sábado, 8 de septiembre de 2012

Salve Regina: Canto Gregoriano


Hemos seleccionado del CD Salve Regina: Gregorian Chant/Clervaux Benedictine Monks of the Abbey of St. Maurice & St. Maur, algunos bellos himnos gregorianos dedicados a Nuestra Señora más el Te Deum y el Veni, Creator Spiritus, en el siguiente orden:
1. Magnificat - Tu es pastor ovium, Canticum – Antiphona
2. Stabat Mater, Sequentia
3. Lauda Sion, Sequentia
4. Salve Regina (tonus monasticus), Antiphona
5. Ave Maria, Antiphona
6. Sub tuum praesidium (tonus monasticus), Antiphona
7. Alma Redemptoris Mater (tonus monasticus), Antiphona
8. Inviolata, Sequentia
9. Regina caeli (tonus monasticus), Antiphona
10. Te deum (tonus monasticus), Hymnus
11. Veni, Creator Spiritus (tonus monasticus), Hymnus



Haga clic en play para escuchar, si no puede escuchar aquí, vaya al siguiente enlace:
http://www.goear.com/playlist/c1c8de8/salve-regina-gregorianische-gesange/
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La Natividad de Nuestra Señora


Plinio Corrêa de Oliveira

Podemos medir la inmensa finura de la Iglesia con respecto a todo cuando consideramos que el único santo con una fiesta especial para su cumpleaños es nuestra Señora. No estamos considerando Navidad, por supuesto. La Natividad de Nuestra Señora corresponde al culto de hiperdulía que la Iglesia reserva para ella.
La glorificación de María por Fray Angelico
La Iglesia reserva el culto de latría o adoración, sólo a Dios; para nuestro Señor Jesucristo, que es el Verbo encarnado. El culto de dulía o veneración, la Iglesia lo asigna a los santos. Pero con respecto nuestra Señora la Iglesia tiene un culto que no es ni el simple culto de dulía ni el supremo culto de latría, sino que el culto de hiperdulía, que es una veneración superior que no tiene paralelo o similitud con ninguna otra.
 Por lo tanto, tenemos una fiesta que celebra el cumpleaños de la Santísima Virgen, una de las muchas fiestas que la Iglesia reserva para ella.
 Análogamente, debido a su singular virtud, la Iglesia admite que en una iglesia pueda haber más de una imagen de la Virgen en un mismo altar, una norma que no se aplica a ningún otro santo. De esta manera ella da a entender que la Virgen no tiene comparación con ninguna otra criatura. Es una forma litúrgica para enseñar la verdad teológica de que Ella es la Madre de Dios.
 La fiesta del día de la Natividad de Nuestra Señora nos lleva a preguntar: ¿Qué ventaja trajo su nacimiento para la humanidad? ¿Y por qué la humanidad debe celebrar su natividad de manera especial?
 En el orden de la naturaleza, nuestra Señora fue concebida sin el pecado original, dándole un singular e incomparable valor. Ella fue un lirio de incomparable belleza que apareció en la noche de esta tierra de exilio. Ella también tuvo todos los dones psicológicos naturales que una mujer pueda tener.  Dios le dio la personalidad más rica que se pueda imaginar. A esto, Él le añadió dones del orden sobrenatural, los tesoros de gracias que le eran suyos. Ella recibió las más preciosas gracias que Dios ha concedido a ninguna criatura.
La Natividad de la Virgen por Andrea di Bartolo
 Puesto que no tenía el pecado original, Ella tuvo pleno uso de la razón desde el momento en que fue concebida. Por lo tanto, ya en el seno materno, nuestra Señora tuvo pensamientos muy elevados. El seno de Santa Ana fue para ella una especia de templo. Allí Ella ya estaba intercediendo por la raza humana y comenzó a suplicar ―con la más alta sabiduría que fue un don de Dios― por la venida del Mesías. En realidad, Ella estaba influyendo en el destino de la humanidad como una fuente de gracias. La Escritura nos dice que la túnica que vestía nuestro Señor era una fuente de gracia que curaba a quien la tocaba; siendo así, podemos imaginar cómo nuestra Señora, la Madre del Salvador, fue una fuente de gracias para cualquiera que se aproximaba a Ella, incluso antes de Ella nacer. Por esta razón, podemos decir que en su natividad, gracias inmensas comenzaron a brillar para la humanidad y el demonio comenzó a ser aplastado. Ella percibió que el cetro del demonio se había agrietado y que nunca sería el mismo otra vez.
