viernes, 27 de marzo de 2015

La mejor cita bíblica para refutar una vez salvo, siempre salvo y la sola fe

Por el Hno. Pedro Dimond OSB

En el Nuevo Testamento se refutan la justificación por la sola fe y la idea de justificado de una vez y para siempre (conocida también como una vez salvo, siempre salvo). Las ideas de la sola fe y justificado de una vez y para siempre son contrarias y refutadas por básicamente cada libro en el Nuevo Testamento. Dado que hay tantas pruebas sobre este asunto, limitando el argumento a un versículo o pasaje en realidad no hace justicia a la cantidad de evidencia que se podría presentar al respecto. No obstante, si se me permitiera elegir un solo pasaje en el Nuevo Testamento para refutar la sola fe y justificado de una vez y para siempre, sería Gálatas 5, 19-21.

Gálatas 5, 19-21: “Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, sensualidad, idolatría, hechicerías, enemistades, contiendas, celos, iras, riñas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, embriagueces, orgías y otras como éstas, de las cuales os prevengo, como antes lo hice, que quienes tales cosas hacen no heredarán el reino de Dios".


miércoles, 25 de marzo de 2015

La Anunciación de Nuestra Señora – 25 de marzo

Él es Rey por derecho, y también por conquista

Plinio Corrêa de Oliveira

Vamos a comentar sobre este pasaje tomado de San Lucas:
En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y presentándose a ella, le dijo: “Salve, llena de gracia, el Señor es contigo”. Ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella salutación. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”.
Dijo María al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por eso el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. E Isabel, tu parienta, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de la que era estéril, porque nada hay imposible para Dios”. Dijo María: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y se fue de ella el ángel.

