Capítulo 4
OTROS PAPAS SOBRE FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACIÓN
Además de las declaraciones ex cathedra (desde la Cátedra de Pedro) de los Papas, un católico también debe creer lo que enseña la Iglesia católica como divinamente revelado en su magisterio ordinario y universal, es decir, en la autoridad docente de la Iglesia.
Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, sesión 3, cap. 3, ex cathedra: “Ahora bien, deben creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional, y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal magisterio”[1].
La enseñanza del magisterio ordinario y universal consiste en las doctrinas que los Papas proponen, por su enseñanza común y universal, y que deben ser creídas por la Iglesia como divinamente reveladas. Por ejemplo, en su magisterio común y universal, aproximadamente unos diez Papas han denunciado como heréticos los conceptos de libertad de conciencia y de culto por ser contrarios a la revelación. Un católico no puede rechazar esa enseñanza. La enseñanza del magisterio ordinario y universal nunca puede contradecir, por supuesto, la enseñanza de la Cátedra de Pedro (las definiciones dogmáticas), ya que ambos son infalibles. Por lo tanto, el magisterio ordinario y universal en realidad no debe considerarse en absoluto en lo que respecta al dogma fuera de la Iglesia no hay salvación, porque este dogma ha sido definido desde la Cátedra de Pedro y nada en el magisterio ordinario y universal podría contradecir la Cátedra de Pedro. Por lo tanto, téngase cuidado con aquellos herejes que tratan de encontrar la manera de negar la enseñanza dogmática sobre el dogma fuera de la Iglesia no hay salvación llamándola falible, con declaraciones no-magisteriales que contradicen este dogma, como parte del “magisterio ordinario y universal”, cuando no lo son. Esta es una hábil estratagema de los herejes.
Para aclarar mejor este punto, téngase en consideración las siguientes citas de diversos Papas que reafirman el dogma fuera de la Iglesia no hay salvación. Estas enseñanzas de los Papas son parte del magisterio ordinario y universal – puesto que ellos reiteran la enseñanza de la Cátedra de Pedro sobre el dogma católico fuera de la Iglesia no hay salvación.
Papa San Gregorio Magno, citado en Summo iugiter studio, 590-604: “La santa Iglesia universal enseña que no es posible adorar verdaderamente a Dios excepto en ella, y asevera que todos los que están fuera de ella no serán salvos”[2].
Papa Inocencio III, Eius exemplo, 18 de diciembre de 1208: “De corazón creemos y con la boca confesamos una sola Iglesia, no de herejes, sino la santa, romana, católica y apostólica, fuera de la cual creemos nadie se salva”[3].
Papa Clemente VI, Super quibusdam, 20 de septiembre de 1351: “En segundo lugar, preguntamos si creéis tú y los armenios que te obedecen que ningún hombre viador podrá finalmente salvarse fuera de la fe de la misma Iglesia y de la obediencia de los Pontífices romanos”[4].
Papa San Pío V, bula excomulgando a la herética reina Isabel de Inglaterra, 25 de febrero de 1570: “La soberana jurisdicción de la única Santa Iglesia Católica y Apostólica, fuera de la cual no hay salvación, ha sido dada por Él [Jesucristo], a quien se le ha dado todo el poder en el cielo y en la tierra, el Rey que reina en las alturas, sino a una única persona sobre la faz de la tierra, a Pedro, el príncipe de los Apóstoles. (…) Si alguno infringiese Nuestro decreto, Nos lo obligamos con el mismo vínculo de anatema”[5].
Papa León XII, Ubi primum, # 14, 5 de mayo de 1824: “Es imposible que el Dios verdadero, que es la Verdad misma, el mejor, el más sabio proveedor y el premiador de los buenos, apruebe todas las sectas que profesan enseñanzas falsas que a menudo son inconsistentes y contradictorias entre sí, y otorgue premios eternos a sus miembros (…) porque por la fe divina confesamos un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. (…) Por eso confesamos que no hay salvación fuera de la Iglesia”[6].