 En el momento de su nacimiento, el mundo estaba sumido en el más radical paganismo. Los vicios prevalecían, la idolatría dominaba todo, la abominación había penetrado la religión judía, que era un presagio de la religión católica. La victoria del mal y del demonio parecía casi completa. Pero en cierto momento, Dios y su misericordia, decretaron que nuestra Señora debía nacer. Este fue el equivalente al comienzo de la destrucción del reino del demonio.
 Nuestra Señora era tan importante que su nacimiento marca una nueva era en la Antigua Alianza. La historia de la Antigua Alianza fue una larga espera por la venida del Mesías. Después del pecador original de nuestros primeros padres, la humanidad tuvo que esperar 3000 o quizás más años por el Mesías. Pero en cierto bendito momento, la divina Providencia dispuso que debía nacer una mujer que merecería la venida del Mesías. Su natividad representa la entrada en el mundo de la criatura perfecta que encontró gracia delante de Dios y tuvo el mérito suficiente para poner fin a esta larga espera.
María mediadora por Van Eyck
 Todas las oraciones, sufrimientos y fidelidades de los hombres justos vivos y muertos alcanzaron su cúspide con la llegada de la Virgen. Hubo patriarcas, profetas, hombres justos entre el pueblo elegido y ciertamente algunos hombres justos entre los gentiles que habían rezado, sufrido, y esperado; nada de esto fue suficiente para atraer la llegada de la Redención. Pero cuando Dios lo quiso, Él hizo que la criatura perfecta naciera para ser la Madre del Salvador. Por lo tanto, la entrada de esta primorosa criatura en el mundo marca el presagio de la Redención. Las relaciones entre Dios y el hombre comenzaron a cambiar, y las puertas del cielo que habían sido herméticamente cerradas fueron semi abiertas, permitiendo que pasara la luz y la briza de la esperanza.
 Su nacimiento representa la entrada en el mundo de una nueva gracia, una nueva bendición, una nueva presencia que fue un incomparable presagio de la presencia, bendición y gracia que vendría con el Salvador.
 Por todas estas razones, la Fiesta de la Natividad de Nuestra Señora debe ser de las más queridas para nosotros. Es el evento que anuncia la caída del paganismo.
 Puesto que somos hijos de la Virgen, no por nuestros propios méritos, sino por su elección, en este día podemos pedirle a Ella una gracia especial. Muchos místicos que tuvieron visiones de nuestra Señora dijeron que en sus días de fiesta Ella visita el purgatorio para liberar un gran número de almas que Ella lleva consigo al cielo. Lo que pasa con la Iglesia purgante (el purgatorio) nos da una idea de lo que ocurre con la Iglesia militante. En estos días de fiesta su gracia nos envuelve y gana innumerables favores para nosotros.
 Sugiero que en su natividad cada uno de nosotros le pidamos las gracias que necesitemos. Pero también sugiero que como contrarrevolucionarios, le pidamos que nos dé el amor y el deseo ardiente por el Reino de María similar al deseo que Ella sentía por el Mesías. Un deseo sabio y reflexivo que limpie nuestras almas de todo apego a este mundo revolucionario y nos permita ser sus instrumentos para la destrucción de la Revolución y la implantación de su Reino.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El simbolismo ocultista y masónico detrás de la ceremonia de apertura de los paraolímpicos