*             *             *

 Por lo que yo recuerdo, la única cosa que sabemos de San Gabriel, el arcángel se encuentra en este episodio. Él fue enviado por Dios para entregar este magnífico mensaje a Nuestra Señora. Podemos tener una idea de lo que es este arcángel si consideramos la naturaleza de la tarea que se le dio. Existe una correlación entre el ángel y su virtud, por una parte, y la misión que recibe de Dios, por la otra. A través de una, podemos hacer conjeturas sobre la otra.
La Virgen y San Gabriel en el pórtico de la catedral de Reims
Por lo tanto, ¿cuál fue el mensaje de San Gabriel, que significa “fuerza de Dios”, llevó a la Virgen? Es un mensaje que afirma la encarnación del Verbo y, por lo tanto, es el mayor acto de poder y de dominación que Dios pudiera ejercer sobre el mundo. Con la Encarnación del Verbo, Dios estaba preparando el rescate del mundo. Al hacer esto, Él, que es el rey del mundo por derecho, también se convirtió en rey por conquista. Por lo tanto, Él —la segunda Persona de la Santísima Trinidad— entró en la tierra para conquistarla en la cruz; de esta manera especial, Él estableció su reinado sobre el mundo.
San Gabriel debe considerarse, por lo tanto, como el anuncio de la entrada victoriosa de Nuestro Señor Jesucristo en la humanidad. Él fue como un heraldo que va delante de un rey victorioso superando todos los obstáculos en su camino y anunciando: “¡He aquí el rey ha llegado! Él va a reinar!” Esta es una primera consideración que tenemos de este arcángel.
San Gabriel arcángel, detalle de Fray Angelico
Otra consideración que debemos tener es la del devoto de María por excelencia. Él fue quien pronunció el primer Avemaría, él fue el que dio a la Virgen un mensaje que le reveló quién era ella. Hasta ese momento, de acuerdo con todas las interpretaciones que he leído, ella no sabía que iba a ser la Madre de Dios. Ella oró para que el Mesías viniera pronto a la tierra y también para que ella pudiera convertirse en la sierva de su Madre para prestarle algunos pequeños servicios. Esa era su gran ambición.
Cuando vino el arcángel Gabriel y le anunció que ella misma iba a ser la madre del Mesías, él le hizo, por decirlo así, entender quién era ella. Su mensaje le explicó por qué ella había recibido de forma continua un inmenso río de gracias en toda su vida. Ella entendió la profundidad de la santidad para la que fue llamada. El anuncio del ángel le hizo comprender su propia misión.
Por lo tanto, cuando hizo esta revelación a María, él le hacía este servicio excepcional, que era un acto de suprema nobleza ordenado por Dios. Como resultado de ello, este hecho estableció un vínculo muy especial entre San Gabriel y la Virgen. En este sentido, él fue una especie de profeta que manifiesta a la Virgen lo que ella sería toda su vida y lo que sería su misión. Por lo tanto, otro aspecto de la personalidad de este arcángel es una gran unión con la Virgen y una gran devoción a ella.
La Anunciación por Fray Angélico en el convento de San Marcos, Florencia
Finalmente, podemos considerar otro lado, que es la manera en que él dio su mensaje. Estaba impregnado con una gran pureza. Ningún mensaje es más casto que este, que anunció la maternidad virginal. Este mensaje muestra cuánto amor tiene Dios por la pureza, por lo que, con el fin de salvaguardar la castidad virginal de Nuestra Señora, Él decidió una manera de concebir a Nuestro Señor Jesucristo que no implicaba ninguna obra humana: ella sería la Esposa del Espíritu Santo.
En la Anunciación, el arcángel es especialmente protector de su pureza y castidad. Si pudiéramos verlo, él nos inspiraría un millar de deseos y actos de admiración y anhelo de poseer la pureza en un grado eminente.
De aquí, podemos sacar algunas aplicaciones para las oraciones que podemos dirigirle hoy. San Gabriel anunció la venida y el triunfo del Mesías a la Virgen y por lo tanto a todos los hombres. Podríamos pedirle que ahora anuncie la recuperación de la realeza efectiva de Dios sobre la tierra a través de la venida del cumplimiento del mensaje de Fátima.
Hoy nos encontramos en una situación que es aún peor que la del mundo antiguo antes de Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, podemos pedir que Nuestro Señor Jesucristo reine una vez más, que Él establezca su reino en la tierra en María y por María, y que este período de oscuridad en la que nos encontramos llegue a su fin. Él ha hecho una cosa, que haga la otra. Él tuvo la llave para cerrar la era de la antigüedad, y por lo tanto abrió una nueva época. Que Él cierre esta época y abra la del Reino de María.
Segundo: debemos pedir a San Gabriel una enorme, sobreabundante devoción a la Virgen y que esta devoción crezca cada instante hasta el final de nuestras vidas.
Tercero: debemos pedirle un amor más ardiente, intransigente, vigilante y, por tanto, más militante por la pureza, y tener toda forma de repulsión y desprecio por la impureza de todas las formas y grados. Esto es lo que deberíamos pedirle. Que él nos proteja y nos haga más cercanos a la Virgen.

Fuente: Nobility.org

San Gabriel: alto sentido jerárquico y castidad, dos pilares de la Contra-Revolución

Plinio Correa de Oliveira
Reunión del santo del día del 24 de marzo de 1965

De San Gabriel, dice el martirologio que fue enviado por Dios para anunciar el misterio de la Encarnación del Verbo divino. Protector de la Orden del Carmen. Al mismo tiempo, novena de la Anunciación de Nuestra Señora.
La Anunciación de Fray Angélico
Sobre San Gabriel, podemos tener cierta noción sobre quién él es exactamente por la naturaleza de su misión. Como los ángeles son seres de una naturaleza mucho más elevada que la nuestra, la tarea que hacen es una tarea relacionada con la naturaleza [de los ángeles], y no se puede encomendar [a un ángel] una tarea tan arbitrariamente como se hace entre los hombres.
Hay algunos ángeles que por naturaleza hacen eso, otros que por naturaleza hacen aquello otro, en cuanto no podemos decir que alguien es dactilógrafo por naturaleza, que nadie es embajador por naturaleza. En la hora de dificultades, un embajador es dactilógrafo y también, en la hora de la urgencia [de la realización de una tarea] un dactilógrafo – con grandes intereses personales – acaba siendo buen embajador.
Entonces, entre nosotros es más confuso, en cuanto en la naturaleza angélica es más preciso. No se trata ahí de tareas exactamente como la de la Anunciación. Se trata de tareas de otro género, de la posición, de la función del ángel en el cielo en relación a Dios.
Pero hay una razón poderosa de conveniencia del porqué la misión dada a ese arcángel de la Anunciación corresponde a la naturaleza de él. Y podemos, por lo tanto, deducir alguna cosa de la gloria, de las virtudes, del esplendor de ese príncipe celestial, a través de la naturaleza de la misión que le fue entregada.

