Lyle J. Arnold, Jr.
El viernes 3 de julio, el periódico Vaticano L’Osservatore Romano (OR) elogió a Juan Calvino, el archi-enemigo del Catolicismo, quien, según las palabras de Gregorio XVI en su Encíclica Inter praecipuas, “osando atacar la inmutable doctrina de la fe con una casi increíble variedad de errores, todo lo intentaba para engañar la mente de los fieles con perversas explicaciones de las Sagradas Escrituras.”[1]
El artículo del OR titulado “El reformador que desencarnó la Encarnación,” fue escrito por Alain Besançon, autor, periodista y profesor, miembro de la Academia Francesa de Ciencias Sociales y Políticas y actualmente también corresponsal francés del OR.
La razón de su artículo se explica en el segundo título: “500 años después de su nacimiento, Pleiade publica las obras de Calvino. Pleiade es quizás la más prestigiosa editorial de Francia, que selecciona cuidadosamente los clásicos que imprime. Besançon se aprovecha del lanzamiento de este libro para hacer una apología del líder protestante.
El artículo del OR titulado “El reformador que desencarnó la Encarnación,” fue escrito por Alain Besançon, autor, periodista y profesor, miembro de la Academia Francesa de Ciencias Sociales y Políticas y actualmente también corresponsal francés del OR.
La razón de su artículo se explica en el segundo título: “500 años después de su nacimiento, Pleiade publica las obras de Calvino. Pleiade es quizás la más prestigiosa editorial de Francia, que selecciona cuidadosamente los clásicos que imprime. Besançon se aprovecha del lanzamiento de este libro para hacer una apología del líder protestante.
En vez de confirmar a los católicos en la fe, L'Osservatore Romano elogia la herejía calvinista
Presentamos a continuación los principales textos de su artículo en la edición original italiana del OR:
· Pienso en cuántos hombres han causado que un segmento de la humanidad se aleje de su habitual ruta histórica, que han tenido la fuerza para darle una nueva dirección. Veo que no hay ninguno excepto dos: Rousseau que transformó el siglo XIX y también el XX, y aún más, Calvino. Precisamente porque él era extraordinario, todavía no tenemos un volumen sobre Calvino en las más famosas colecciones de clásicos franceses… He aquí finalmente que Calvino está en Pleiade.
· Quiero refutar alguno de los prejuicios más comunes [sobre él]… Si bien que él no quería que la Madre de Dios fuese objeto de la predicación, él la honraba y creía firmemente en su virginidad perpetua. El mantuvo dos sacramentos, el Bautismo y la Cena.
· Contrariamente a lo que a menudo se dice, él creía en la presencia real, si bien que no admitía el concepto católico de la Transubstanciación. El adhirió a dos principios de la justificación por la fe – sola fidei, sola gratia – y la soberanía de la Biblia – sola scriptura.
· El no podía soportar el conjunto el todo lo que había sido acumulado en las iglesias de su tiempo: las muchas imágenes que se veneraban, las dudosas reliquias que él veía, con razón, como caer en idolatría. Si bien que promovía una depuración profunda de los templos, haciendo caer el denso pasto de las tradiciones dogmáticas, expulsando el extenso caos de las devociones populares, yo creo que él no quería cambiar el dogma de la Encarnación… El lo desarrolló de una manera más abstracta, lo enfatizó, lo intelectualizó. El desencarnó la Encarnación. En sus Institutos de la Religión Cristiana, él lo explica de una manera geométrica.
· Haciéndolo, él se insertó en la gran corriente que llamaba para una relación individual que apareció a principios del siglo XIV y que hoy todavía continúa. Predicó el individualismo, una relación personal con Dios, la sociedad, el Estado y la ley: Calvino estaba en sintonía con la modernidad antes de su tiempo.
