Discurso de Benedicto
XVI en Aeropuerto Internacional Rafik Hariri, Beirut, Líbano, 16 de septiembre
de 2012:
“Gracias de corazón a las venerables
Iglesias hermanas y a las comunidades protestantes. Gracias en particular a
los representantes de las
comunidades musulmanas.
Durante toda mi estancia, he podido
constatar cuánto vuestra presencia ha contribuido al éxito de mi viaje.
El mundo árabe y el mundo entero habrán visto, en estos momentos de turbación,
a los cristianos y a los musulmanes
reunidos para celebrar la paz. Es tradición de Oriente Medio recibir al
huésped de paso con consideración y respeto, y vosotros lo habéis hecho. Os lo
agradezco a todos… Doy gracias a Dios
por estas ocasiones que él ha permitido, por los importantes encuentros
que he podido tener, y por la oración
de todos por todos los
libaneses y el Medio Oriente, cualquiera que sea el origen o la confesión religiosa
de cada uno… Pido a Dios por el Líbano, para que viva en paz y resista
con valentía todo lo que pueda destruirla o minarla. Deseo que el Líbano siga permitiendo la pluralidad de las
tradiciones religiosas, sin dejarse llevar por la voz de aquellos que se lo
quieren impedir. Le deseo que fortalezca la comunión entre todos sus
habitantes, cualquiera que sea su comunidad o su religión, rechazando resueltamente todo lo que
pueda llevar a la desunión y optando con determinación por la
fraternidad. He aquí las flores que
agradan a Dios, las virtudes posibles y que convendría consolidar
enraizándolas más[1].
Este
discurso de Benedicto XVI es un claro respaldo a la idolatría. Él a gradece a
Dios por las oraciones ofrecidas por la gente “cualquiera que sea la confesión
religiosa”. Por lo tanto, él está agradecido por las oraciones a los dioses
falsos o incluso al diablo. Esto es una herejía y apostasía. Benedicto XVI
afirma también que cristianos y musulmanes están unidos. Benedicto XVI luego
promueve la muy condenada herejía de que se debe permitir y promover que las
religiones falsas promuevan públicamente sus creencias falsas[2].
Incluso dice a la gente dejarse llevar por la voz de aquellos que no quieren
ver a las religiones falsas promovidas públicamente en la sociedad. En
consonancia con su indiferentismo, Benedicto XVI dice que debemos rechazar todo
lo que pueda dar lugar a cualquier desunión entre las personas de diferentes
religiones. Él luego describe este indiferentismo y falsa “hermandad”
interreligiosa como virtudes y “flores que agradan a Dios”.
Benedicto XVI 11 de
octubre 2012, homilía de apertura “del Año de la Fe”:
“El segundo documento que sería
importante para el encuentro de la Iglesia con la modernidad surgió casi por
casualidad y se desarrolló en varias fases. Me refiero a la declaración Nostra aetate sobre la relación de la
Iglesia con las religiones no cristianas. En un principio la intención era
redactar una declaración sobre las relaciones entre la Iglesia y el judaísmo,
un texto que se había hecho intrínsecamente necesario después de los horrores
de la Shoah. Los Padres del concilio provenientes de los países árabes no se opusieron
al texto, pero ellos explicaron que si había una intención de hablar del
judaísmo, entonces también debía haber algunas palabras sobre el islam. Cuánta
razón tenían, nosotros en Occidente sólo lo llegamos a comprender gradualmente.
Por último, creció la comprensión de que también era apropiado hablar de otras dos grandes religiones ―el hinduismo y el budismo―, así como el
tema de la religión en general. Luego, siguiendo naturalmente, vino una breve
indicación respecto al diálogo y la
colaboración con las religiones, cuyos valores espirituales, morales y
socio-culturales deben ser
respetados, protegidos y alentados”[3].