Lo cierto es que no es necesario ser un "teórico conspiranoico" para darse cuenta de todo el simbolismo    usado en esta ceremonia. Estas ceremonias son un culto solapado al demonio. El demonio tiene su propia iglesia, y Santo Tomás de Aquino enseña que el demonio, de manera semejante a la Iglesia Católica, tiene su propio "cuerpo místico". El demonio quiere que se le rinda culto, se adorado. Obviamente no puede ser un culto explícito ante todo el mundo, porque produciría rechazo, por eso usa símbolos, imágenes, etc. Estas ceremonias están siendo cada vez más explícitas y uno de los efectos que producen, es que traen mayor infestación e influencia diabólica sobre el mundo y la opinión pública, y también son una manera de programación, para acostumbrar a las personas a convivir con el ocultismo, el esoterismo, y lo diabólico.

San Agustín enseña que hay dos amores que fundan dos ciudades diferentes que se enfrentan entre sí. La ciudad terrena que es la edificada sobre el amor del hombre, que de tanto amarse a sí mismo termina despreciando a Dios (entiéndase, entregándose al demonio) y la ciudad celestial o ciudad de Dios, que se edifica sobre el amor de Dios, en donde los hombres aman a Dios al punto de olvidarse de sí mismos. Esa es la civilización cristiana, que el Papa San Pío X decía que había que restaurar. Por eso su lema era: "Instaurare Omnia in Christo", restaurarlo todo en Cristo. Esa es nuestra bandera de lucha como católicos y por la cual debemos estar dispuesto a dar la vida por ella si fuera necesario.

Advertimos, eso sí, que este video tiene algunas imágenes impropias. Sin embargo, es tan impresionante  el contenido de lo documentado en este video que es necesario conocer para darse cuenta o calibrar la maldad a la que puede llegar el hombre y qué es lo que hay detrás de todo esto, que para muchos pasa desapercibido. Es necesario denunciar y combatir todo esto. Y para quienes son padres de familia, tomen conciencia y tomen medidas para que eviten que sus hijos sigan este tipo de cosas que abarcan la moda, el cine, la música, el arte, etc. y que ahora usan hasta el deporte para difundir sus mensajes.

Estos son otros videos relacionados con el anterior como también a la programación predictiva por medio del cine, un posible "falsa bandera" en los paraolímpicos, otros sucesos recientes como la masacre de Colorado y mucho más. Recomendamos verlos.