· Fundó un sistema eclesiástico que se focalizó en la sociedad civil y que al mismo tiempo era independiente. La organización Calvinista es una creación genial…
· Calvino luchó en todos los frentes. Sobre todo contra el papismo, pero también contra los ‘nicodemistas’ –aquellos que buscaban un compromiso con Roma – y en contra de los bautistas.
· Como es sabido, él quiso ser sepultado, en un simple y discreto lugar, por lo que hoy no conocemos el lugar exacto de su tumba – como Moisés – en el cementerio de Ginebra.
· Quiero refutar alguno de los prejuicios más comunes [sobre él]… Si bien que él no quería que la Madre de Dios fuese objeto de la predicación, él la honraba y creía firmemente en su virginidad perpetua. El mantuvo dos sacramentos, el Bautismo y la Cena.
· Contrariamente a lo que a menudo se dice, él creía en la presencia real, si bien que no admitía el concepto católico de la Transubstanciación. El adhirió a dos principios de la justificación por la fe – sola fidei, sola gratia – y la soberanía de la Biblia – sola scriptura.
· El no podía soportar el conjunto el todo lo que había sido acumulado en las iglesias de su tiempo: las muchas imágenes que se veneraban, las dudosas reliquias que él veía, con razón, como caer en idolatría. Si bien que promovía una depuración profunda de los templos, haciendo caer el denso pasto de las tradiciones dogmáticas, expulsando el extenso caos de las devociones populares, yo creo que él no quería cambiar el dogma de la Encarnación… El lo desarrolló de una manera más abstracta, lo enfatizó, lo intelectualizó. El desencarnó la Encarnación. En sus Institutos de la Religión Cristiana, él lo explica de una manera geométrica.
· Haciéndolo, él se insertó en la gran corriente que llamaba para una relación individual que apareció a principios del siglo XIV y que hoy todavía continúa. Predicó el individualismo, una relación personal con Dios, la sociedad, el Estado y la ley: Calvino estaba en sintonía con la modernidad antes de su tiempo.
· Fundó un sistema eclesiástico que se focalizó en la sociedad civil y que al mismo tiempo era independiente. La organización Calvinista es una creación genial…
· Calvino luchó en todos los frentes. Sobre todo contra el papismo, pero también contra los ‘nicodemistas’ –aquellos que buscaban un compromiso con Roma – y en contra de los bautistas.
· Como es sabido, él quiso ser sepultado, en un simple y discreto lugar, por lo que hoy no conocemos el lugar exacto de su tumba – como Moisés – en el cementerio de Ginebra.
El hereje Juan Calvino
Estos extractos muestran claramente que Besançon hace una apología completa de la secta calvinista, tratando de hacer que el calvinismo sea aceptable para los católicos. El periódico Vaticano, por consiguiente, no ofrece apenas unas pocas palabras de elogio a Calvino: “él fue extraordinario”. El elogio que hizo es mucho más grave y va más lejos. Una completa visión Calvinista del mundo es presentada como “genial” por Besançon y aprobada por el OR.
Interpretaciones parciales, mentiras históricas, amputaciones dogmáticas, crímenes morales, erróneas concepciones sociales y políticas del Estado y de la Iglesia son justificadas por el órgano de la Santa Sede, el que supuestamente debería decirnos la verdad y confirmarnos en la fe. ¡Qué inmensa inversión de roles estamos presenciando!
Yo destaco que los elogios a Calvino del OR son indiscutibles, excluyendo cualquier posibilidad de que las palabras están tomadas fuera de contexto.
Interpretaciones parciales, mentiras históricas, amputaciones dogmáticas, crímenes morales, erróneas concepciones sociales y políticas del Estado y de la Iglesia son justificadas por el órgano de la Santa Sede, el que supuestamente debería decirnos la verdad y confirmarnos en la fe. ¡Qué inmensa inversión de roles estamos presenciando!
Yo destaco que los elogios a Calvino del OR son indiscutibles, excluyendo cualquier posibilidad de que las palabras están tomadas fuera de contexto.