Benedicto
XVI dice que el hinduismo y el budismo son grades religiones. ¡A continuación
dice que debemos colaborar con las falsas religiones y que sus valores
espirituales deben ser “respetados, protegidos y alentados”! Esta es una
escandalosa herejía que ha sido condenada por los verdaderos Papas católicos a
lo largo de la historia de la Iglesia[4].
Benedicto XVI, 14 de
septiembre 2012, discurso en la basílica de Harissa: “Me
alegro también de la presencia de las delegaciones ortodoxas, musulmanas y
drusas, así como
del mundo de la cultura y la sociedad civil. La buena convivencia del islam y el cristianismo, dos
religiones que han contribuido a crear grandes culturas, constituyen la
originalidad de la vida social, política y religiosa del Líbano. Solo es posible alegrarse por esta
realidad que es necesario animar. Confío este deseo a los responsables
religiosos de vuestro país”[5].
Benedicto
XVI se alegra de estar en presencia de los seguidores de varias religiones
falsas. Benedicto XVI habla en términos positivos acerca de cómo la falsa
religión del islam “ha contribuido a crear grandes culturas” y “vida religiosa”.
Esto es una blasfemia y apostasía.
Telegrama de Benedicto
XVI al Gran Rabino de Roma, Riccardo Di Segni por la fiesta judía de Rosh
Ha-Shanah, Yom Kipur y Sucot: “En las festivas ocasiones del Rosh
Ha-Shanah 5773, Yom Kipur y Sucot,
les dirijo sinceros deseos de paz y buena voluntad a vosotros y a toda la
comunidad judía de Roma, pidiendo al
Todopoderoso abundantes bendiciones para el nuevo año y con la esperanza de
que judíos y cristianos, a
medida que crecen en el respeto mutuo y amistad, den testimonio en el mundo de los valores que vienen de la adoración del único Dios.
Benedicto, PP. XVI”[6].
Benedicto
XVI se asegura de enviarles un telegrama a los judíos negadores de Cristo para
felicitarlos por la celebración de sus fiestas sin Cristo de la falsa religión
del judaísmo. El Concilio de Florencia[7]
enseñó infaliblemente que los que practican la antigua ley u observan el
judaísmo, serán condenados por toda la eternidad. Benedicto XVI también dice
que los judíos adoran al único Dios verdadero, lo que es una negación de la
Trinidad, herejía y apostasía.
Benedicto XVI, 14 de
septiembre de 2012, discurso a las autoridades políticas, civiles y religiosas
libaneses: “Sólo el
perdón, dado y recibido, pueden sentar bases duraderas para la reconciliación y
la paz universal. Sólo de esta manera puede haber desarrollo en la comprensión
y armonía entre culturas y religiones, y en la genuina estima mutua y el respeto de los
derechos de todos. En el Líbano, el cristianismo y el islam han vivido juntos
durante siglos. No es raro ver a las dos religiones dentro de la misma familia.
Si esto es posible dentro de una misma familia, ¿por qué no habría de ser
posible a nivel de toda la sociedad? El carácter particular del Oriente Medio
consiste en la mezcla centenaria de diversos elementos. Es cierto que han
luchado entre sí, por desgracia eso también es cierto. Una sociedad pluralista
sólo puede existir sobre la base del respeto
mutuo, el deseo de conocer al otro y el diálogo continuo. Este diálogo
sólo es posible cuando las partes son conscientes de la existencia de los
valores que son comunes a todas las grandes
culturas, porque están arraigados en la naturaleza de la persona
humana. Este sustrato de valores expresa la verdadera humanidad del hombre.
Estos valores son inseparables de los derechos de todos y de cada ser humano.
