lunes, 26 de noviembre de 2012

Recientes escandalosas herejías de Benedicto XVI sobre el islam y otras falsas religiones

Discurso de Benedicto XVI en Aeropuerto Internacional Rafik Hariri, Beirut, Líbano, 16 de septiembre de 2012:
“Gracias de corazón a las venerables Iglesias hermanas y a las comunidades protestantes. Gracias en particular a los representantes de las comunidades musulmanas. Durante toda mi estancia, he podido constatar cuánto vuestra presencia ha contribuido al éxito de mi viaje. El mundo árabe y el mundo entero habrán visto, en estos momentos de turbación, a los cristianos y a los musulmanes reunidos para celebrar la paz. Es tradición de Oriente Medio recibir al huésped de paso con consideración y respeto, y vosotros lo habéis hecho. Os lo agradezco a todos… Doy gracias a Dios por estas ocasiones que él ha permitido, por los importantes encuentros que he podido tener, y por la oración de todos por todos los libaneses y el Medio Oriente, cualquiera que sea el origen o la confesión religiosa de cada uno… Pido a Dios por el Líbano, para que viva en paz y resista con valentía todo lo que pueda destruirla o minarla. Deseo que el Líbano siga permitiendo la pluralidad de las tradiciones religiosas, sin dejarse llevar por la voz de aquellos que se lo quieren impedir. Le deseo que fortalezca la comunión entre todos sus habitantes, cualquiera que sea su comunidad o su religión, rechazando resueltamente todo lo que pueda llevar a la desunión y optando con determinación por la fraternidad. He aquí las flores que agradan a Dios, las virtudes posibles y que convendría consolidar enraizándolas más[1].

Este discurso de Benedicto XVI es un claro respaldo a la idolatría. Él a gradece a Dios por las oraciones ofrecidas por la gente “cualquiera que sea la confesión religiosa”. Por lo tanto, él está agradecido por las oraciones a los dioses falsos o incluso al diablo. Esto es una herejía y apostasía. Benedicto XVI afirma también que cristianos y musulmanes están unidos. Benedicto XVI luego promueve la muy condenada herejía de que se debe permitir y promover que las religiones falsas promuevan públicamente sus creencias falsas[2]. Incluso dice a la gente dejarse llevar por la voz de aquellos que no quieren ver a las religiones falsas promovidas públicamente en la sociedad. En consonancia con su indiferentismo, Benedicto XVI dice que debemos rechazar todo lo que pueda dar lugar a cualquier desunión entre las personas de diferentes religiones. Él luego describe este indiferentismo y falsa “hermandad” interreligiosa como virtudes y “flores que agradan a Dios”.

Benedicto XVI 11 de octubre 2012, homilía de apertura “del Año de la Fe”:
“El segundo documento que sería importante para el encuentro de la Iglesia con la modernidad surgió casi por casualidad y se desarrolló en varias fases. Me refiero a la declaración Nostra aetate sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas. En un principio la intención era redactar una declaración sobre las relaciones entre la Iglesia y el judaísmo, un texto que se había hecho intrínsecamente necesario después de los horrores de la Shoah. Los Padres del concilio provenientes de los países árabes no se opusieron al texto, pero ellos explicaron que si había una intención de hablar del judaísmo, entonces también debía haber algunas palabras sobre el islam. Cuánta razón tenían, nosotros en Occidente sólo lo llegamos a comprender gradualmente. Por último, creció la comprensión de que también era apropiado hablar de otras dos grandes religiones el hinduismo y el budismo―, así como el tema de la religión en general. Luego, siguiendo naturalmente, vino una breve indicación respecto al diálogo y la colaboración con las religiones, cuyos valores espirituales, morales y socio-culturales deben ser respetados, protegidos y alentados[3].

Benedicto XVI dice que el hinduismo y el budismo son grades religiones. ¡A continuación dice que debemos colaborar con las falsas religiones y que sus valores espirituales deben ser “respetados, protegidos y alentados”! Esta es una escandalosa herejía que ha sido condenada por los verdaderos Papas católicos a lo largo de la historia de la Iglesia[4].