POR LA GRANDEZA DE LA MISIÓN DE SAN GABRIEL, PODEMOS DEDUCIR LA ALTA CATEGORÍA DE ESTE ÁNGEL

De esa misión, ¿qué podemos decir? Antes que nada, que es una misión elevadísima; es la misión clave en toda la historia de la humanidad, porque aquel ángel que le fue dada la orden de decirle a Nuestra Señora que la plenitud de los tiempos había llegado, que el reino del demonio iba a terminar, que el reino del mal iba a ser pisado con los pies, que la humanidad iba a ser redimida, que las puertas del cielo se abrirían para la humanidad, el ángel encargado de pedirle a Nuestra Señora su consentimiento para ese hecho, el ángel encargado de anunciar el misterio de la Maternidad Virginal, ese ángel llevó el más alto mensaje que pueda haberse llevado en toda la historia de la humanidad. ¡Es una cosa de una importancia enorme!
Imaginen lo siguiente: ustedes saben que, según Santo Tomás, los astros son movidos por los ángeles para la gloria de Dios. Imaginemos qué grandeza tiene un ángel que mueva, por ejemplo, toda la Vía Láctea: ¿qué importancia, qué función, qué espíritu debe tener un ángel de esos?
Ahora, ¿qué es mover una miríada de estrellas como la Vía Láctea, qué es eso en comparación con mover el alma de Nuestra Señora, con actuar sobre el alma de Nuestra Señora, con ser el transportador de ese mensaje y obtener su consentimiento?
Se comprende que no hay ninguna comparación con cosa alguna. Por ahí se comprende la excelsitud de la misión de ese ángel.
De otro lado, se puede medir la importancia del mensajero, no sólo por la naturaleza del mensaje, sino por la importancia de quien mandó y por la importancia de aquel a quien se le manda. Un rey, que teniendo que mandar un mensaje muy importante, lo manda por medio de un hidalgo de su corte. Un mensaje de poca importancia, para mandar para una persona cualquiera, se manda a un empleado cualquiera con una notificación judicial. Ahora. Nuestra Señora es la Reina del cielo y de la tierra, la obra prima de Dios, destinada para ser la Madre de Él.
Se comprende que sólo aquel que es un ángel altísimo es quien sería escogido para esa misión. Entonces, podemos ver a través de eso lo que es la grandeza que existe dentro de ese ángel.