Papa León XII, Quod hoc ineunte, # 8, 24 de mayo de 1824: “Nos dirigimos a todos vosotros que todavía estáis apartados de la verdadera Iglesia y del camino a la salvación. En este júbilo universal, una cosa falta: que habiendo sido llamados por la inspiración del Espíritu celestial y habiendo roto todo lazo decisivo, podáis estar de acuerdo sinceramente con la Madre Iglesia, fuera de cuyas enseñanzas no hay salvación”[7].
Papa Gregorio XVI, Mirari vos, # 13, 15 de agosto de 1832: “Si dice el Apóstol que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo (Ef. 4, 5), entiendan, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia del Salvador, están ellos contra Cristo, pues no están con Cristo (Luc. 11, 23) y que los que no recolectan con Cristo, esparcen miserablemente, por lo cual es indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe católica y no la guardan íntegra y sin mancha (Credo Atanasiano)”[8].
Papa Gregorio XVI, Summo iugiter studio, #2, 27 de mayo de 1832: “Finalmente, algunas de estas personas descarriadas intentan persuadirse a sí mismos y a otros que los hombres no se salvan sólo en la religión católica, sino que incluso los herejes pueden obtener la vida eterna”[9].
Papa Pío IX, Ubi primum, #10, 17 de junio de 1847: “Puesto que hay una sola Iglesia universal fuera de la cual absolutamente nadie se salva; ella contiene prelados regulares y seculares junto con los que están bajo su jurisdicción, todos quienes profesan un Señor, una fe y un bautismo”[10].
Papa Pío IX, Nostis et nobiscum, # 10, 8 de diciembre de 1849: “En particular hay que procurar que los mismos fieles tengan fijo en sus almas y profundamente grabado el dogma de nuestra santa Religión de que es necearía la fe católica para obtener la e terna salvación. (Esta doctrina recibida de Cristo y enfatizada por los Padres y Concilios, está contenida también en las fórmulas de profesión de fe usadas por los católicos latinos, griegos y orientales)”[11].
Papa Pío IX, Syllabus de errores modernos, 8 de diciembre de 1864, proposición 16: “Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión el camino de la salvación eterna y alcanzar la eterna salvación. – Condenada”[12].
Papa León XIII, Tametsi futura prospicientibus, #7, 1 de noviembre de 1900: “Cristo es el ‘Camino’ del hombre; la Iglesia también es su ‘Camino’. (…) De aquí que todos los que quieran encontrar la salvación fuera de la Iglesia son descarriados y se esfuerzan en vano”[13].
Papa San Pío X, Iucunda sane, # 9, 12 de marzo de 1904: “Pero al mismo tiempo no podemos dejar de recordar a todos, grandes y pequeños, como lo hizo el Papa San Gregorio, de la necesidad absoluta de recurrir a esta Iglesia para tener salvación eterna...”[14].
Papa San Pío X, Editae saepe, # 29, 26 de mayo de 1910: “La Iglesia sola posee junto con su magisterio el poder de gobernar y santificar la sociedad humana. Por sus ministros y sirvientes (cada uno en su propia posición y cargo), ella confiere sobre la humanidad los medios apropiados y necesarios de salvación”[15].
Papa Pío XI, Mortalium animos, # 11, 6 de enero de 1928: “Sólo la Iglesia católica es la que conserva el culto verdadero. Ella es la fuente de la verdad, la morada de la fe, el templo de Dios; quienquiera que en él no entre o de él salga, ha perdido la esperanza de vida y de salvación”[16].
Capítulo 5
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO ES LA ÚNICA PUERTA DE ENTRADA A LA IGLESIA
La Iglesia católica siempre ha enseñado que la recepción del sacramento del bautismo es la única vía para entrar a la Iglesia de Cristo, fuera de la cual no hay salvación.
