domingo, 17 de junio de 2012

MONARQUÍA, ARISTOCRACIA Y DEMOCRACIA – III


MONARQUÍA, ARISTOCRACIA Y DEMOCRACIA – III
¿La autoridad representa a Dios o al pueblo soberano?
Las autoridades pueden ser malas, pero ellas representan a Dios
Plinio Corrêa de Oliveira
Consideremos una autoridad, sea un rey, un noble o un presidente de una república. Él emite una ley y ordena a sus súbditos a obedecer. ¿Por qué deben obedecer? ¿Es por temor de recibir una multa o ir a la cárcel? No hay duda, éstas son razones de prudencia para obedecerle, pero no lo explican todo.
En el fondo, el hombre que está revestido de autoridad está hecho de carne y hueso como nosotros, por lo tanto, puesto que en este sentido él es igual a nosotros, ¿por qué le debemos obedecer?
Por lo general, dos razones principales se nos suelen presentar para nuestra obediencia: una es católica y la otra es revolucionaria y neopagana.
El argumento católico
Un rey en la corte – La ley natural exige la obediencia de sus súbditos
La razón católica se basa en el hecho de que Dios creó al hombre con el instinto de sociabilidad. Hay algunos animales que se aíslan y no tienden a vivir en grupos, y hay otros que son gregarios, forman grupos. Los hombres no son gregarios sino sociales; ellos tienden a vivir en sociedad.
Hay algunas excepciones, como son los ermitaños que viven vidas aisladas, pero lo normal para el hombre es vivir juntos. Dios pudo haber creado al hombre sin este instinto, pero no lo hizo. Por lo tanto, los hombres están llamados a vivir en sociedad.
Dios también creó a los hombres para que cada uno tuviera una comprensión limitada de las cosas (ningún hombre es capaz de comprender toda la realidad que lo rodea) y ellos por lo general no están de acuerdo en todo. El desacuerdo es un factor que conduce a la división y al desorden. Por lo tanto, si la sociedad ha de estar ordenada para el bien común, tiene que haber alguien que ejerza el mando. Si no hay una persona al mando, no hay orden ni concierto, y, en último análisis, no hay sociedad. Y una vez que el hombre fue hecho para vivir en sociedad, es absolutamente necesario que exista algún tipo de gobierno. Al crearlos como seres sociales, Dios quiso que los hombres tuviesen un gobierno y una persona para que ejerciera la autoridad.
Por esta razón, cuando un hombre se somete a las leyes de un gobierno, él cumple el plan de Dios. El gobierno es ejercido en nombre de Dios, y obedecerle, es obedecer a Dios.
Alguien podría objetar: ¿pero si un gobierno manda hacer algo que está en contra de la Ley de Dios, estamos obligados a obedecer?
No, no debemos obedecer. El gobierno fue instituido por Dios primero y por sobre todo, para cumplir su santa ley. Si la autoridad designada no obedece a Dios, ella se rebela contra Dios, entonces, no se debe obedecer en ese punto.
Otra objeción: ¿Nos está diciendo que debemos obedecer a un protestante como la reina Isabel o a un comunista como Fidel Castro si estuviéramos bajo su autoridad?
Lo que estoy diciendo es que Dios no escoge a las personas que ejercen la autoridad. Él quiere que exista un gobierno, y corresponde a los hombres que en el curso de la historia elijan sus formas de gobierno como también a las personas que detentan el poder. Si la autoridad que ha sido elegida respeta y sigue la Ley Natural, entonces ella representa a Dios.
Cristo confirmó la autoridad de Pilato
No sólo la autoridad del líder representa a Dios, sino también toda otra autoridad. Todas las autoridades que siguen la Ley Natural representan a Dios: el padre para sus hijos, el marido para su esposa, el empleador para el empleado, el maestro para el alumno. Toda autoridad legítima viene de Dios, representa a Dios y gobierna en nombre de Dios.
Estas autoridades pueden abusar de su autoridad o haber sido mal elegidas, pero ellas representan a Dios.
Los emperadores del Imperio Romano eran paganos e idólatras, no obstante, cuando Poncio Pilato reprendió a nuestro Señor por no responder a la autoridad romana, Cristo le dijo: No tendrías ningún poder sobre mí, si no se te lo hubiera dado de lo alto” (Jn 19, 11). Esta frase tiene muchos otros significados, pero también significa que nuestro Señor reconoció la autoridad de los cónsules romanos y de su emperador como de acuerdo con la Ley Natural y, como tal, como la representación de Dios.
Esta es la doctrina católica respecto a la Ley Natural.
El argumento revolucionario
Contraria a esta doctrina es la teoría inventada en el siglo XVIII por los enciclopedistas, cuyo más conocido exponente es Jean-Jacques Rousseau. Esta es la doctrina de la soberanía del pueblo. Al explicar por qué los hombres deben obedecer al gobierno, Rousseau afirma que todos los hombres son iguales por naturaleza y, en consecuencia, la existencia de reyes, príncipes y nobles es un fraude. Los hombres deben gobernarse a sí mismos puesto que ningún hombre es superior a otro.
Para justificar su teoría, él afirma que en tiempos muy remotos los hombres no vivían en grupos y no tenían el instinto social. Por el contrario, cada hombre vivía aislado. En un momento dado ellos se reunieron y decidieron formar una sociedad; para hacerlo, ellos entendieron que tenían que tener un gobierno. Entonces, ellos establecieron el primer gobierno, el cual expresaba debidamente la voluntad de todos aquellos que constituían el grupo social. Por lo tanto, el gobierno mandaba en el nombre de las personas que formaron esa sociedad.
Después, los hijos, nietos y bisnietos de esas personas están obligadas a obedecer por el contrato social hecho por sus antepasados. Hoy obedecemos al gobierno por ese acuerdo que nos obliga a todos nosotros.
Es el pueblo, según  este argumento, quien gobierna por medio de los gobiernos elegidos en su nombre. En último análisis, cada uno de nosotros que obedece al gobierno está obedeciendo a su propia voluntad.
En palabras simples, esta es la esencia de la teoría revolucionaria de la soberanía del pueblo concebida por Rousseau.
Continuará… El siguiente artículo de esta serie se titula: La réplica católica a la soberanía del pueblo de Rousseau – Los hombres son iguales en teoría, pero muy diferentes en la práctica. Lo publicaremos dentro de la próxima semana.

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