El Sacramentario de Tyniecki adoptó la minúscula carolingia, clara, fácil de leer |
No hay nada más básico para la lectura que una escritura
legible y una buena caligrafía o tipografía.
Imagínese un texto todo escrito en mayúsculas, sin espacios
entre palabras. Sería muy difícil leer.
Ese era el caso de la escritura de los romanos de la cual
proviene la nuestra.
Los romanos escribían así, como está registrado en
innumerables documentos, como en el arco de Septimio Severo en Roma por
ejemplo.
La facilidad de lectura de nuestra escritura se la debemos a
la Edad Media.
Y sobre todo, al emperador Carlomagno.
Cerca del año 780, el emperador ordenó que la Escuela
Palatina, que funcionaba en su palacio, pasara a usa letras minúsculas y
pusiese espacios entre las palabras.
Fue así que se volvió oficial la “minúscula carolingia”,
antepasada directa de nuestra escritura.
Dedicatoria al emperador Septimo Severo, Roma Los romanos escribían todo en mayúsculas y sin espacios. |
Carlomagno dispuso de ello por el consejo del abad Alcuíno,
monje benedictino de York, y que fue una especie de ministra de educación muy
apreciado por el emperador.
El ejemplo del palacio real repercutió en todo el imperio:
escuelas, libros, textos religiosos adoptaron la nueva forma de escribir.
Carlomagno quería que las letras fuesen redondeadas, de
igual tamaño, de modo que fuese lo más fácil posible de leer y de escribir.
La minúscula carolingia substituyó la minúscula merovingia
irregular confusa y de difícil lectura.
En la nueva letra, las mayúsculas quedaron como la de los
romanos.
Las minúsculas fueron inspiradas por la escritura uncial y
semi-uncial usada por los monjes de Inglaterra e Irlanda.
Alternando mayúsculas, minúsculas y espacios, la lectura se facilitó enormemente |
La forma final fue elaborada por el abad Alcuino bajo la directa
supervisión de Carlomagno.
El manuscrito más antiguo que usa la “minúscula carolingia”
es el evangelario de Carlomagno, o de Godescalco que hoy se encuentra en la
Biblioteca Nacional de Francia (NAL 1203) y que fue encomendada por el
emperador.
La minúscula fue una gran y utilísima novedad: homogénea,
redondeada, formas claras, las más legibles posible, incluyendo la separación de
las palabras con espacios.
La recién nacida minúscula comportó variantes regionales y
dio origen a diversos tipos de letras, de las cuales derivaron las que
visualizamos en el teclado del computador.
Las abadías de Francia, Suiza, Alemania, Austria e Italia
comenzaron a emplearla.
Inglaterra e Irlanda la adoptaron poco después, y lo mismo
hicieron los otros países de la cristiandad.
El manuscrito de Freising, primer escrito en lengua eslava, también adoptó la minúscula carolingia |
Fue tan grande la expansión de la letra del emperador que el
manuscrito de Freising, el primer texto redactado en lengua eslava ya la
utilizaba.
La facilidad de leer y escribir influenció decisivamente en
la conservación y transmisión de las obras clásicas de la antigüedad.
Los escritos de Ovidio, Cicerón, Virgilio, entre otros,
copiados por los monjes quedaron accesibles a todos.
Este formidable movimiento cultural es conocido como el “Renacimiento
Carolingio”.
Así llegaron hasta nosotros, millares de libros del mundo
griego y latino, escritos con la “minúscula carolingia”.
Por primera vez en la historia, un continente entero –
Europa – comenzó a salir del analfabetismo por la obra benefactora de los
monjes de las abadías católicas y del gran emperador Carlomagno.
Tomado de La Gloria de la Edad Media
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