Papa Julio III, Concilio de Trento, sobre los sacramentos del bautismo y de la penitencia, sesión 14, cap. 2, ex cathedra:
“Por lo demás, por muchas razones se ve que este sacramento [la penitencia] se diferencia del bautismo. Porque, aparte de que la materia y la forma, que constituyen la esencia del sacramento, están a larguísima distancia; consta ciertamente que el ministro del bautismo no tiene que ser juez, como quiera que la Iglesia en nadie ejerce juicio que no haya antes entrado en ella misma por la puerta del bautismo. Porque ¿qué se me da a mí – dice el Apóstol – de juzgar a los que están fuera? (1 Cor. 5, 12). Otra cosa es que los domésticos de la fe, a los que Cristo Señor, por el lavatorio del bautismo, los hizo una vez miembros de su cuerpo (1 Cor. 12, 13)”[17].
Esta definición tiene particular significancia porque prueba que sólo por el bautismo de agua es uno incorporado en el cuerpo de la Iglesia. La significancia de esto se volverá más clara en las siguientes secciones, en donde se prueba qué tipo de pertenencia en el cuerpo de la Iglesia es necesaria para la salvación.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Exultate Deo, 22 de noviembre de 1439, ex cathedra: “El primer lugar entre los sacramentos lo ocupa el santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual pues por él nos hacemos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y habiendo por el primer hombre entrado la muerte en todos, si no renacemos por el agua y el Espíritu, como dice la Verdad, no podemos entrar en el reino de los cielos (Juan 3, 5). La materia de este sacramento es el agua verdadera y natural”[18].
Papa Pío XII, Mystici corporis, # 22, 29 de junio de 1943: “Pero entre los miembros de la Iglesia, sólo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo y profesan la verdadera fe”[19].
Papa Pío XII, Mystici corporis, # 27, 29 de junio de 1943: “Él (Cristo) también determinó que por el bautismo (Juan 3, 5) los que creyeren serían incorporados en el cuerpo de la Iglesia”[20].
Papa Pío XII, Mediator Dei, # 43, 20 de noviembre de 1947: “Así como el bautismo distingue a los cristianos y los separa de aquellos que no han sido lavados en el agua purificadora y no son miembros de Cristo, así el sacramento del orden distingue a los sacerdotes de todos los demás cristianos no consagrados”[21].
[1] Denzinger 1792.
[2] Las Encíclicas Papales, vol. 1 (1740-1878), p. 230.
[3] Denzinger 423.
[4] Denzinger 570b.
[5] Citado por Rev. Dr. Nicholas Sander, El Ascenso y Crecimiento del Cisma Anglicano, Rockford, IL: Tan Books, 1988, pp. 301-304.
[6] Las Encíclicas Papales, vol. 1 (1740-1878), p. 201.
[7] Las Encíclicas Papales, vol. 1 (1740-1878), p. 207.
[8] Las Encíclicas Papales, Vol. 1 (1740-1878), pp. 237-238.
[9] Las Encíclicas Papales, Vol. 1 (1740-1878), p. 229.
[10] Las Encíclicas Papales, Vol. 1 (1740-1878), p. 289.
[11] Las Encíclicas Papales, Vol. 1 (1740-1878), p. 297 y nota a pie #4.
[12] Denzinger 1716.
[13] Las Encíclicas Papales, Vol. 2 (1878-1903), p. 474.
[14] Las Encíclicas Papales, Vol. 3 (1903-1939), p. 22.
[15] Las Encíclicas Papales, Vol. 3 (1903-1939), pp. 121-122.
[16] Las Encíclicas Papales, Vol. 3 (1903-1939), p. 318.
[17] Denzinger 895; Decretos de los Concilios Ecuménicos, Vol. 2, p. 704.
[18] Denzinger 696; Decretos de los Concilios Ecuménicos, Vol. 1, p. 542.
[19] Denzinger 2286.
[20] Las Encíclicas Papales, Vol. 4 (1939-1958), p. 42.
[21] Las Encíclicas Papales, Vol. 4 (1939-1958), p. 127.