Al defender su existencia, las
diferentes religiones hacen una decisiva contribución. No se puede
olvidar que la libertad religiosa es un derecho básico sobre el cual dependen
muchos otros derechos. La libertad de profesar y practicar la propia religión
sin peligro para la vida y la libertad debe ser posible para todos. La pérdida o atenuación de esta libertad
priva a la persona de su derecho sagrado a una vida espiritual integrada…
Sin la apertura a la trascendencia,
lo que hace que sea posible encontrar
respuestas a sus preguntas más profundas sobre el sentido de la vida y la
conducta moralmente recta, los hombres y las mujeres se vuelven
incapaces de actuar con justicia y trabajar por la paz. ¡La libertad religiosa
tiene una dimensión social y política que es indispensable para la paz! Ella promueve
una vida armoniosa para los individuos y las comunidades por un compromiso
compartido con las causas nobles ... Así los
creyentes hoy en día tienen un papel esencial, el de dar testimonio de
la paz que viene de Dios y es un don concedido a todos nosotros ...”[8].
Benedicto
XVI pide por el respeto mutuo y la estima entre las diferentes religiones. Los
católicos no respetan ni estiman a las religiones falsas, que son religiones que
conducen a la condenación eterna. Benedicto XVI dice que él cree que varias
religiones falsas permiten a la gente vivir “una vida espiritualmente
integrada” y hacen que las personas a conozcan a Dios. Luego dice estas
religiones falsas dan la respuesta a las “preguntas más profundas sobre el
sentido de la vida” y hace que las personas se comprometan en “una conducta
moralmente recta”. Él cierra su herético discurso llamando a los seguidores de
las diferentes religiones falsas “creyentes”. ¡Qué apóstata!
Respuestas de Benedicto
XVI 14 a las preguntas en el vuelo al Líbano del 14 de septiembre 2012: “El fundamentalismo es siempre una
falsificación de la religión. Va en contra de la esencia de la religión, que quiere
reconciliar y crear la paz de Dios en
el mundo. Por lo tanto, la
tarea de la Iglesia y de las religiones es purificarse; una alta purificación de estas
tentaciones por parte de la religión
es siempre necesaria. Es tarea
nuestra iluminar y purificar las conciencias y mostrar claramente que
cada hombre es imagen de Dios; y debemos
respetar en el otro, no solamente su alteridad, sino en la alteridad y
en la real esencia común… deberíamos
importar ideas de paz, creatividad, encontrar
soluciones para aceptar a cada uno en su alteridad; debemos por tanto
hacer visible en el mundo el respeto
de las religiones, las unas por las otras, el respeto del hombre como
criatura de Dios, el amor al prójimo como fundamento para todas las religiones”[9].
Benedicto
XVI dice que las diferentes falsas religiones “puede crear la paz de Dios en el
mundo” y tienen una “¡tarea de iluminar y purificar las conciencias!” Él afirma
que las religiones falsas pueden comprometerse en “alta purificación de la
religión”. El apóstata Benedicto XVI afirma que tenemos que aceptar y respetar
las religiones falsas.
Benedicto XVI, Discurso
en Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Beirut Rafic Hariri International
en el Líbano, 16 de septiembre 2012: “Durante
mi visita, el pueblo del Líbano y del Oriente Medio ―los católicos, los
representantes de las otras Iglesias y comunidades eclesiales y de las diversas comunidades musulmanas―
experimentaron con entusiasmo y en un ambiente sereno y constructivo un momento
importante de respeto mutuo,
entendimiento y hermandad. Esta
es una sólida señal de esperanza para toda la humanidad... Los
musulmanes me recibieron con gran respeto y sincera estima; su constante
participación me permitió enviar un mensaje de diálogo y colaboración entre el cristianismo y el islam. Parece que ha
llegado el momento de dar testimonio en contra de la división... En este mismo
día tuve una reunión con los líderes de la comunidad religiosa musulmana, que
se realizó en un espíritu de diálogo y recíproca buena voluntad. Doy gracias a
Dios por este encuentro. El mundo de hoy necesita señales claras y fuertes de
diálogo y colaboración... Al ver a los jóvenes
cristianos y musulmanes celebrando en gran armonía, les insto a construir
juntos el futuro del Líbano y de Oriente Medio... Luego tuve la alegría de un encuentro ecuménico fraterno con los
ortodoxos y los patriarcas ortodoxos orientales y los representantes de
las Iglesias, así como de las comunidades eclesiales”[10].
