domingo, 20 de mayo de 2012

EL UNIVERSO ES UNA CATEDRAL


“Il donne de la vie à tout parce qu’il ne met de l’art à rien” (*)

Extractos del pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira
Primer horizonte – La naturaleza
En el sol, guerra y victoria
La más perfecta explicitación de la biografía de un hombre es la historia del sol a lo largo del día.
Hay cualquier cosa en la trayectoria del sol que es penosa; ella expresa la gloria y la probación de un hombre.
Cuando va llegando cerca del medio día y se aproxima al triunfo de él, el sol brilla, ¡pero, coloca una fuerza en el brillar! Él saca dentro de sí todas las fuerzas que tiene, y se esfuerza para cubrir todas las áreas que debe cubrir, un esfuerzo magnífico y colosal. Si bien que no se fatiga, ¡tiene una generosidad, un empeño, un darse, que es fenomenal!
Todo el universo, de un modo o de otro, es un símbolo de Dios

Delante del opus factum, el sol se va retirando con dignidad; es una gloriosa disminución, como quien dice: yo llegué a tal punto, que no puedo terminar de repente.
No es el sol que entra en la oscuridad; es el mundo que está en la oscuridad porque él se retiró.
Todo se vuelve quieto y silencioso en torno de él porque él duerme.
El sol es la imagen del alma que, tocada por lo absoluto[1], va dando, va dando, va dando.
La Providencia determinó, porque está en el orden del universo, que el calendario del hombre se marcase por el movimiento de los astros, y que, considerando ese movimiento, el hombre tuviese el más magnífico de los relojes hecho por el más magnífico de los relojeros.

El símbolo
La tiara de Pío IX, símbolo del papado

El símbolo hace visible lo que es invisible.
El símbolo es la expresión material de alguna cosa inmaterial, imponderable.
El espíritu humano no capta esa cosa en toda su realidad en cuanto no la haya visto en expresión material.
Siempre que conseguimos relacionar una cosa abstracta a un símbolo, es como un ciego que recuperase la visión.

(*) “Él comunica vida a todo porque no coloca artificio en nada”
Recopilación hecha por Leo Daniele y publicadas en su libro EL UNIVERSO ES UNA CATEDRAL


[1] Absoluto, sentido de lo absoluto: los seres creados son el vestigio, la imagen y semejanza del Creador. Por lo tanto, en todas las cosas, de alguna forma reluce lo absoluto. Tener sentido de lo absoluto es saber ver en todas las cosas los aspectos que mejor reflejan a Dios. San Buenaventura lo explica en su “Breviloquio” (Parte II, cap. XII) y en el “Itinerario de la mente hacia Dios” (cap. 1, 2): “La creación del mundo es como que un libro, en el cual resplandece, se representa y se lee la Trinidad creadora en tres grados de expresión, a saber: como vestigio, como imagen y como semejanza” (Berviloquio, II, XII). También lo explica Santo Tomás de Aquino, “Summa Theologica”, I q. 45 a. 7.

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