emanan del santo misterio de la Navidad.
4º Misterio: Contemplamos a Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de nuestra Señora.
— Pido a nuestra Señora de los siete dolores que me conceda un alma sin timidez, toda de fuego, para ser, en unión con el Niño Jesús, con el Inmaculado Corazón de María y con la Santa Iglesia, una piedra de escándalo para la ruina y salvación de muchos.
5º Misterio: Contemplamos a pérdida y el encuentro del Niño Jesús.
— Pido a nuestra Señora fidelidad, confianza y fuerzas en las múltiples perplejidades de que mi alma está llena.
Misterios Dolorosos
1º Misterio: Contemplamos a Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos.
— Pido a Nuestra Señora que me conceda un alma capaz de amar el sufrimiento y de sufrir por Ella y por la Iglesia, en unión con la Agonía infinitamente preciosa de nuestro Señor Jesucristo.
2º Misterio: Contemplamos a Flagelación de nuestro Señor Jesucristo
— Cuando los sufrimientos se abatieren sobre mí como azotes, suplico a nuestra Señora que me comunique la fuerza invencible, la serenidad inquebrantable y una gota, por lo menos, de la infinita dignidad de nuestro Señor Jesucristo.
3º Misterio: Contemplamos a Coronación de espinas de nuestro Señor.
— Cuando se rieren de mí, me desprecien y me aislaren, sobre todo por mi pertenencia a la Iglesia, suplico a nuestra Señora que me conceda la convicción de la entera sin razón de ser de todas esas persecuciones. Y una fe inquebrantable y altanera en la santidad de la causa a la que me entregué.
4º Misterio: Contemplamos a nuestro Señor cargando penosamente la Cruz hasta lo alto del Calvario.
— Ni un solo paso para atrás, ni para el lado; determinación sobrenatural inquebrantable de seguir el camino, aun cuando cae postrado tres veces bajo el peso de la Cruz. Oh Madre Dolorosa, has mi alma semejante a la de vuestro divino Hijo y a la vuestra.
5º Misterio: Contemplamos la Crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
— La víctima expiatoria llevó a las últimas consecuencias su misión. Habiéndola aceptado, cumplió todo hasta el fin. A los pies de Él estaba María Santísima, que quiso todo eso, más una vez para salvarnos. Concededme, oh Santa María, la gracia de llevar hasta las últimas consecuencias mi vocación, aceptando en la vida de hoy, como en el futuro, todos los sufrimientos que ella imponga. Haced con que sea mi ideal ir al encuentro de esos sufrimientos y amarlos hasta el fin. Débil, incapaz, cargado de malos hábitos, ¿cómo podré hacer esto sin un auxilio sobrenatural? ¡Que este auxilio me venga de la Sangre inocente del Cordero divino y de vuestras lágrimas purísimas e indeciblemente preciosas, oh María!
Misterios Gloriosos
1º Misterio: Contemplamos la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
— Resurge el Redentor, el bien triunfa sobre el mal, todo el universo se alegra. Haced, oh mi Madre, que mi alma se estremezca de júbilo y devoción en la espera de vuestro Reino.
2º Misterio: Contemplamos la Ascensión de Jesús a los cielos.
— Sube al cielo el Justo, cercado de una gloria infinita. Que yo desee así, oh mi Madre, que se eleven sobre todas las cosas, en una victoria radiante, la Santa Iglesia y la Cristiandad.
3º Misterio: Contemplamos el descenso del Espírito Santo sobre nuestra Señora y los apóstoles en el Cenáculo.
— Los apóstoles tibios, de vistas cortas, miedosos, se transforman en un momento. Habiendo rezado por intermedio vuestro, oh María, en el Cenáculo, las lenguas de fuego descendieron sobre ellos y los transformaron en un instante. Madre del Buen Consejo, una palabra vuestra puede hacer lo mismo conmigo, tan débil, tan tibio y tan pecador. Pronunciad una sola palabra y mi alma será transformada.
4º Misterio: Contemplamos la Asunción de nuestra Señora a los cielos.
— Vuestra pureza, vuestra fe, vuestra fortaleza, encontraron, por fin, el premio merecido. Hacedme puro, lleno de fe para luchar contigo en la tierra de modo que pueda contemplaron eternamente en el cielo.
5º Misterio: Contemplamos la gloriosa coronación de María Santísima como Reina del cielo y de la tierra.
— Desde lo alto de la gloria de donde reináis, sed para mi la Madre de Misericordia, apoyándome en todas las defecciones, levantándome de todas las caídas, perdonándome en todas las faltas y amándome en todos los instantes, de manera que en todo os ame, oh Reina santa, tú que debéis ser la admiración de toda mi vida.

 Obtenido de la revista Catolicismo

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