12 comentarios:
El Hno Dimond contradice al último Papa canonizado, cuya doctrina no puede ser más católica ni más tradicional. El Catecismo Mayor de San Pío X señala:
"172.- ¿Podría salvarse quien sin culpa se hallase fuera de la Iglesia? - Quién sin culpa, es decir, de buena fe, se hallase fuera de la Iglesia y hubiese recibido el bautismo o, a lo menos, tuviese el deseo implícito de recibirlo y buscase, además, sinceramente la verdad y cumpliese la voluntad de Dios lo mejor que pudiese, este tal, aunque separado del cuerpo de la Iglesia, estaría unido al alma de ella y, por consiguiente, en camino de salvación".
¿Con qué autoridad contradice a este gran Papa? ¿Quién es él para erigirse en intérprete de la doctrina católica contradiciendo el magisterio de este grande y santo Papa? Ahora los patos -hasta con la mejor buena fe- le tiran a las escopetas. Lo grave es que haya ciegos que guían a otros ciegos, pues hasta con su mayor buena fe, ambos caerán al abismo, pues no ven. El ejemplo viene en el Evangelio, no es mío.
Deberán de escoger entre el magisterio de la Iglesia expresado por S.S. San Pío X o seguir publicando las interpretaciones erróneas y privadas de este autor que no goza de ninguna autoridad en la Iglesia ni de la asistencia del Espíritu Santo.
Fraternalmente
En primer lugar, ese catecismo no es un documento infalible. No existe ningún pronunciamiento pontificio que enseñe el bautismo de deseo. Segundo, no fue un catecismo redactado ni escrito por San Pío X, sino que fue hecho por algunos obispos de algunas diócesis de Italia y que sólo San Pío X recomendó para ser usado en esas diócesis.
Quien hace ese comentario quiere poner al mismo nivel de autoridad doctrinaria los pronunciamientos dogmáticos de la Iglesia con un mero catecismo, que ni siquiera es un catecismo oficial de la Iglesia. El llamado Catecismo de San Pío X no forma parte del magisterio de la Iglesia, ni siquiera aparece en las Actas de la Sede Apostólica. Entonces no vengan con cuentos, no pongan a San Pío X como enseñando magisterialmente por un catecismo que tomó su nombre sólo porque salió publicado cuando él era Papa.
(viene de arriba)
"Lejos, sin embargo, de los hijos de la Iglesia Católica ser jamás en modo alguno enemigos de los que no nos están unidos por los vínculos de la misma fe y caridad; al contrario, si aquéllos son pobres o están enfermos o afligidos por cualesquiera otras miserias, esfuércense más bien en cumplir con ellos todos los deberes de la caridad cristiana y en ayudarlos siempre y, ante todo, pongan empeño por sacarlos de las tinieblas del error en que míseramente yacen y reducirlos a la verdad católica y a la madre amantísima, la Iglesia, que no cesa nunca de tenderles sus manos maternas y llamarlos nuevamente a su seno, a fin de que, fundados y firmes en la fe, esperanza y caridad y fructificando en toda obra buena [Col. 1, 10], consigan la eterna salvación".
¿A quién creemos? ¿A lo dicho TEXTUALMENTE por el Papa Pío IX y a lo enseñado en el CATECISMO MAYOR de San Pío X o a las reinterpretaciones totalmente falibles y carentes de toda autoridad magisterial del Hno Dimond?
Cada quien lea y escoja:
Quien quiera ser guiado como ciego por otro ciego, siga al Hno. Dimond que yerra contra las enseñanzas de la Iglesia, aunque lo haga por ignorancia teológica y buena fe. Los demás seguiremos lo que la Iglesia enseña, ella es la verdadera Madre y Maestra a quien nos obliga la fe a estar sujetos en su enseñanza oficial, sea ésta por el auténtico magisterio ordinario o bien por el extraordinario.
Un asunto es rechazar los errores modernistas personales aunque vengan de Roma misma y otro inventar -como lo hace el Hno. Dimond- una doctrina nueva que reinterpretan lo dicho por la Iglesia. Y peor aún, las enarbola para condenar a toda la Iglesia misma que las cree, al grado que hasta los más tradicionalistas son acusados dizque de supuestos "herejes" por no creer la errada y falible interpretación de quien carece de autoridad magisterial y yerra gravemente.