DOS PILARES DE LA CONTRA-REVOLUCIÓN EN LA PSICOLOGÍA DE SAN GABRIEL: ALTO SENTIDO JERÁRQUICO Y CASTIDAD

Podríamos deducir algo de la “psicología” del ángel en eso, con dos notas muy importantes, y que en los cuadros de Fray Angélico sobre la Anunciación están muy presentes: en primer lugar, un sentido de jerarquía muy curioso.
Cuando el ángel fue a hablar con Nuestra Señora, ella aún no era la Madre de Dios. Pasó a serlo a partir del momento en que ella aceptó la comunicación y el Espíritu Santo actuó en ella. Y San Gabriel, por naturaleza, era superior a Nuestra Señora. De manera que cuando hablaba, era para una persona que le era inferior, que él estaba convidando para ser su Reina.
Por otro lado, le llevaba un mensaje de una predilección tal de Dios sobre Nuestra Señora en relación a él, que la colocaba fuera de cualquier paralelo con él.
Entonces, Fray Angélico pinta al ángel con un tal respeto, con una tal veneración ante Nuestra Señora, como quien toma la superioridad de su naturaleza y la pone debajo por causa de la grandeza de la misión de Nuestra Señora, ¡que es una cosa extraordinaria!
En cuanto Nuestra Señora también habla con el ángel, ella se inclina con todo respeto, porque ella estaba recibiendo un mensaje de Dios y porque, como persona, es inferior al ángel. Ustedes pueden notar las superioridades reciprocas, en las cuales, naturalmente, Nuestra Señora acaba siendo mayor que el ángel.
También, en la escena, un mundo de respeto mutuo de ella por él y de él por ella, que indica bien el sentido de jerarquía que estaba incluido en ese acto. Sentido de jerarquía que es lo opuesto del non serviam [no serviré] de Satanás.
Muchos dicen que el demonio rechazó servir porque no quería reconocer al Verbo encarnado como objeto de su adoración y no quería reconocer una mera criatura humana como su Reina. Eso parece haber sido un punto que polarizó todo un movimiento que él tenía contra Dios por causa del orgullo.
San Gabriel hizo lo contrario. Fue a llevar ese mensaje lleno de adoración y amor. Mensaje que colocaba – bajo cierto punto de vista – al reino angélico por debajo del reino humano, algo que elevaba por encima de él a alguien que le era inferior. Colocado delante de su nueva Reina, tan inferior a él por naturaleza, él se inclinó como el más respetuoso y venerador de los cortesanos delante de su Reina. Podemos percibir el alto sentido de disciplina, el alto sentido de jerarquía que se ve ahí y, por tanto, un sentido de contra-revolución muy marcado.
A eso podemos acrecentar otro aspecto. Quien va a dirigirse a la Virgen de las vírgenes para decirle que ella va a ser Madre y continuar siendo Virgen, hace una tal glorificación de la virginidad, que es una especie de obra prima de pureza mostrar que, delante de ese hecho tan inmenso de la Encarnación, Nuestro Señor resolvió violar todas las reglas de la naturaleza para salvar la virginidad perfecta de Nuestra Señora, y dar una nueva gloria para el género humano, haciendo de ella la Esposa del divino Espíritu Santo, para que ella tuviese un Hijo que no fuese hijo [engendrado por el] hombre.
¡Es un mensaje que es una de las mayores glorificaciones de la castidad! Y podemos comprender cuál relación especial con la pureza necesita tener un ángel así.
Por otro lado, son los dos pilares de la Contra-Revolución: la humildad y el amor a la pureza.
El orgullo y el amor a la sensualidad, al contrario, son los pilares de la Revolución. Podemos comprender cómo la vieja serpiente orgullosa y sensual fue pisada en ese acto, y cómo de esa manera San Gabriel nos aparece pisando al demonio, no menos como cuando San Miguel arcángel expulsó al demonio del cielo. Un pintor que en esa hora pintase a San Gabriel arrodillado delante de Nuestra Señora y pisando la cabeza del demonio, pintaría una cosa profundamente real.

DEBEMOS PEDIR ESPECIALMENTE A SAN GABRIEL EL AMOR A LA JERARQUÍA Y A LA PUREZA

Y de ahí comprendemos cuántos motivos tenemos para pedirle a San Gabriel que nos de esas dos gracias: 1) la del sentido de la jerarquía, del amor a la superioridad, del gusto de tener a quien sea más que nosotros – aunque ese “más que nosotros” sea inferior a nosotros por varios lados –; 2) y ese gusto pulcro por la pureza, de la pureza en cuanto principio, en cuanto valor moral y no apenas como una cosa física, ese gusto pulcro que, necesariamente, tiene algo con los trazos de santidad especifica de ese arcángel.
Los santos y los ángeles son llamados a dar a la humanidad aquello por donde ellos más glorifican a Dios. San Francisco nos da el espíritu de pobreza; San Ignacio nos da aquella lógica soberana, inflexible e incomparable de los Ejercicios Espirituales; San Benito nos da el gusto por la verdadera liturgia y por la verdadera contemplación. Los que más tuvieron más, más ellos dan.
San Gabriel irradia esas virtudes en tan alto grado, que es hecho para obtenernos esas virtudes. Vamos a pedirle, por lo tanto, esas virtudes en la noche de hoy.