Benedicto XVI, 14 de septiembre 2012, discurso en la basílica de Harissa: “Me alegro también de la presencia de las delegaciones ortodoxas, musulmanas y drusas, así como del mundo de la cultura y la sociedad civil. La buena convivencia del islam y el cristianismo, dos religiones que han contribuido a crear grandes culturas, constituyen la originalidad de la vida social, política y religiosa del Líbano. Solo es posible alegrarse por esta realidad que es necesario animar. Confío este deseo a los responsables religiosos de vuestro país”[5].

Benedicto XVI se alegra de estar en presencia de los seguidores de varias religiones falsas. Benedicto XVI habla en términos positivos acerca de cómo la falsa religión del islam “ha contribuido a crear grandes culturas” y “vida religiosa”. Esto es una blasfemia y apostasía.

Telegrama de Benedicto XVI al Gran Rabino de Roma, Riccardo Di Segni por la fiesta judía de Rosh Ha-Shanah, Yom Kipur y Sucot: “En las festivas ocasiones del Rosh Ha-Shanah 5773, Yom Kipur y Sucot, les dirijo sinceros deseos de paz y buena voluntad a vosotros y a toda la comunidad judía de Roma, pidiendo al Todopoderoso abundantes bendiciones para el nuevo año y con la esperanza de que judíos y cristianos, a medida que crecen en el respeto mutuo y amistad, den testimonio en el mundo de los valores que vienen de la adoración del único Dios.
Benedicto, PP. XVI”[6].

Benedicto XVI se asegura de enviarles un telegrama a los judíos negadores de Cristo para felicitarlos por la celebración de sus fiestas sin Cristo de la falsa religión del judaísmo. El Concilio de Florencia[7] enseñó infaliblemente que los que practican la antigua ley u observan el judaísmo, serán condenados por toda la eternidad. Benedicto XVI también dice que los judíos adoran al único Dios verdadero, lo que es una negación de la Trinidad, herejía y apostasía.

Benedicto XVI, 14 de septiembre de 2012, discurso a las autoridades políticas, civiles y religiosas libaneses: “Sólo el perdón, dado y recibido, pueden sentar bases duraderas para la reconciliación y la paz universal. Sólo de esta manera puede haber desarrollo en la comprensión y armonía entre culturas y religiones, y en la genuina estima mutua y el respeto de los derechos de todos. En el Líbano, el cristianismo y el islam han vivido juntos durante siglos. No es raro ver a las dos religiones dentro de la misma familia. Si esto es posible dentro de una misma familia, ¿por qué no habría de ser posible a nivel de toda la sociedad? El carácter particular del Oriente Medio consiste en la mezcla centenaria de diversos elementos. Es cierto que han luchado entre sí, por desgracia eso también es cierto. Una sociedad pluralista sólo puede existir sobre la base del respeto mutuo, el deseo de conocer al otro y el diálogo continuo. Este diálogo sólo es posible cuando las partes son conscientes de la existencia de los valores que son comunes a todas las grandes culturas, porque están arraigados en la naturaleza de la persona humana. Este sustrato de valores expresa la verdadera humanidad del hombre. Estos valores son inseparables de los derechos de todos y de cada ser humano. Al defender su existencia, las diferentes religiones hacen una decisiva contribución. No se puede olvidar que la libertad religiosa es un derecho básico sobre el cual dependen muchos otros derechos. La libertad de profesar y practicar la propia religión sin peligro para la vida y la libertad debe ser posible para todos. La pérdida o atenuación de esta libertad priva a la persona de su derecho sagrado a una vida espiritual integrada… Sin la apertura a la trascendencia, lo que hace que sea posible encontrar respuestas a sus preguntas más profundas sobre el sentido de la vida y la conducta moralmente recta, los hombres y las mujeres se vuelven incapaces de actuar con justicia y trabajar por la paz. ¡La libertad religiosa tiene una dimensión social y política que es indispensable para la paz! Ella promueve una vida armoniosa para los individuos y las comunidades por un compromiso compartido con las causas nobles ... Así los creyentes hoy en día tienen un papel esencial, el de dar testimonio de la paz que viene de Dios y es un don concedido a todos nosotros ...”[8].