Fraternalmente
(viene de arriba)
"Lejos, sin embargo, de los hijos de la Iglesia Católica ser jamás en modo alguno enemigos de los que no nos están unidos por los vínculos de la misma fe y caridad; al contrario, si aquéllos son pobres o están enfermos o afligidos por cualesquiera otras miserias, esfuércense más bien en cumplir con ellos todos los deberes de la caridad cristiana y en ayudarlos siempre y, ante todo, pongan empeño por sacarlos de las tinieblas del error en que míseramente yacen y reducirlos a la verdad católica y a la madre amantísima, la Iglesia, que no cesa nunca de tenderles sus manos maternas y llamarlos nuevamente a su seno, a fin de que, fundados y firmes en la fe, esperanza y caridad y fructificando en toda obra buena [Col. 1, 10], consigan la eterna salvación".
¿A quién creemos? ¿A lo dicho TEXTUALMENTE por el Papa Pío IX y a lo enseñado en el CATECISMO MAYOR de San Pío X o a las reinterpretaciones totalmente falibles y carentes de toda autoridad magisterial del Hno Dimond?
Cada quien lea y escoja:
Quien quiera ser guiado como ciego por otro ciego, siga al Hno. Dimond que yerra contra las enseñanzas de la Iglesia, aunque lo haga por ignorancia teológica y buena fe. Los demás seguiremos lo que la Iglesia enseña, ella es la verdadera Madre y Maestra a quien nos obliga la fe a estar sujetos en su enseñanza oficial, sea ésta por el auténtico magisterio ordinario o bien por el extraordinario.
Un asunto es rechazar los errores modernistas personales aunque vengan de Roma misma y otro inventar -como lo hace el Hno. Dimond- una doctrina nueva que reinterpretan lo dicho por la Iglesia. Y peor aún, las enarbola para condenar a toda la Iglesia misma que las cree, al grado que hasta los más tradicionalistas son acusados dizque de supuestos "herejes" por no creer la errada y falible interpretación de quien carece de autoridad magisterial y yerra gravemente.
Fraternalmente
El CATECISMO MAYOR fue prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905.
Es falso lo que un comentarista dice al asegurar que dizque tomó su nombre sólo por haberse publicado en su pontificado.
No es necesario que el Papa lo haya redactado personalmente para que sea suyo, basta que él lo PRESCRIBA (tal como lo hizo y se señala en el propio catecismo). La Iglesia no nos engaña diciendo que es de él.
El Catecismo Mayor prescrito por San Pío X y el Catecismo Romano prescrito por San Pío V, son de los catecismos más confiables en su doctrina, pues no es necesario que un catecismo sea promulgado ex cathedra.
El Hno Dimond cree -por lo visto- que la Iglesia ha venido enseñando (en ese Catecismo) una herejía durante más de un siglo.
No es necesaria una promulgación ex cathedra. Un Catecismo promulgado es la enseñanza de la Iglesia. El magisterio auténtico de la Iglesia es suficiente, ya sea magisterio ordinario o extraordinario. En más un siglo nadie ha encontrado la herejía que le atribuyen ahora quienes creen saber más que el Papa San Pío X.
¿Ellos sí se creen infalibles? ¿Con que autoridad magisterial enseñan sus falsas y erróneas interpretaciones (o más bien dicho, reinterpretaciones)?
El comentarista que lo defiende, le da más autoridad al Hno Dimond que a la propia enseñanza de la Iglesia, ya que relativiza las enseñanzas prescritas por San Pío X dizque porque no son una enseñanza infalible, cuando no es neceasrio que sea promulgado ex cathedra, como ya explicamos.
La Iglesia no ha enseñado herejías en ese catecismo promulgado por un Papa santo.
Continúa...
Viene de arriba..
