domingo, 15 de febrero de 2009

GABRIEL GARCIA MORENO
(21.XII.1821 - 6.VIII.1875)

Mártir del Estado Católico
Soldado de la Doctrina Pontificia
Gobernante eminente de la República de Ecuador
Paladín de la Civilización Cristiana
Asesinado por la Masonería

"En medio de esos gobiernos entregados al delirio de la impiedad, la República del Ecuador se distinguía milagrosamente de todas las demás, por su espíritu de justicia y por la inquebrantable fe en su presidente […] Y ved ahí que los impíos, en su ciego furor, miran como un insulto a su pretendida civilización moderna, la existencia de un gobierno que sin dejar de consagrarse al bien material del pueblo, se esfuerza al propio tiempo en asegurar su progreso moral y espiritual […] Ha caído bajo el hierro de un asesino victima de su fé y de su caridad cristiana hacia su patria." Pío IX.
"Campeón de la fe católica, a quien se aplican justamente las palabras con que la Iglesia celebra la memoria de los santos mártires Tomas de Cantorbery y Estanislao de Polonia: ha sucumbido por la Iglesia bajo el puñal de los impíos." Leon XIII.
Asesinato del presidente Gabriel García Moreno

Verdad Olvidada

¿Cómo debe actuar un católico frente a un mal Papa?