Benedicto XVI pide por el respeto mutuo y la estima entre las diferentes religiones. Los católicos no respetan ni estiman a las religiones falsas, que son religiones que conducen a la condenación eterna. Benedicto XVI dice que él cree que varias religiones falsas permiten a la gente vivir “una vida espiritualmente integrada” y hacen que las personas a conozcan a Dios. Luego dice estas religiones falsas dan la respuesta a las “preguntas más profundas sobre el sentido de la vida” y hace que las personas se comprometan en “una conducta moralmente recta”. Él cierra su herético discurso llamando a los seguidores de las diferentes religiones falsas “creyentes”. ¡Qué apóstata!

Respuestas de Benedicto XVI 14 a las preguntas en el vuelo al Líbano del 14 de septiembre 2012: “El fundamentalismo es siempre una falsificación de la religión. Va en contra de la esencia de la religión, que quiere reconciliar y crear la paz de Dios en el mundo. Por lo tanto, la tarea de la Iglesia y de las religiones es purificarse; una alta purificación de estas tentaciones por parte de la religión es siempre necesaria. Es tarea nuestra iluminar y purificar las conciencias y mostrar claramente que cada hombre es imagen de Dios; y debemos respetar en el otro, no solamente su alteridad, sino en la alteridad y en la real esencia común… deberíamos importar ideas de paz, creatividad, encontrar soluciones para aceptar a cada uno en su alteridad; debemos por tanto hacer visible en el mundo el respeto de las religiones, las unas por las otras, el respeto del hombre como criatura de Dios, el amor al prójimo como fundamento para todas las religiones”[9].

Benedicto XVI dice que las diferentes falsas religiones “puede crear la paz de Dios en el mundo” y tienen una “¡tarea de iluminar y purificar las conciencias!” Él afirma que las religiones falsas pueden comprometerse en “alta purificación de la religión”. El apóstata Benedicto XVI afirma que tenemos que aceptar y respetar las religiones falsas.

Benedicto XVI, Discurso en Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Beirut Rafic Hariri International en el Líbano, 16 de septiembre 2012: “Durante mi visita, el pueblo del Líbano y del Oriente Medio ―los católicos, los representantes de las otras Iglesias y comunidades eclesiales y de las diversas comunidades musulmanas― experimentaron con entusiasmo y en un ambiente sereno y constructivo un momento importante de respeto mutuo, entendimiento y hermandad. Esta es una sólida señal de esperanza para toda la humanidad... Los musulmanes me recibieron con gran respeto y sincera estima; su constante participación me permitió enviar un mensaje de diálogo y colaboración entre el cristianismo y el islam. Parece que ha llegado el momento de dar testimonio en contra de la división... En este mismo día tuve una reunión con los líderes de la comunidad religiosa musulmana, que se realizó en un espíritu de diálogo y recíproca buena voluntad. Doy gracias a Dios por este encuentro. El mundo de hoy necesita señales claras y fuertes de diálogo y colaboración... Al ver a los jóvenes cristianos y musulmanes celebrando en gran armonía, les insto a construir juntos el futuro del Líbano y de Oriente Medio... Luego tuve la alegría de un encuentro ecuménico fraterno con los ortodoxos y los patriarcas ortodoxos orientales y los representantes de las Iglesias, así como de las comunidades eclesiales”[10].

Benedicto XVI afirma que la hermandad y el respeto por la falsa religión del islam, “¡es una sólida señal de esperanza para toda la humanidad!”. Luego afirma que los musulmanes deben ayudar a construir el futuro del Líbano y del Oriente Medio. Los musulmanes rechazan la Trinidad y la divinidad de Cristo. La doctrina católica enseña que el islam es una abominación y una secta diabólica[11]. Los musulmanes son incrédulos (infieles) que necesitan ser convertidos para su salvación; por lo tanto, mientras ellos sigan siendo musulmanes no son una esperanza para la humanidad ni menos se puede construir con ellos el Reino de Cristo. Nada más herético que lo que dice Benedicto XVI.

Benedicto XVI, Discurso a los jóvenes de Líbano y otros países de Oriente Medio, 15 de septiembre de 2012: “Quiero saludar ahora a los jóvenes musulmanes que están con nosotros esta noche. Agradezco vuestra presencia que es tan importante. Vosotros sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País y de todo el Oriente Medio. Buscad construirlo juntos. Y cuando seáis adultos, continuad a vivir la concordia en la unidad con los cristianos. Porque la belleza del Líbano se encuentra en esta bella simbiosis. Es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el islam y el cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana… Es el momento en que musulmanes y cristianos se unan…”[12].

