Plinio Corrêa de
Oliveira
Extracto de una conferencia
- 24 de mayo de 1995
Imagen de Nuestra Señora Auxiliadora en la iglesia del Sagrado
Corazón de Jesús en Sao Paulo, Brasil
La idea de auxilio evoca la idea
de necesidad, pues sólo pide auxilio aquel que está en situación de necesidad;
el hombre que no está en necesidad no necesita de auxilio.
Sólo es auxiliadora Aquella que
tiene como función normal, como misión propia, como trazo característico de su
personalidad, el hecho de ser auxiliadora. Y Nuestra Señora es, por excelencia,
auxiliadora, es Aquella que auxilia a todos, de todos los modos, en todas las
circunstancias y en todos los lugares. Para eso, Ella tiene que estar dotada de
una riqueza que es simplemente fabulosa, y de una bondad aún más extraordinaria
que su propia riqueza.
Auxiliadora incluso de los hijos ingratos
De manera que jamás Ella se cansa
de dar, jamás se cansa de perdonar; y el perdón es uno de sus dones tan
inmensamente preciosos, que, después de haber perdonado mucho, aún tiene para
aquel que la ofendió una sonrisa de piedad, cuando él la invoca y pide
misericordia.
De ese modo el hijo comienza a
venerar a Nuestra Señora en cuanto Auxiliadora y queda vinculado a Ella la vida
entera, porque tal Madre siempre lo auxilia más y le da fuerzas para pedir aún
más auxilio. Es una especie de polea que conduce hasta el cielo, mediante la
cual como que por una cuerda misteriosa, Nuestra Señora va tirando a la persona
para el paraíso celestial. Es preciso, simplemente, que la persona quiera
agarrarse a la cuerda que fue lanzada por Nuestra Señora, la Auxiliadora de los
cristianos.
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