Benedicto
XVI afirma que la hermandad y el respeto por la falsa religión del islam, “¡es
una sólida señal de esperanza para toda la humanidad!”. Luego afirma que los
musulmanes deben ayudar a construir el futuro del Líbano y del Oriente Medio. Los musulmanes
rechazan la Trinidad y la divinidad de Cristo. La doctrina católica enseña que
el islam es una abominación y una secta diabólica[11].
Los musulmanes son incrédulos (infieles) que necesitan ser convertidos para su
salvación; por lo tanto, mientras ellos sigan siendo musulmanes no son
una esperanza para la humanidad ni menos se puede construir con ellos el Reino
de Cristo. Nada más herético que lo que dice Benedicto XVI.
Benedicto XVI, Discurso
a los jóvenes de Líbano y otros países de Oriente Medio, 15 de septiembre de
2012: “Quiero saludar
ahora a los jóvenes musulmanes
que están con nosotros esta noche. Agradezco
vuestra presencia que es tan importante. Vosotros sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País y de todo el Oriente Medio.
Buscad construirlo juntos. Y
cuando seáis adultos, continuad a vivir
la concordia en la unidad con
los cristianos. Porque la belleza del Líbano se encuentra en esta bella
simbiosis. Es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los
musulmanes y los cristianos, el islam
y el cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos
una sociedad libre y humana… Es el momento en que musulmanes y cristianos se
unan…”[12].
Benedicto
XVI menciona cuánto él respeta las creencias de cada persona y le agradece a
los musulmanes por su presencia diciendo que “es tan importante”. Respetar una
religión falsa es una herejía condenada[13].
Benedicto XVI habla de la presencia de los musulmanes como algo maravilloso.
Benedicto XVI pide a los musulmanes que vivan “en la unidad con los cristianos”.
Él promueve la mentira de que las personas pueden tener unidad con gente que
niega la divinidad de Jesucristo”[14].
[Nota del traductor: No tradujimos todas las
aberraciones dichas por Bto. XVI en esta gira. Creemos que con las aquí presentadas
es más que suficiente para probar que Benedicto XVI es un hereje manifiesto y,
por lo tanto, no es el Papa[15]]
[1] L’
Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 16.
[2] Papa Pío IX, Syllabus de errores, 8 de diciembre de
1864, # 77: “En
nuestra edad no
conviene ya que la religión
católica sea tenida como la única religión del Estado, con exclusión de cualquiera otros cultos”. – Condenado
Papa Pío IX, Syllabus de errores, # 78: “De ahí que
laudablemente se ha provisto por ley en algunas regiones católicas que los hombres que allá inmigran puedan públicamente ejercer su propio culto cualquiera que fuere”.
– Condenado
Papa Pío IX, Quanta cura, # 3, 8 de diciembre de
1864: “Partiendo
de esta idea, totalmente falsa, del régimen social, no temen favorecer LA ERRÓNEA
OPINIÓN, sobremanera perniciosa a la Iglesia Católica y a la
salvación de las almas, calificada de ‘delirio’ por nuestro antecesor Gregorio
XVI, de feliz memoria, DE QUE ‘LA LIBERTAD DE CONCIENCIA Y DE CULTOS ES DERECHO
PROPIO DE CADA HOMBRE, QUE DEBE SER PROCLAMADO Y ASEGURADO POR LA LEY EN TODA
SOCIEDAD BIEN CONSTITUIDA’…”.
[3] L’
Osservatore Romano, 17 de octubre de 2012, p. 14.
[4] Papa Pío XI, Ad salutem, #27, 20 de abril de
1930: “… toda compulsión y
locura, todo ultraje y lujuria, son introducidos
en la vida del hombre por los demonios a través de la adoración de dioses
falsos”.