Benedicto XVI menciona cuánto él respeta las creencias de cada persona y le agradece a los musulmanes por su presencia diciendo que “es tan importante”. Respetar una religión falsa es una herejía condenada[13]. Benedicto XVI habla de la presencia de los musulmanes como algo maravilloso. Benedicto XVI pide a los musulmanes que vivan “en la unidad con los cristianos”. Él promueve la mentira de que las personas pueden tener unidad con gente que niega la divinidad de Jesucristo”[14].

[Nota del traductor: No tradujimos todas las aberraciones dichas por Bto. XVI en esta gira. Creemos que con las aquí presentadas es más que suficiente para probar que Benedicto XVI es un hereje manifiesto y, por lo tanto, no es el Papa[15]]


[1] L’ Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 16.
[2] Papa Pío IX, Syllabus de errores, 8 de diciembre de 1864, # 77: “En nuestra edad no conviene ya que la religión católica sea tenida como la única religión del Estado, con exclusión de cualquiera otros cultos”.Condenado
Papa Pío IX, Syllabus de errores, # 78: “De ahí que laudablemente se ha provisto por ley en algunas regiones católicas que los hombres que allá inmigran puedan públicamente ejercer su propio culto cualquiera que fuere. – Condenado
Papa Pío IX, Quanta cura, # 3, 8 de diciembre de 1864: “Partiendo de esta idea, totalmente falsa, del régimen social, no temen favorecer LA ERRÓNEA OPINIÓN, sobremanera perniciosa a la Iglesia Católica y a la salvación de las almas, calificada de ‘delirio’ por nuestro antecesor Gregorio XVI, de feliz memoria, DE QUE ‘LA LIBERTAD DE CONCIENCIA Y DE CULTOS ES DERECHO PROPIO DE CADA HOMBRE, QUE DEBE SER PROCLAMADO Y ASEGURADO POR LA LEY EN TODA SOCIEDAD BIEN CONSTITUIDA…”.
[3] L’ Osservatore Romano, 17 de octubre de 2012, p. 14.
[4] Papa Pío XI, Ad salutem, #27, 20 de abril de 1930: “… toda compulsión y locura, todo ultraje y lujuria, son introducidos en la vida del hombre por los demonios a través de la adoración de dioses falsos”.
Salmo 95, 5: “Todos los dioses de los gentiles son demonios…”.
1 Corintios 10, 20: “Antes bien, digo que lo que sacrifican los gentiles, a los demonios y no a Dios lo sacrifican. Y no quiero yo que vosotros tengáis parte con los demonios”.
[5] L’ Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 5.
[6] L’ Osservatore Romano, 26 de septiembre de 2012, p. 5.
[7] Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, bula Cantate Domino, 1441, ex cátedra: “[La Santa Iglesia Romana] firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mat. 25, 41)”.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, 1441, ex cathedra: “La Santa Iglesia Romana firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento, o sea, de la Ley de Moisés,… cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo… y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento. … Denuncia consiguientemente como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de aquel tiempo (la promulgación del Evangelio), observan la circuncisión y el sábado y guardan las demás prescripciones legales y que en modo alguno pueden ser partícipes de la salvación eterna…”.
[8] L’ Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 7.
[9] L’ Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 3
[10] L’ Osservatore Romano, 26 de septiembre de 2012, pp. 10-11.
[11] Papa Calixto III: “Yo prometo… exaltar la fe verdadera, y exterminar la secta diabólica de los reprobados e infieles de Mahoma [islam] en el Oriente” (Von Pastor, Historia de los Papas, II, 346; citado por Warren H. Carroll, Una Historia de la Cristiandad, vol. 3 (La Gloria de la Cristiandad), Front Royal, VA: Christendom Press, p. 571).
[12] L’ Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 12.
[13] Papa Clemente IV, Concilio de Vienne, 1311-1312: “Es un insulto para el nombre santo y una desgracia para la fe cristiana que en ciertas partes del mundo se sometan a los príncipes cristianos donde viven los sarracenos [es decir, los seguidores del Islam, también llamados musulmanes], a veces separadamente, a veces mezclados con los cristianos, los sacerdotes sarracenos, comúnmente llamados zabazala, en sus templos o mezquitas, en las que los sarracenos se reúnen para adorar al infiel Mahoma, invocando cada día a ciertas horas en voz alta y ensalzando su nombre desde un lugar elevado… Esto acarrea un descrédito para nuestra fe y causa gran escándalo a los fieles. Estas prácticas no pueden ser toleradas sin disgustar a la majestad divina. Por lo tanto, con la aprobación del sagrado Concilio, Nos prohibimos estrictamente a partir de ahora esas prácticas en tierras cristianas. Ordenamos a los príncipes católicos, a todos y cada unoSe les prohíbe expresamente la invocación pública del nombre sacrílego de Mahoma… Aquellos que presuman actuar de otra manera serán castigados por los príncipes por su irreverencia, para que los otros puedan sentirse desalentados para un tal atrevimiento”.
[14] Papa Pío XI, Mortalium animos, # 9, 6 de enero de 1928: Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto ‘Amaos los unos a los otros’, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesaran, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: ‘Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis’ (2 Juan 10)”.
[15] San Roberto Belarmino, cardenal y Doctor de la Iglesia, De Romano Pontifice, II, 30: Un Papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser Papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia… Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Santa Catalina de Alejandría y la seriedad