"Lejos, sin embargo, de los hijos de la Iglesia Católica ser jamás en modo alguno enemigos de los que no nos están unidos por los vínculos de la misma fe y caridad; al contrario, si aquéllos son pobres o están enfermos o afligidos por cualesquiera otras miserias, esfuércense más bien en cumplir con ellos todos los deberes de la caridad cristiana y en ayudarlos siempre y, ante todo, pongan empeño por sacarlos de las tinieblas del error en que míseramente yacen y reducirlos a la verdad católica y a la madre amantísima, la Iglesia, que no cesa nunca de tenderles sus manos maternas y llamarlos nuevamente a su seno, a fin de que, fundados y firmes en la fe, esperanza y caridad y fructificando en toda obra buena [Col. 1, 10], consigan la eterna salvación".
¿A quién creemos? ¿A lo dicho TEXTUALMENTE por el Papa Pío IX y a lo enseñado en el CATECISMO MAYOR de San Pío X o a las reinterpretaciones totalmente falibles y carentes de toda autoridad magisterial del Hno Dimond?
Cada quien lea y escoja:
Quien quiera ser guiado como ciego por otro ciego, siga al Hno. Dimond que yerra contra las enseñanzas de la Iglesia, aunque lo haga por ignorancia teológica y buena fe. Los demás seguiremos lo que la Iglesia enseña, ella es la verdadera Madre y Maestra a quien nos obliga la fe a estar sujetos en su enseñanza oficial, sea ésta por el auténtico magisterio ordinario o bien por el extraordinario.
Un asunto es rechazar los errores modernistas personales aunque vengan de Roma misma y otro inventar -como lo hace el Hno. Dimond- una doctrina nueva que reinterpretan lo dicho por la Iglesia. Y peor aún, las enarbola para condenar a toda la Iglesia misma que las cree, al grado que hasta los más tradicionalistas son acusados dizque de supuestos "herejes" por no creer la errada y falible interpretación de quien carece de autoridad magisterial y yerra gravemente.
Fraternalmente
P.S. Por error esta última parte de mi respuesta se mandó al princio de esta fecha, dos veces. Agradeceré al administrador borrar esos mensajes duplicados.
He mandado cuatro veces el inicio de la cita de S.S. Pío XI, sin la cual no se comprende la parte en la que este Papa enseña lo contrario del Hno Dimond.
Las cuatro veces desaparece. No sé si es por un error técnico o es borrado el mensaje por el administrador.
Se trata de de la Alocución Singulari quadam, de 9 de diciembre de 1854 y de la encíclica Quanto conficiamur moerore, a los obispos de Italia, de 10 de agosto de 1863. Ambas puden consultarse en el MAGISTERIO DE LA IGLESISA de E. Denzinger.
P.D.
ERRATA: Debe decir Pío IX (Pío IX)en lugar de pío XI
De ser correcto lo que dice el llamado Catecismo de San Pío X (documento que no reúne las condiciones de la infalibilidad)¿entonces las definiciones dogmáticas de la Iglesia tienen menor valor que un documento falible?
De ser cierto lo que dice ese catecismo, tenemos la siguiente contradicción.
En una pregunta anterior la respuesta dice que:
1) El bautismo ES ABSOLUTAMENTE necesario para la salvación.
Y la respuesta a la pregunta 172 significa que:
2) el bautismo NO ES absolutamente necesario para la salvación.
Hay una tremenda contradicción, ambas afirmaciones no pueden ser verdaderas al mismo tiempo.
La contradicción la halla sólo quien no quiere entender la doctrina católica.
La respuesta del Catecismo del Papa San Pío X dice:
"...y hubiese recibido el bautismo o, a lo menos, tuviese el deseo implícito de recibirlo...".
Es decir que o hay un BAUTISMO DE AGUA o bien, UN BAUTISMO DE DESEO al menos implícito.
El bautismo es necesario para salvarse, lo dice el CATECISMO MAYOR DE SAN PÍO X.