Salmo 95, 5: “Todos los dioses de los gentiles son demonios…”.
1 Corintios 10, 20: “Antes
bien, digo que lo que sacrifican los gentiles, a los demonios y no a Dios lo
sacrifican. Y no quiero yo que vosotros tengáis parte con los demonios”.
[5] L’
Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 5.
[6] L’
Osservatore Romano, 26 de septiembre de 2012, p. 5.
[7]
Papa Eugenio IV, Concilio de
Florencia, bula Cantate Domino, 1441,
ex cátedra: “[La Santa Iglesia Romana] firmemente cree, profesa
y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia
Católica, no sólo los paganos, sino también judíos
o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el
diablo y sus ángeles (Mat. 25, 41)”.
Papa
Eugenio IV, Concilio de Florencia, 1441, ex cathedra: “La Santa Iglesia Romana
firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento, o
sea, de la Ley de Moisés,… cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo… y
empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento. … Denuncia consiguientemente
como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de aquel tiempo (la
promulgación del Evangelio), observan la circuncisión y el sábado y guardan las
demás prescripciones legales y que en modo alguno
pueden ser partícipes de la salvación eterna…”.
[8] L’
Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 7.
[9] L’
Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 3
[10] L’
Osservatore Romano, 26 de septiembre de 2012, pp. 10-11.
[11] Papa Calixto III: “Yo prometo… exaltar la fe verdadera,
y exterminar la secta diabólica de los
reprobados e infieles de Mahoma [islam] en el Oriente” (Von Pastor, Historia de los Papas, II, 346; citado por Warren H. Carroll, Una Historia de la Cristiandad, vol.
3 (La Gloria de la Cristiandad), Front Royal, VA: Christendom Press,
p. 571).
[12] L’
Osservatore Romano, 19 de septiembre de 2012, p. 12.
[13] Papa Clemente IV,
Concilio de Vienne, 1311-1312: “Es un insulto para el
nombre santo y una desgracia para la fe cristiana que en ciertas partes del mundo se
sometan a los príncipes cristianos donde viven los sarracenos [es decir, los
seguidores del Islam, también llamados musulmanes], a veces separadamente, a
veces mezclados con los cristianos, los sacerdotes sarracenos, comúnmente
llamados zabazala, en sus templos o mezquitas, en las que los sarracenos se
reúnen para adorar al infiel Mahoma, invocando cada día a ciertas
horas en voz alta y ensalzando su nombre desde un lugar elevado… Esto acarrea
un descrédito para nuestra fe y causa gran escándalo a los fieles. Estas
prácticas no pueden ser toleradas sin disgustar a la majestad divina. Por lo tanto, con la aprobación del sagrado
Concilio, Nos prohibimos estrictamente a partir de ahora esas prácticas en
tierras cristianas. Ordenamos a los príncipes católicos, a todos y cada
uno… Se
les prohíbe expresamente la invocación pública del nombre sacrílego de Mahoma…
Aquellos que presuman actuar de otra manera serán castigados por los príncipes
por su irreverencia, para que los otros puedan sentirse desalentados para un
tal atrevimiento”.
[14] Papa Pío XI, Mortalium animos, # 9, 6 de enero de 1928: “Nadie,
ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el
cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de
Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto
‘Amaos los unos a los otros’, prohibió absolutamente todo trato y
comunicación con aquellos que no profesaran, íntegra y pura, la doctrina de
Jesucristo: ‘Si alguno viene a
vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le
saludéis’ (2 Juan 10)”.
[15] San
Roberto Belarmino, cardenal y Doctor de la Iglesia, De Romano Pontifice, II, 30: “Un Papa que se manifieste hereje, por ese mismo
hecho (per se) cesa de ser Papa y cabeza,
así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia… Esta es la
enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los
herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.
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