lunes, 3 de septiembre de 2012

San Gregorio Magno: las semillas de la Edad Media

Plinio Correa de Oliveira
Santo do Día[i], 11 de marzo de 1967

Reseña biográfica: “… San Gregorio nació en Roma, por cerca del año 540, hizo del rico senador Gordien. Una juventud entregada al estudio lo hizo, por la variedad de sus conocimientos, digno de ser elevado pretor por el emperador Justino, el Joven. Gregorio se hizo notar por las luces de su espíritu, la madurez de sus juicios y un amor extremo a la justicia. La única cosa que se le imputaba a él era un gran lujo y un esplendor enteramente mundano en sus ropas y en sus hábitos, y todo hacía temer que él disipase la inmensa fortuna que le había dejado su padre.
Pero, por ocasión de la muerte de su padre, Gregorio, cuya piedad había luchado incesantemente contra su fausto, apareció, de repente, como un hombre nuevo. Fundó siete monasterios, de los cuales seis en Sicilia y uno en Roma, distribuyó a los pobres sus ricos trajes, sus preciosos muebles, y tomó el hábito monástico en el claustro de San Andrés, en breve se convirtió en abad, contra su voluntad, por la elección de sus hermanos.
El ayuno, la oración y el estudio se convirtieron en sus únicas ocupaciones. Impresionado por la belleza de algunos jóvenes ingleses expuestos a la venta como esclavos, en el mercado de Roma, y sabiendo con dolor que esos insulares no eran cristianos, obtuvo del Papa Benedicto I la autorización de ir a predicar la fe en la Gran Bretaña. Pero un obstáculo se interpuso en el camino, y el clero y el pueblo forzaron al Papa a llamarlo de vuelta. Hecho diácono de la iglesia Romana en el año 578, fue enviado a Constantinopla por el Papa Pelagio II, por cerca del año 580. Varias negociaciones importantes lo detuvieron mucho tiempo en esta capital, donde adquirió la estima de toda la corte…
Por ocasión de su regreso a Roma,… el Papa Pelagio procuró retenerlo junto de sí, en calidad de secretario. El mundo pesaba, entre tanto, demasiado a Gregorio para que este cargo le conviniese por mucho tiempo. A fuerza de oraciones quedó, al final, libre para retirarse junto a sus monjes. Pero, por ocasión de la muerte de Pelagio, las aclamaciones de Roma entera lo llamaron al pontificado. Gregorio se estremeció de temor. Él huyó de la Ciudad Eterna y escribió al emperador para suplicarle que no confirmase su elección y se escondió en una caverna. Pero el pueblo lo descubrió, lo llevó a Roma y lo entronizó, a pesar de él, el día 13 de septiembre de 590.
“Ese santo hombre tenía, entre tanto, enemigos que lo acusaban de disimulación y de hipocresía. Su vida entera desmiente esas acusaciones. Su modestia, su humildad se manifestaron por la simplicidad de su casa. Su palacio tomó todas las apariencias de un monasterio; su Iglesia incluso, era sin fausto ni pompas. Sus rentas fueron destinadas al alivio de los pobres. Su constante ocupación era la instrucción del pueblo. De acuerdo con el emperador Mauricio, él acabó con el cisma de los obispo de Istria. … La conversión de los lombardos y la destrucción del arrianismo fueron también su obra, y él testimonió una alegría extraordinaria por el hecho, en las cartas a la reina Theodelide. …
Gregorio, entre tanto, no se había olvidado de los paganos de Gran Bretaña. Sus misioneros que partieron en 595, bajo la dirección de un monje agustino, llegaron dos años después al reino de Kent, donde la reina Berta ya había preparado su triunfo. El rey Ethelbert y gran parte de su pueblo se convirtieron. …
Él tuvo menos trabajo en reformar la liturgia que la disciplina. Después de haber compuesto un antifonario, reguló el orden de los salmos, las oraciones, los canticos. Instituyó una academia de cantores (scholam cantorum) y, chicote en mano, daba él mismo las lecciones de canto llano a los clérigos jóvenes. …
Respecto de los templos de los paganos, é quería que fuesen respetados, no destruidos, sino que fueran transformados en Iglesias. …
Tantos trabajos y fatigas no eran apropiados para curarlo de las enfermedades que no cesaban de asediarlo. La gota lo retenía frecuentemente en el lecho, pero sus horribles dolores no detenían la actividad prodigiosa de su espíritu. Ningún Papa escribió más cartas que él…
Tenía un tacto maravilloso para distinguir la verdad de la calumnia en las acusaciones que le llegaban contra los sacerdotes. Los falsificadores, los brujos, los simoníacos, los cismáticos, tuvieron en ese Papa un adversario terrible.
El gran pontífice murió el 12 de marzo de 604, después de trece años, seis mese y diez días de pontificado.
Los comentarios que él hizo a la Sagrada Escritura ejercieron en el pensamiento cristiano de la Edad Media una influencia considerable, que le valió el título de Doctor. Es con San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, unos de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