Veamos, por otra parte, lo enseñado por S.S. Pío IX:
"Y aquí, queridos Hijos y Venerables Hermanos, es menester recordar y reprender nuevamente el gravísimo error en que míseramente se hallan algunos católicos, al opinar que hombres que viven en el error y ajenos a la verdadera fe y a la unidad católica pueden llegar a la eterna salvación. Lo que ciertamente se opone en sumo grado a la doctrina católica. Notoria cosa es a Nos y a vosotros que aquellos que sufren de IGNORANCIA INVENCIBLE acerca de nuestra santísima Religión, que cuidadosamente GUARDAN LA LEY NATURAL y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, PUEDEN CONSEGUIR LA VIDA ETERNA, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que manifiestamente ve, escudriña y sabe la mente, ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, SI NO ES REO DE CULPA VOLUNTARIA. Pero bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica, y que los contumaces contra la autoridad y definiciones de la misma Iglesia, y los pertinazmente divididos de la unidad de la misma Iglesia y del Romano Pontífice, sucesor de Pedro, “a quien fue encomendada por el Salvador la guarda de la viña”, no pueden alcanzar la eterna salvación.
Pío IX, Carta Encíclica “Quanto confiamur moerore”, 10 de agosto de 1863.
¿O será también hereje para el Hno Dimond y seguidores Pío IX? ¿Lo fue también San Pío X?
No entienden que un dogma nunca cambia su verdad pero ésta puede profundizarse más. No hay contradicción sino aspectos COMPLEMENTARIOS de una misma verdad.
Nadie puede condenarse sin culpa personal (pues Dios nunca permitiría una injusticia) pero tampoco nadie puede salvarse sin el bautismo (de agua, de deseo o de sangre) y sin pertenecer al menos al ALMA de la Iglesia Católica Romana.
Lean también la Alocución Singulari quadam, de Pío IX del 9 de diciembre de 1854 y lo comprenderán mejor. Está en el libro de E. Denziger "El Magisterio de la Iglesia".
Las definiciones dogmáticas están explicadas en estas enseñanzas que también son del magisterio.
¿O creerán que yerra un Catecismo que fue prescrito por un Papa canonizado, que lleva más de un siglo enseñándonos las verdades católicas necesarias para salvarnos? ¿La Iglesia ha enseñado durante más de un siglo herejías, según ustedes? ¿Yerra también Pío IX en las referencias hechas? ¿Son estos grandes Pontífices "herejes" y el único que acierta en SUS INTERPRETACIONES PERSONALES ese el Hno Dimond?
¿No les parece absurdo desoír sus enseñanzas si quieren ser verdaderamente católicos?
Fraternalmente
EL MAGISTERIO DE S.S. PÍO IX:
"En efecto, por la fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no hubiere entrado, perecerá en el diluvio. Sin embargo, también hay que tener por cierto que quienes sufren ignorancia de la verdadera religión, SI AQUELLA ES INVENCIBLE, no son ante los ojos del Señor reos por ello de culpa alguna. Ahora bien, ¿quién será tan arrogante que sea capaz de señalar los limites de esta ignorancia, conforme a la razón y variedad de pueblos, regiones, caracteres y de tantas otras y tan numerosas circunstancias?"
[De la Alocución Singulari quadam, de 9 de diciembre de 1854]
Léanse los textos del Papa sin buscarle más interpretación o explicación que la que en ellos mismos se consigna. Su explicación es muy clara.
Acaten el magisterio de ambos Vicarios de Cristo. Ellos tienen el poder de enseñar, recibido directamente de Cristo. El Hno. Dimond no tiene ningún poder para reinterpretar a su parecer esta doctrina.
Fraternalmente
El Catecismo Mayor de San Pío X señala:
567.- ¿Es necesario el Bautismo para salvarse? - El Bautismo es absolutamente necesario para salvarse, habiendo dicho expresamente el Señor: El que no renaciere en el agua y en el Espíritu Santo no podrá entrar en el reino de los cielos.
568.- ¿Puede suplirse de alguna manera la falta del Bautismo? - La falta del Bautismo puede suplirse con el martirio, que se llama Bautismo de sangre, o con un acto de perfecto amor de Dios o de contrición que vaya junto con el deseo al menos implícito del Bautismo, y este se llama Bautismo de deseo.
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