Analizando el CalvinismoEl Calvinismo es una rama directa del culto Zwingliano, y no del luteranismo, como mucha gente piensa. El reformador suizo Ulrich Zwinglio estuvo a la izquierda de la doctrina, de la liturgia y de la estética de Lutero, despojando la música y el arte de todas las iglesias. Fue muerto en batalla en 1531 cuando dirigió a los soldados contra los cantones católicos.
Jean Calvin (alias Juan Calvino) fue un abogado francés que apostató del catolicismo a comienzos del siglo XVI. Trabajó incansablemente en Ginebra para establecer su credo calvinista y fundar ahí un Estado político religioso, donde aplicó duras penas, espionaje y sanciones religiosas para la ejecución un monótono y severo código religioso.[1]
Jean Calvin (alias Juan Calvino) fue un abogado francés que apostató del catolicismo a comienzos del siglo XVI. Trabajó incansablemente en Ginebra para establecer su credo calvinista y fundar ahí un Estado político religioso, donde aplicó duras penas, espionaje y sanciones religiosas para la ejecución un monótono y severo código religioso.[1]
Protestantes destruyen las imágenes y ornamentos de las iglesias, una obra muy similar a la reforma liturgica de Paulo VI.
Estos son algunos de los principales puntos de la teología calvinista:· La inadmisibilidad de la gracia
· La predestinación absoluta decretada por Dios para algunas personas independientemente de cualquier mérito o demérito. Dios destina, según su elección, a las personas al infierno o al paraíso; por lo que las obras de aquellos predestinados a la beatitud, aunque sean malas, son consideradas buenas por Dios, mientras que las obras de los futuros condenados son malas sin cualificación.
· La iglesia debería dirigir el Estado
· El calvinismo va tan lejos que llega a implicar a Dios con el pecado ya que si Dios condena a un alma al infierno, Él debe también forzar a esa alma a pecar para merecer el infierno.[1]
Este es el sistema de herejía religiosa que se elogia en el L’Osservatore Romano.
Se podría hacer una auto-afirmación engañosa de que Benedicto XVI no adheriría a este homenaje a la herejía. Pero es de común conocimiento que el OR sigue las orientaciones del Secretario de Estado, el Cardenal Tarcisio Bertone, quien es la mano derecha del Papa.
Además, esta es la misma orientación que Benedicto XVI siempre ha seguido durante su vida: una aproximación muy amistosa hacia el protestantismo.
· La predestinación absoluta decretada por Dios para algunas personas independientemente de cualquier mérito o demérito. Dios destina, según su elección, a las personas al infierno o al paraíso; por lo que las obras de aquellos predestinados a la beatitud, aunque sean malas, son consideradas buenas por Dios, mientras que las obras de los futuros condenados son malas sin cualificación.
· La iglesia debería dirigir el Estado
· El calvinismo va tan lejos que llega a implicar a Dios con el pecado ya que si Dios condena a un alma al infierno, Él debe también forzar a esa alma a pecar para merecer el infierno.[1]
Este es el sistema de herejía religiosa que se elogia en el L’Osservatore Romano.
Se podría hacer una auto-afirmación engañosa de que Benedicto XVI no adheriría a este homenaje a la herejía. Pero es de común conocimiento que el OR sigue las orientaciones del Secretario de Estado, el Cardenal Tarcisio Bertone, quien es la mano derecha del Papa.
Además, esta es la misma orientación que Benedicto XVI siempre ha seguido durante su vida: una aproximación muy amistosa hacia el protestantismo.
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[1] Parente, Piolanti, Garofalo, Dictionary of Dogmatic Theology (Milwaukee: Bruce Pub., 1951), p. 37.
[1] Parente, Piolanti, Garofalo, Dictionary of Dogmatic Theology (Milwaukee: Bruce Pub., 1951), p. 37.
Fuente: Tradition in Action
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