Por Plinio Corrêa de Oliveira
Publicado originalmente en Tradition in Action

He recibido esta pregunta: ¿Cómo debe comportarse una persona que busca actuar con rectitud en un período en que reinan malos Papas, como, por ejemplo, durante ese período del Renacimiento?
Infalibilidad en la enseñanza papal extraordinaria
Esta pregunta no es muy difícil de responder en términos de la doctrina católica. La fuente de la verdad es la Revelación, que proviene de la Escritura y la Tradición. El Magisterio católico nos da la correcta interpretación de la Revelación. Los Papas son infalibles sólo cuando ellos enseñan una doctrina ex cathedra, cuando ellos oficialmente invocan su prerrogativa de infalibilidad sobre la doctrina. En tal caso, no se puede discrepar con él.
Lo mismo sucede con respecto a los Concilios. El Concilio Vaticano II, por ejemplo, declaró explícitamente que no era infalible. Juan XXIII declaró también lo mismo sobre ese Concilio. Concretamente, dijo que el Vaticano II sería un Concilio pastoral, y no un Concilio doctrinario. Por lo tanto, no tenía la intención de enseñar alguna doctrina como infalible; su propósito era sólo dar orientación.
Hay Concilios que enseñan dogmas, el Concilio Vaticano I, por ejemplo, que promulgó el dogma de la Infalibilidad Papal. En ese caso, tenemos la obligación de aceptar esta verdad sin discusión porque el poder infalible lo dio Jesucristo lo dio al Soberano Pontífice para enseñar y orientar a la Iglesia.
En el pontificado de Pío IX, dos dogmas fueron proclamados de diferente manera. El primero fue el dogma de la Inmaculada Concepción que el Papa proclamó ex authoritate propia – por su propia autoridad – sin el apoyo de un Concilio. El segundo fue el dogma de la Infalibilidad Papal que él definió con el apoyo del Concilio Vaticano en 1870. Estas proclamaciones solemnes de dogmas son parte del magisterio papal extraordinario.
Infalibilidad en la enseñanza papal ordinaria
Otra forma de ejercer el privilegio de la infalibilidad es cuando muchos Papas enseñan la misma doctrina en los documentos de su magisterio ordinario. Cada documento no es infalible per se, pero cuando una larga serie de documentos enseñan lo mismo, esa doctrina se convierte en infalible, ya que no es posible que la Divina Providencia permita que la Iglesia acepte un error durante un largo período de tiempo. Sería absurdo. Por lo tanto, cuando una larga serie de encíclicas enseñan una misma doctrina, también son infalibles. Esto es lo que se llama la infalibilidad del magisterio papal ordinario.
El Papa Paulo V careció de la más elemental modestia que la moral católica enseña se debe tener
Los fieles solían ser bastante seguros sobre qué doctrina seguir. Hasta el Concilio Vaticano II, los Papas constantemente y continuamente enseñaron la misma doctrina. A través de los siglos muchos documentos pontificios se confirmaban uno a otro y repetían los mismos puntos de doctrina. Por esta razón, los fieles tenían una completa tranquilidad mental de sobre lo que es correcto y lo que es errado y qué debería ser aceptado o rechazado.
Los Papas pueden cometer malas acciones y no se les debe seguir
Ahora, analicemos la situación de un católico en el Renacimiento. En el Renacimiento el católico a menudo vio a malos Papas hacer cosas que la doctrina de la Iglesia censuró. No sólo en su vida privada, sino también ellos actuaron como Papas.
Por ejemplo, cuando la construcción de la Basílica de San Pedro estaba siendo terminada, el Papa Paulo V que era de la familia Borgia, ordenó a los arquitectos a inscribir en letras de oro en una franja de mosaicos azul obscuro sobre la fachada de las columnas estas palabras: Paulus Quintus Borghesi fecit –Paulo V de la familia Borgia lo hizo. Esto es, él faltó incluso a la más elemental modestia. Nadie con un poco de sentido de vergüenza colocaría tales palabras exaltándose a sí mismo y a su familia en la más grande iglesia de la Cristiandad: “Yo fui quien lo hizo”. Nadie construiría una casa y luego colocaría un gran cartel sobre la puerta diciendo: “John Smith lo hizo”. Daría la desagradable impresión de que usted es un megalómano.
Además, en las bellas puertas de bronce de la Basílica de San Pedro, junto con otras cosas, fueron esculpidas la leyenda de Leda y el cisne. Una historia que involucra actos de bestialidad. Entonces, el Papa permitió una leyenda pagana en el portal de la Basílica Vaticana. ¿Quién puede defender una exhibición de paganismo en la Basílica de San Pedro? Nadie. Fue una cosa que no se debiera hacer.
¿Cuál debiera ser la actitud de un fiel con respecto a aquella acción de amor propio de Paulo V? Desde que el Papa hizo tal cosa, pareciera que no sería pecado, sin embargo, la doctrina católica dice que sí lo es. Alguien podría experimentar un problema de conciencia frente a la contradicción.
No hay razón para un problema de conciencia. Cuando un Papa peca, cuando hace algo malo o incorrecto, su posición como Papa no cambia la naturaleza de la acción. Es mala. No está involucrada la infalibilidad Papal.
¿Cómo puede uno saber cuando algo está errado? Para eso sólo necesita verificar con la enseñanza previa de la Iglesia. Si la enseñanza constante de los anteriores Papas, los Tratados de Moral y el sentire cum Ecclesia [pensar con la Iglesia] enseña de otra manera, el nuevo Papa ha actuado en contra de la doctrina católica e hizo algo malo. Y los fieles católicos en tiempos del Renacimiento tuvieron suficientes motivos para rechazar las malas acciones de los Papas.
Cuando estuve en el Vaticano, visité el departamento de Lucrecia Borgia, la hija del Papa Alejandro VI. Fue una cosa escandalosa, de la que ella se aprovechó para promover todo tipo de comportamiento libertino. Las paredes tienen pinturas de aquello. Cualquier turista que quiera visitar el departamento las puede ver, y su historia es contada por los guías del Vaticano.
Lucrecia Borgia en su apartamento, por Rossetti
¿Qué debe hacer un católico del Renacimiento frente a un ejemplo como ese? ¿Acaso debe pensar que él también puede ser inmoral porque el Papa tuvo una hija y le permitió a ella actuar de manera disoluta? ¿Debe pensar que la moral católica ha cambiado? No. Simplemente debe tener la honestidad de darse cuenta de que el Papa pecó haciendo lo que hizo, y que su hija pecó también. Un católico no debe seguir los malos hábitos de un Papa, sino que debe seguir los dictados de la moral católica.
Los Papas pueden cometer errores doctrinarios
Pero, ¿qué hay de la doctrina? ¿Puede un Papa cometer errores en materia de doctrina? Esto está implícito en la noción de infalibilidad. Cuando los Papas no invocan el privilegio de la infalibilidad, pueden errar. La infalibilidad significa la imposibilidad de fallar, errar o caer. Si el mismo Papa afirma que un documento no es infalible, es porque es falible. Entonces, el puede cometer errores.
¿Cómo un católico puede saber cuándo hay un error? El puede revisar el Magisterio anterior y verificar si hay una larga sucesión de enseñanzas papales que afirman lo mismo. Si no la hay, o hay alguna diferencia en la enseñanza, entonces la nueva enseñanza del Papa esta errada. Es muy sencillo. Esto no quiere decir que cada católico debe por sí mismo juzgar al Papa. Nada de eso. Lo que estoy diciendo es que si hay una clara y continua enseñanza de Papas anteriores que dicen lo contrario de lo que enseña el nuevo Papa, este último, ipso facto (automáticamente) ha sido juzgado por las enseñanzas anteriores. El fiel católico sólo debe reconocer el error.
Alguien podría objetar: ¿Por qué los documentos de los Papas anteriores son más creíbles que los documentos del nuevo Papa?
Porque una larga serie de documentos papales consistentemente enseñan la misma doctrina ellos gozan del privilegio de la infalibilidad del Magisterio ordinario. Un documento aislado de un nuevo Papa que no invoca la infalibilidad en cuanto a su doctrina puede ser falible.
Alguien podría preguntar: ¿Cuánto tiempo podemos tener una enseñanza errónea en la Iglesia que se opone a la correcta?
No sé la respuesta a esa pregunta. Creo que es algo que los futuros teólogos deberán estudiar.
Un Papa, un Cardenal y un monje junto a un emperador son castigados en el infierno
Miniatura del siglo XIV - Biblioteca Vaticana
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