lunes, 23 de marzo de 2015

Santo Toribio de Mogrovejo, un santo de la Contrarreforma – 23 de marzo

Plinio Corrêa de Oliveira
Reunión del 22 marzo 1966

Reseña biográfica:
Santo Toribio de Mogrovejo, su fiesta se conmemora
en Perú el 27 de abril
“Santo Toribio nació en 1538, en Mayorga, España, de una noble familia. Desde la infancia reveló gusto por la virtud y un extremo horror al pecado, al lado de una gran devoción a la Santísima Virgen. Cada día recitaba su Oficio y el Rosario, y los sábados ayunaba en su honor.
“Con inclinación para los estudios, los hizo en Valladolid y Salamanca. Felipe II pudo conocerlo, y notándole las cualidades, lo nombró primer Magistrado de Granada y Presidente del Tribunal de la Inquisición de esa ciudad, cargo que ejerció de forma excepcional durante cinco años. Habiendo vacado la sede episcopal de Lima, en el Perú, el soberano lo llamó para el cargo a pesar de sus vehementes protestas. Fue ordenado sacerdote y obispo y asumió su puesto a los 43 años de edad.
“Su diócesis era inmensa y las costumbres de los españoles y otros conquistadores, incluso del clero, dejaban mucho que desear.
“Los salvajes, a su vez, estaban abandonados o eran perseguidos. Santo Toribio no se dejó desanimar. Resolvió aplicar las decisiones del Concilio de Trento para reformar la región.
“Dotado de excepcional prudencia y celo activo y vigoroso, comenzó por la reforma del clero, tornándose inflexible con cualquier escándalo que de allí viniese. Se tornó el azote de los pecadores públicos y el protector de los oprimidos. Fue duramente perseguido por ello.
“Como algunos cristianos diesen a la ley de Dios una interpretación que favorecía las inclinaciones desarregladas de la naturaleza, les mostró que Cristo era la Verdad y no una costumbre, y que en su Tribunal todos nuestros actos serían pesados, no por la falsa balanza del mundo, mas por la balanza del Santuario”.
“Consiguió nuestro santo lo que quería, y se volvió a la práctica de las máximas evangélicas con enorme fervor, principalmente con la llegada del virtuoso Virrey Don Francisco de Toledo.
“Infatigable por la salvación de la menor de las almas de su rebaño, no ahorraba ningún trabajo. Protegió a los indios, llegando a aprender, en edad avanzada, varios de sus dialectos para poder enseñarles el catecismo. Toda esa actividad era iluminada por intensa piedad: Misa, larga meditación diaria, largas horas de oración y severas penitencias. Su oración era continua, pues la gloria de Dios era el fin de todas sus palabras y acciones.
“Santo Toribio cayó enfermo en Zaña, ciudad distante de Lima. Previó su muerte, y distribuyó sus bienes a sus criados y a los pobres. Repitiendo sin cesar las palabras de San Pablo, “Deseo ser libertado de los lazos de mi cuerpo para unirme a Cristo”, murió diciendo con el Profeta: “Señor, en tus manos entrego mi espíritu”. Era el 23 de marzo de 1606 cuando expiró el gran apóstol del Perú”.