Comentario del Prof. Plinio
San Gregorio Magno, Zurbarán
Es muy merecida la consideración de que San Gregorio Magno fue el verdadero fundador de la Edad Media. Porque notamos en los trazos de su vida extraordinariamente rica, sea en cuanto simple sacerdote o diácono, sea después cuando fue elevado al pontificado, que, de algún modo, acababa de cerrar el último espacio de la puerta que nos separaba de la antigüedad pagana, y que él, por otro lado, abre la puerta para la edad nueva que iba a nacer.
Desde el punto de vista de la antigüedad pagana, vemos como combatió los restos del paganismo. Él determinó que las últimas iglesias paganas existentes aún no fuesen destruidas, pero que también no continuase el culto de los paganos y fuesen transferidas para el culto católico. Él exterminó el arrianismo, que era una plaga que provenía aún del tiempo del Imperio Romano de Occidente, cuando los arrianos penetraron en Europa, pervirtieron a los bárbaros y con las invasiones bárbaras invadieron el Imperio Romano de Occidente.
Él liquidó con la inmoralidad y con los otros inconvenientes resabios de la era antigua y, al mismo tiempo, él nos aparece como el constructor de la nueva era. Él es fundador de conventos, y esa es una de las obras más características: la expansión de la vida cenobítica es uno de los hechos más característicos del comienzo de la Edad Media. Y fue él mismo, superior de un convento; de otro lado, trabajó por el canto llano.
Y es pintoresca esa imagen del gran Papa, Doctor de la Iglesia, político eminente, de chicote en puño enseñando el canto llano para sus alumnos, no de una vara en puño, sino de un chicote en puño. La imagen es pintoresca y daría para que se hiciera una imagen, o tal vez, un vitral. Con la fundación del canto llano, él propiamente dio voz a la Edad Media. Porque el canto llano fue la gran voz cantante de la Edad Media, de punta a punta. Y él dio su carácter a la vida benedictina, que San Benito había dado inicio, pero que aún no había tomado su cuño de firmeza y definición que tomó con él.
Por otro lado, es admirable en la vida de él el sentido de misionero. Vemos que era de los que lanzan la idea de las misiones en Inglaterra y en Irlanda. Y a partir de ahí, entonces, el flujo de la gran corriente de los misionero que de Inglaterra y de Irlanda vuelven para el continente y van a civilizar la Germania. Es decir, vemos como se dejaron las semillas de la Edad Media. Vemos, al mismo tiempo, ese hombre tratar, inútilmente, la gran llaga de la Cristiandad en aquel tiempo: era el Imperio Romano de Oriente cada vez más tendiente al cisma. Ese imperio tambaleaba siempre entre la herejía y la verdad católica. Y finalmente, como los Sres. saben, acabó derrumbándose. Pero los Sres. ven que era allí que él intentó asegurar ese muro de la ciudad de Jesucristo, que amenazaba caer y los Sres. tienen más un ejemplo de la suma ingratitud de Bizancio delante del celo de los Papas. Hombres como esos llegan instalarse allá y a conquistar influencia, pero no logran arrancar la ciudad maldita, la ciudad pervertida, de su inmoralidad, de su molicie, de su imprevisión y de su inclinación para la herejía.
Así, se pude decir que todos los problemas del tiempo pasaron por la mente de ese gran hombre. Él los analizó, él los enfrentó, y al mismo tiempo, escribió obras que fueron obras pilares del pensamiento medieval. Vida riquísima, vida admirable, toda volcada al servicio de la Iglesia Católica y de la Civilización Cristiana.
Si San Gregorio resucitase hoy, ¿qué diría él? O desde lo alto del cielo, ¿qué diría él de este mundo de hoy, tan diferente del mundo que él conoció? Él vivió en una época dura, época de desorden, época hasta de crímenes aberrantes. ¡Pero vean los Sres. qué pueblo! Un pueblo que participaba de los males de la época pero, al mismo tiempo, aclamaba a un santo como Papa; y el santo huía del pueblo y el pueblo salía en busca del santo y lo colocaba en el papado. Era un pueblo capaz de discernir a un santo de que no era santo y capaz de preferir al santo en relación al que no era santo. ¿Hoy sería la misma cosa? ¿Son muchos los que huyen del papado? ¿Y la gente iría en busca del santo para llevarlo al papado? ¡Cómo todo cambió!...
Pidamos a San Gregorio I, a San Gregorio Magno, que él trabaje para conseguir que nuestra época, después de los castigos purificadores por las cuales ella debe pasar, se transforme en una nueva Edad Media, aún más requintada. Pedido que él comprenderá, él que fue uno de los fundadores de la gloriosísima Edad Media.


[i] Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.

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