Plinio Corrêa de Oliveira
Santo del día[i], 24 de noviembre de 1965

Hoy es la fiesta de San Juan de la Cruz, confesor y doctor de la Iglesia, reformador de la Orden del Carmelo, siglo XVI (en el actual calendario la fiesta se celebra en el día 14 de diciembre). Mañana será la fiesta de Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir.

Sobre la muerte de Santa Catalina, el Abad Daras, en la “Vida de los Santos”, tiene la siguiente narración:

“Maximiliano, emperador, ordenó la muerte de Santa Catalina. Ella fue llevada al lugar del suplicio en medio de una multitud, sobre todo de mujeres de alta condición, que lloraban su suerte. La virgen caminaba con gran calma. Antes de morir, hizo la siguiente oración: ‘Señor Jesucristo, mi Dios, os agradezco que hayáis
afirmado mis pies sobre la roca de la fe y dirigido mis pasos en la vía de la salvación. Abrid ahora vuestros brazos heridos sobre la cruz, para recibir mi alma, que yo sacrifico a la gloria de vuestro nombre. Acordaos, Señor, que somos hechos de carne y sangre. Perdonad mis faltas que cometí por ignorancia y llevaos mi alma en la sangre que voy a derramar por vos. No dejéis mi cuerpo, martirizado por vuestro amor, en poder de los que me odian. Bajad vuestra mirada sobre este pueblo y dadle el conocimiento de la verdad. Finalmente, Señor, exaltad en vuestra infinita misericordia a aquellos que os invocarán por mi intermedio, para que vuestro nombre sea para siempre bendito’.

”En seguida mandó que los soldados cumpliesen la orden, y su cabeza fue decapitada de un solo golpe. Era el día 25 de noviembre. Luego se constataron numerosos milagros. Los ángeles, como ella lo deseaba, transportador su cuerpo para la santa montaña del Sinaí, para que reposara donde Dios escribió su Ley sobre la piedra, que ella guardaba tan fielmente escrita en su corazón”.

Sta. Catalina de Alejandría e San Juan Bautista, por Fra Angélico
Retablo de Perugia (panel direto) - c. 1437 - Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia
Este extracto es de una tal elevación que casi lamento tener que comentarlo. Quedaría más satisfecho dejando así el texto brillando en el cielo, en el horizonte, suspendido, sin apoyo en ninguna realidad, emitiendo sus luces. Pero puesto que me piden que lo comente, vamos a los pormenores.

“Ella fue llevada al lugar del suplicio en medio de una multitud, sobre todo de mujeres de alta condición, que lloraban su suerte”.

