En la Edad
Media había régimen de la esclavitud
Refutación:
Antes de la
Edad Media, todos los pueblos admitían la esclavitud completa. La Edad Media,
bajo el signo del Cristianismo, fue atenuando cada vez más la idea de
esclavitud del Derecho Romano, y al final del período prácticamente no había
más ninguna forma de esclavitud.
Documentación
1. – Significado del
término “siervo”
“’Siervo’,
en la Edad Media, no tiene el significado que el lenguaje corriente de a la
palabra en nuestros días. ‘Servir’ o, como también se decía, ‘ayudar’,
‘proteger’; es en estos términos muy simples que los más antiguos textos
resumían las obligaciones reciprocas del vasallo y su jefe. El vínculo jamás
fue tan fuerte cuanto en el tiempo en que los efectos eran expresados de manera
más vaga, y, en consecuencia, la más comprensiva” (Marc Bloch, op. cit., p.
309).
“El
término ‘siervo’ siguió siendo corriente, pero designaba otra cosa: siervo era
el ‘hombre’ de alguien, es decir, el vasallo” (Georges Duby, op. cit., p 43).
“Los
esclavos, los siervos, como les llamaban los dialectos vulgares, son sólo una
minoría entre los campesinos, por cerca del año 1000” (Georges Duby, op. cit.,
p. 16).
“Con
frecuencia un campesino libre se colocaba voluntariamente en manos de un señor…
con el único fin de obtener de él una protección jurídica y económica, y gozar
de este modo de una mayor seguridad. Este proceso continuó en los siglos
siguientes” (Gerd Betz,
profesor en Brunswick, en “Historia de la Civilización Occidental”, Ed. Labor,
Barcelona, 1966, p. 147).
“La omnipotencia aparente del señor feudal tenía un
límite: la costumbre, esto es, el conjunto de los usos antiguos guardados en la
memoria colectiva. Era un derecho fluido, porque no era fijado por un texto
escrito; era conocido interrogándose a los más viejos del pueblo, a pesar de
eso se imponía a todos una legislación intocable” (Georges Duby, “Histoire de
la Civilization Française”, p. 41). Más sobre el Derecho.
2. – La Iglesia eliminó en
la cristiandad medieval la esclavitud pagana
Iniciemos
con una interesante distinción de Paul Allard. Existían dos tipos de
esclavitud: la de las personas y la del trabajo. Según este autor, la abolición
de la esclavitud de las personas ya era una obra “casi enteramente terminado, o
por lo menos enteramente preparada, antes de la segunda mitad del siglo VI, o
sea, en el inicio de la Edad Media.
“De
la esclavitud no quedó sino una cosa: la obligación de trabajar para otros.
Pero poco a poco también esta obligación se transformó en una regla fija: el
siervo se convirtió en señor de su trabajo, con la condición de ceder una parte
de lo ganado en beneficio de su señor. Esta transformación no se consumó de
modo uniforme: en algunos lugares vino rápidamente, y parece ya estar
establecida desde el siglo V; en otros, no se puede señalar con certeza antes
del siglo XI o XII… Se puede aun constatar (en Italia y en España) la presencia
de algunos esclavos después del siglo XIV; pero son hechos excepcionales,
aislados, que no contradicen los resultados generales que hemos expuesto” (Paul Allard, “Gli Schiavi Cristiani”, Libreria
Editrice Fiorentina, 1916).
Por
su libro, Paul Allard recibió de Mons. Nocelle la siguiente carta, escrita por
orden de Pío IX: “Entre los numerosos beneficios que las sociedades humanas
recibieron de la religión católica, es justo citar las transformaciones que
trajo a la desventurada condición de los esclavos, que por su influencia fue
enteramente mitigada, y después poco a poco destruida y abolida. Y es por eso
que S.S. Pío IX vio con placer que usted, en su libro los “Esclavos Cristianos”
puso a la luz ese gran hecho, y tributó a la Iglesia las alabanzas que le son
debidas en este punto”.
“Después
del año mil, la Francia medieval —salvo en sus fronteras meridionales, en
contacto con el islam, donde existía por toda la Edad Media un comercio de
esclavos alimentado por la piratería— ya no conocía la servidumbre a la manera
antigua, que rebajaba a los hombres a la condición de animales” (Georges Duby, op. cit., p. 42).
“Es
indiscutible que la difusión de las concepciones cristianas… hizo con que se
reconociesen los derechos familiares de los siervos” (Georges Duby, op. cit., p. 16).
“El
cuidado por la salvación, particularmente agudo en las proximidades de la
muerte, inclinaba (a los señores) a oír la voz de la Iglesia, que, si no se
levantaban contra la propia servidumbre, hacía de la liberación del esclavo
cristiano una obra de piedad por excelencia” (Marc Bloch, “La Société Féodale”, p. 360).
3.
– El trabajo manual fue altamente dignificado
“Por
otro lado, se concede al trabajo manual mucho más valor, debido a la orientación
religiosa determinada por el cristianismo. Desde San Benito de Nursia el
trabajo manual es un elemento esencial de las reglas monásticas” (Friedrich Heer, in “Historia de la Cultura
Occidental”, p. 114).
Dignificación del trabajo manual
Se
diseminó la idea de que las escuelas socialistas del siglo XIX recuperaron la
dignidad del trabajo manual
Nada
más falso.
En
el paganismo, los bárbaros vivían de la caza y del saqueo; el trabajo manual
era propio de los esclavos.
Cuando
el Imperio Romano se desmoronó, se tornaron indispensables las actividades de
sobrevivencia, siempre menospreciadas.
Y
he aquí que los monjes aparecieron, ante las multitudes miserables, como
semidioses que habitaban en admirables abadías dedicadas al esplendor del
culto.
Después
de un simple toque de campana, descienden a los pantanos, desiertos o florestas
para abrir rocas con sus brazos.
Cuando
los monjes dejaron sus celdas para cavar zanjas y arar los campos, “el efecto
fue magnífico. Los hombres se volcaron para una tarea que los nobles despreciaban”.
San
Gregorio Magno (590-604) se refiere al abad Equitius, del siglo VI, famoso por
su elocuencia.
Un
enviado papal fue a buscarlo y se presentó en el scriptorium donde imaginaba
encontrarlo entre los copistas.
Los
calígrafos simplemente le dijeron: “Él está allá abajo en el valle, cortando la
cerca”.
Continuará…
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