Comentario del Prof. Plinio:
"Milagro de Santo Toribio",
del pintor italiano Sebastiano Conca
Es una tan bonita biografía que casi no provoca comentarla.
En todo caso, vamos a considerar algunos aspectos. El primero de ellos, naturalmente, es la excepcional devoción de Santo Toribio a la Santísima Virgen. Todos nosotros sabemos bien que sin devoción a Ella no hay santidad y que la santidad está, de algún modo, en la medida de la devoción a Nuestra Señora.
Pero después, pasemos un poco para la consideración de cosas del tiempo.
Este hombre tan piadoso es “notado” por el rey Felipe II; y tan pronto el rey lo nota, lo convoca para el poder judicial.
Imaginen ustedes que alguien les contase una cosa así: “El presidente X, de tal país, estuvo en tal lugar, y oyó hablar de un hombre muy religioso, que ayunaba, que todos los sábados hacía tal penitencia así, rezaba el Oficio Parvo [de la Santísima Virgen]. Cuando el presidente oyó hablar de él, exclamó: «¡Oh, aquí está el magistrado que busco!». ¿Ustedes lo creerían?
Si eso fuese publicado nadie lo creería, porque todo el mundo sabe que ningún jefe de Estado contemporáneo selecciona los hombres verdaderamente piadosos, verdaderamente religiosos.
Ahora, ¡maravilla de las maravillas! Él [Felipe II] encontró un hombre piadoso, pero que no era para nada blando, sentimental, de cuello torcido... El rey Felipe II, que era bien lo contrario de ese sentimentalismo —cualidad que no le puede ser negada en ningún caso—, viendo ese hombre tan bueno, lo llamó para el ramo especial de la judicatura, que era la Inquisición “contra la perfidia de los herejes” que se hacían pasar por católicos. Y he aquí entonces a nuestro hombre transformado en perseguidor de los herejes. Y este hombre sale de las sombras, del santuario, de las dulzuras de su piedad, para ser el azote de los herejes, y ejerce tan bien su cargo que es nombrado después obispo del Perú.
Felipe II
Ustedes están viendo cómo esto significa, al fin de cuentas, toda una atmósfera, toda una época en que la virtud era procurada, era galardonada, era considerada como un instrumento para la buena marcha del gobierno de un reino. Y ustedes ven el acierto de Felipe II mandando para el Perú a un hombre de estos.
Es decir, comprendiendo muy bien toda la corrupción a que estaba sujeta una nación del imperio español, con la permanencia de la élite en España, o en Portugal, y la venida de la “borra” para América del Sur. Entonces, su preocupación fue tomar un hombre eminente de esos para implantar el reino de Cristo en el Perú; para consolidar los fundamentos del reino de Cristo en el Perú. Ustedes, entonces, pueden percibir mejor cómo había verdadero celo de parte de Felipe II en la propagación de la fe.
Hay por ahí unos agitadores que dicen que España y Portugal, cuando hicieron el descubrimiento, sólo se interesaban por dinero. ¿Qué ganaba en términos monetarios Felipe II en implantar, en mandar a un hombre de ese valor para el Perú, para hacer reformas de carácter espiritual? ¡Nada!
Ese hombre comienza a actuar, ese hombre se transforma allí en el azote del mal, porque él es un santo auténtico, que sabe azotar. Él se transforma en el azote de los malos sacerdotes, reforma el clero, etc., pero su acción es prestigiada por otro hombre de altas virtudes, que Felipe II manda para el cargo de Virrey del Perú y que es Don Francisco de Toledo.
Ustedes están viendo un rey al que Santa Teresa llamaba “nuestro gran Rey”, “nuestro santo Rey Felipe”. Están viendo un santo obispo Inquisidor, un santo Virrey. ¿Quién es que oye hablar de cosas de esas en los días de hoy?
¡Cómo hemos bajado! ¡Cómo caímos! ¡Cómo hemos llegado a un estado de cosas tan tremendo, que nuestra tentación es hasta de considerarlo natural! A veces se habla [en el Brasil] de ciertos campesinos degradados que viven en el litoral marítimo, que son tan decadentes que hasta encuentran natural la vida que llevan. Nosotros, los hombres del siglo XX, espiritualmente somos así. Estamos en una tal decadencia, que nos parece natural que haya ciertos entes de pesadilla por ahí, gobernando, mandando, hablando, dirigiendo, etc. No comprendemos el fondo del abismo en que estamos, porque lo normal es eso: normal es que un obispo sea un Santo Toribio de Mogrovejo, y no que sea (...) ¡Eso es lo normal! Normal es que el poder político esté entregado a un rey o a un virrey virtuoso; no a ciertos hombres que nosotros vemos por ahí.
Pero nosotros hasta ya perdimos la noción de normalidad: los padrones de normalidad se arruinaron.
Entonces, ¿qué debemos pedirle en su fiesta a Santo Toribio de Mogrovejo?
Debemos pedirle que nos obtenga la gracia de luchar activamente para que cese este estado de impiedad en que la normalidad parece un cuento de hadas; parece un cuento chino, y es ese horror que se ve por ahí lo que parece “normalidad”.
Es la derrota del “orden” revolucionario de cosas y el triunfo de la Contra-Revolución, lo que debemos pedir a ese Santo inquisidor, que habría luchado por la Contra-Revolución, y que tanto luchó como inquisidor por la Contra-Revolución. De lo alto de los cielos, ciertamente, él oirá con benignidad y con alegría nuestra súplica.

Fuente: PlinioCorreadeOliveria.info
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