Si los Sres. piensan lo que son las señoras de alta condición que encabezan las extravagancias de hoy en día, verán cómo la situación ha cambiado. Y cuánto aún tiene de posibilidades un país donde las señoras de alta condición acompañan, al lugar del suplicio, solidarizando con ella, llorando junto a ella, una mártir que fue fulminada por la cólera del emperador. Un emperador omnipotente, que puede mandar a matar a todos aquellos que les desagrade alguna actitud de él. Entre tanto, esas damas van todas, con Santa Catalina, y van llorando.

Lo bonito, para ver la diversidad de los dones del Espíritu Santo y de los efectos de la gracia, es que ellas van llorando y está bien que ellas vayan llorando. Pero contrasta, por la sublimidad, con eso, con ese don de las lágrimas que las mujeres tuvieron en ese momento, el hecho de que Santa Catalina no lloraba. Ella permanecía tranquila, y con gran calma. Ella caminaba al encuentro de la muerte, inundada de gracias del Espíritu Santo de otra naturaleza, por donde ella no lloraba para sí aquello que la gracia quería que las otras llorasen para ella. Y cómo debería ser impresionante ese cortejo de damas, andando, en medio de los soldados, y ella en el medio, la única calmada, aconsejando a todas que tuviesen tranquilidad, que tuviesen consolación, hasta llegar al momento en que ella debería morir.

Ahí, en el fin de la vida, ella hace una oración. Esa oración es muy bonita y tiene aquella forma especial de belleza que tienen ciertas cosas muy bonitas cuando no son enteramente consecuentes en su lógica. Son un conjunto de afirmaciones, como rayos de luz que proceden de un mismo foco, pero que brillan con una belleza propia en el horizonte. Entonces, los Sres. ven aquí la idea de ella:

“Señor Jesucristo, mi Dios”…

… es para afirmar que Él era el Dios de ella y que ella no reconocía otro Dios sino Él. entonces, la primera cosa que ella dice, en el momento de morir, la primera gracia, la primera palabra, el primer pensamiento de ella es para esa primera gracia:

“… os agradezco que hayáis afirmado mis pies sobre la roca de la fe y dirigido mis pasos en la vía de la salvación”.

Quiere decir, os agradezco poder padecer por vos. Vos que sois la fuente de mi salvación, vos que sois el punto de partida de todo el bien que puede haber en mí, vos que, si yo soy buena, es porque vos sois bueno y porque vos me disteis el ser buena: yo os agradezco la fe que me diste y la firmeza que me dais al morir en el amor a la virtud. Eso es lo primero que os agradezco, reconociendo que todo lo que en mí hay, a vuestra iniciativa lo debo.

“Abrid ahora vuestros brazos heridos sobre la cruz, para recibir mi alma, que yo sacrifico a la gloria de vuestro nombre”.

¿Puede haber una cosa más bella que eso? El divino crucificado, con los brazos todos sangrando, que los desprende de la cruz para recibir el alma de ella que sale también inundada de la sangre del martirio, para ser recibida por Él. ¡Qué maravillosa intimidad! ¡Qué grandioso es el encuentro del Mártir de los mártires con una mártir heroica! ¡Qué idea de la sangre de ella mezclándose a la sangre infinitamente preciosa de nuestro Señor Jesucristo! ¡Qué noción del Cuerpo Místico de Cristo hay en eso! ¡Qué sacratísima y augusta intimidad con nuestro Señor! Ella tenia de tal manera la idea de que el alma de ella estaba unida a Él, que la muerte sellaba esa unión, que ella pedía que Él la abrazase, luego que ella entrase en la eternidad. ¡Qué certeza de ir para el cielo!

Después dice:

“Acordaos, Señor, que somos hechos de carne y sangre. Perdonad mis faltas que cometí por ignorancia y llevaos mi alma en la sangre que voy a derramar por vos”.

Es decir, ella tenía miedo de, por ignorancia, haber cometido alguna falta: era lo que ella tenia para acusarse. Entonces, lavad mi alma en vuestra sangre. Andes de ir para el cielo, antes de derramar mi sangre por vos, yo quiero que vos lavéis mi alma en vuestra sangre.

