viernes, 29 de junio de 2012

San Pedro y San Pablo, 29 de junio


Plinio Corrêa de Oliveira
Santo del día[1], 29 de junio de 1967
Selección biográfica
Hoy es la fiesta de San Pedro y San Pablo. Estamos festejando el 19° centenario del martirio de los dos apóstoles.
Respecto de los apóstoles San Pedro y San Pablo, Dom Guéranger, en el Année Liturgique, tiene las siguientes palabras:
Santos Pedro y Pablo presentando la Iglesia a Dios,
 escuela veneciana, siglo XIV
“Pedro y Pablo no cesan de oír las oraciones de sus devotos. El tiempo no disminuye sus poderes, y más en el cielo que otrora en la tierra, la grandeza de los intereses generales de la Iglesia no los absorbe lo suficiente como para descuidar el menor de los habitantes de esta gloriosa ciudad de Dios, de la cual eran y siguen siendo príncipes.
”Uno de los triunfos del demonio en nuestra época fue el de haber adormecido, en este punto, la fe de los justos. Es preciso insistir para terminar ese sueño funesto, que nos llevará al olvido de que el Señor quiso confiar a los hombres el cuidado de continuar su obra y representarlo visiblemente en la tierra.
”San Ambrosio exalta la eficaz y viva acción apostólica que no descansa de la Iglesia, y expresa con delicadeza y profundidad el papel de Pedro y Pablo en la salvación de los elegidos. La Iglesia, dice él, es un navío en el que Pedro debe pescar y en esa pesca él recibe órdenes de usar a veces la red, a veces el anzuelo. Gran misterio, porque esa pesca es toda espiritual. La red protege, el anzuelo hiere; la red atrapa multitud, en cambio el anzuelo al pez solitario. El buen pez no repele el anzuelo de Pedro, que no mata, sino que convierte. Preciosa herida cortante, que en la sangre permite profesar la misma fe de Pedro y pagar el tributo al apóstol y maestro.
”Entonces, no te subestimes porque tu cuerpo es débil; de tu boca tienes que pagar a Cristo y a Iglesia y a Pedro.
”Porque en nosotros hay un tesoro: el Verbo de Dios. La confesión de Jesús lo pone en nuestros labios. Es por esto que Él dice a Simón: Id mar adentro, esto es, al corazón del hombre, porque el corazón del hombre en sus escondrijos es como las aguas profundas. Id mar adentro, esto es, a Cristo, porque Cristo es la reserva profunda de las aguas vivas en la cual están los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.
”Pedro continua pescando todos los días. Todos los días el Señor le dice: id mar adentro. Pero me parece oír a Pedro: Maestro, trabajamos toda la noche, sin conseguir nada. Pedro sufre cuando somos duros de corazón.
”Pablo también está luchando por nuestras almas. ¿No nos dijo que nadie sufre sin que él también sufra? Debemos actuar de manera de no hacer sufrir por nuestra culpa a los apóstoles”.
Comentarios del Prof. Plinio
El llamado de San Pedro, ilustración del siglo XIV
Son muy bellas palabras y podríamos hacer un comentario sobre cada una de ellas. Lo primero es esa primera parte, esa interesante referencia de Dom Guéranger de que la Providencia permitió que la fe de los justos se volviera somnolienta respecto al papel de que desde lo alto del cielo San Pedro y San Pablo desempeñan para el bien de la Iglesia Católica y para la salvación de las almas.
Es curioso, pero la devoción a los apóstoles disminuyó mucho, a excepción de la devoción a San Judas Tadeo, que era exactamente un apóstol casi desconocido y que durante algún tiempo incluso levantó algunas sospechas porque la gente pensaba que este Judas podría ser Judas Iscariote, también un miembro del colegio de los apóstoles. A excepción de la devoción a San Judas, que se convirtió en patrón de los imposibles, la devoción a los otros apóstoles disminuyó mucho.
Esta disminución es completamente irracional, ya que es evidente que la misión de los apóstoles no disminuyó con el tiempo. Por el contrario, sabemos que su misión continúa ahora y continuará hasta el fin de los tiempos. Ellos no fueron apóstoles para una sola época. Ellos no fueron hombres que salvaron almas en los primeros días de la Iglesia y luego se fueron al cielo donde no hacen nada. Ellos están allí ahora con Nuestro Señor Jesucristo mirando y ejerciendo un rol sobre toda la Iglesia
El apostolado que ellos hicieron en sus tiempos fue una semilla que ellos plantaron que contenía el apostolado de todas las épocas. Desde el cielo ellos continúan nutriéndolo y desarrollándolo. Por lo tanto, la devoción a ellos es una cosa necesaria, y esta selección nos da una oportunidad para encomendarnos a San Pedro y San Pablo, para rezarles, y para aumentar nuestra devoción para con ellos.
La pesca milagrosa, Duccio de Siena
Lo segundo, la selección parece insinuar una diferencia entre el apostolado de San Pedrohecho con un anzuelo― y el de San Pablo ―hecho con una red―. La distinción entre estos dos métodos diferentes de apostolado es útil. El apostolado de la red tiene la intención de atrapar a un gran número de personas, el apostolado del anzuelo está destinado a alcanzar tal o cual persona en particular.
Lo tercero, el texto habla muy bien del apostolado de anzuelo, diciendo que el anzuelo hiere la boca del pez, pero es a través de esta incisión que se paga el precio de su conversión. Hay conversiones que son muy difíciles, que sólo son posibles a través de grandes sacrificios y sufrimientos. La sangre exigida por el gran esfuerzo es el precio pagado para hacer parte de la Iglesia Católica. Esta es una característica normal del apostolado del anzuelo.
Hay conversiones, sin embargo, que no son dolorosos. En la Edad Media, por ejemplo, tenemos los maravillosos ejemplos de las conversiones de los reyes que trajeron naciones enteras con ellos: el reino de los francos vino a la Iglesia con Clovis, los húngaros con San Esteban, el polaco con Wenceslao, el ucraniano con San Vladimir, y así sucesivamente. Estos fueron apostolados de red que llevaron a una multitud de almas sin ningún sufrimiento especial.
La Virgen con el Niño y los apóstoles Pedro y Pablo,
 Lorenzo Biccidi, Venecia
Lo cuarto, otra hermosa parte de esta selección habla del apostolado cuando es infructuoso. San Pedro y San Pablo experimentaron enormes dificultades en sus apostolados, y también disfrutaron momentos de éxitos extraordinarios. No eran trabajos sencillos con un “happy endings”. Era un trabajo duro a lo largo de caminos rocosos que requirieron de mucha oración y ayuda sobrenatural para seguir adelante. Sin esta ayuda, el apostolado es infructuoso.
Debemos recordar esto en nuestro propio apostolado. Debemos tener en cuenta que San Pedro había pescado toda la noche y no tuvo éxito. Pero cuando le pidió a Nuestro Señor que lo ayudara, la red se levantó del agua llena de peces.
Esta referencia a la pesca milagrosa sirve para ayudar a aumentar nuestra humildad y espíritu sobrenatural. Sin la ayuda sobrenatural, sin la ayuda de Dios, por intercesión de Nuestra Señora, nuestro apostolado será estéril.
Vemos que esto se traduce en una mayor gloria de Nuestra Señora y tiene que aumentar en nosotros el deseo de acercarnos a Ella. Ella que es nuestra amorosa y omnipotente suplicante delante de Dios, que con su oración puede obtener todo lo que Ella pide.


[1] Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.

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