“Perdonad mis faltas que cometí por ignorancia y llevaos mi alma en la sangre que voy a derramar por vos. No dejéis mi cuerpo, martirizado por vuestro amor, en poder de los que me odian. Bajad vuestra mirada sobre este pueblo…”

Ahora otro pensamiento. Ella, después de haber pensado en su alma ―pide que sea recibida por nuestro Señor, que sea lavada de las faltas que tenía― piensa en el cuerpo de ella. Entonces, pide que el cuerpo de ella no sea dejado en manos de los enemigos de ella, de aquellos que la odian porque lo odian a Él.

¡Vean qué respeto por el cuerpo propio! ¡Qué respeto por la santidad del cuerpo que fue uno con nosotros en la realización de la virtud! También, ¡qué atención magnífica de esa oración! Bastó que ella muriese, que los ángeles vinieron y se llevaron su cuerpo. ¿Para dónde? Para la montaña más augusta que hay en la tierra, después del Gólgota, después del monte Calvario, y que es el Sinaí, donde la Ley de Dios fue dada a los hombres. La cosa más bella del Sinaí es, ciertamente, la Ley de Dios, y para allá fue llevado su cuerpo. Los Sres. saben que hasta hoy el cuerpo de ella está allá, y hay un monasterio de monjas contemplativas, en el desierto del Sinaí, que guardan ese cuerpo, y que meditan sobre la Ley de Dios que allí fue dada a los hombres.

“Bajad vuestra mirada sobre este pueblo y dadle el conocimiento de la verdad”.

Ella ya no piensa en sí, sino en los circundantes.

“Finalmente, Señor, exaltad en vuestra infinita misericordia a aquellos que os invocarán por mi intermedio, para que vuestro nombre sea para siempre bendito”.

Ella pide desde ese momento a Dios que atienda a todo el mundo que por medio de ella pide alguna cosa.

”En seguida mandó que los soldados cumpliesen la orden, y su cabeza fue decapitada de un solo golpe. Era el día 25 de noviembre”.

¡La calma y la resolución¡ Hecha la oración, ningún temor, ningún deseo de contemporizar un poco. También ninguna precipitación de quien tiene miedo de enfrentar la muerte corriendo en dirección a ella. No, ella dice todo cuanto tiene que decir. Y terminado eso, ella se entrega a las manos de Dios. Los soldados la matan y la oración de ella se atiende.

“Era el día 25 de noviembre.  Luego se constataron numerosos milagros”.

Habla de los ángeles que fueron para allá. Y así tenemos las consideraciones de esa gran santa, mártir, para algún efecto de carácter espiritual en nosotros.

¿Cuál es el efecto que debemos pedir? Debemos pedir a ella que si, en la lucha ideológica contra el comunismo, contra los adversarios de la Iglesia, tuviéremos que sufrir riesgos, o tal vez perder la vida, tengamos la serenidad delante de la muerte que sólo la gracia da.

Porque delante de la muerte sólo hay dos especies de personas serenas: el cretino o el hombre movido por la gracia de Dios. La muerte es una cosa tan tremenda ―la separación entre el alma y el cuerpo, la liquidación del ser, el aparente hundirse en la nada―, que se comprende la serenidad delante de la muerte o del cretino que está crónicamente habituado a no medir la importancia de que va a ocurrir, o entonces del hombre que está dominado por la gracia.

Vamos a pedir, pues, que en todas las ocasiones de la vida, tengamos esa calma delante del riesgo; y calma que sea llevada hasta el sacrificio extremo, caso esa sea la voluntad de nuestra Señora.


Los ángeles, como ella lo deseaba, transportador su cuerpo para la santa montaña del Sinaí, para que reposara donde Dios escribió su Ley sobre la piedra, que ella guardaba tan fielmente escrita en su corazón”.

El presente texto es una adaptación resumida de la transcripción de la grabación de una conferencia del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, no ha sido revisada por el autor.
Si el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira estuviese vivo, ciertamente pediría que se colocase explícita mención de su filial disposición a rectificar cualquier discrepancia en relación al magisterio de la Iglesia. Es lo que referimos aquí, con sus propias palabras:
“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial celo a la enseñanza tradicional de la Santa Iglesia. Si, por lapso, ocurra que algo no está conforme a aquella enseñanza, desde ya la rechaza categóricamente”.
Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que les da el Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición fue publicada en el Nº 100 de "Catolicismo", en abril de 1959.


[i] Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.

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