Plinio Corrêa de Oliveira
Santo del día[1]
Selección
biográfica
Teodora,
esposa del emperador Justiniano, había
nominado par la sede de Constantinopla
al obispo Antimo, un partidario de la herejía monofisita.
La emperatriz luego pidió que su elección fuese aprobada
por Roma, pero el Papa Agapito depuso al obispo
Antimo y condenó a
sus seguidores.
La emperatriz
Teodora protegió la herejía
|
San Agapito murió en el 536
y el Papa Silverio fue elegido como su sucesor. Teodora intentó de
nuevo tener su candidato aprobado por Roma, pero recibió por segunda vez una
respuesta negativa. Entonces ella ordenó al general Belisario que usara la fuerza contra el Papa para obtener lo que deseaba.
En diciembre de 536 el general Belisario
fue a Roma. Al ver que estaba sitiada por los godos, en vez de atacar la ciudad y a los bárbaros, comenzó a difundir rumores contra el Papa. Por medio de una carta falsificada, el
Papa fue acusado de un acuerdo y comportamiento traicionero con el rey godo
que sitiaba Roma.
San Silverio no tembló ante
esta presión, e incluso se negó a cumplir los deseos de la emperatriz. No obstante, el Papa se vio obligado a salir de su palacio y buscar refugio seguro
en la Iglesia de Santa Sabina.
Allí fue contactado por los representantes del general griego, que le dio la garantía de
que él podría regresar al palacio papal
sin incidentes. Él confió en la palabra de estos representantes, pero
ellos estaban mintiendo. El Papa fue secuestrado y desterrado a la isla de Ponza en marzo
537. Murió un
poco más de dos años después, el
20 de junio de 539, como
consecuencia de los malos tratos que
había recibido.
Comentarios del Prof. Plinio
El Papa San Silverio
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Se
puede ver en esta selección la
difícil lucha de los pontífices contra
las herejías. También se puede observar
el comportamiento falso, cruel y violento
que los herejes utilizan contra
el romano pontífice.
Los herejes de
Constantinopla utilizaron todos
los medios que pudieron contra
San Silverio. Sin embargo,
no lograron su objetivo porque San Silverio se
mantuvo fiel. De este episodio se
puede ver cuán grande era la mala
fe de los herejes.
En primer
lugar, la mala fe de Teodora,
la emperatriz, que era una mujer detestable que constantemente trataba de imponer a herejes como arzobispos de Constantinopla. Ella ordenó que se utilizara la fuerza bruta
para obligar al Papa
a aprobar a su candidato.
En segundo
lugar, la mala fe del
general Belisario y sus
oficiales. Ellos se dieron cuenta de que no podían utilizar la fuerza militar
contra el pontífice porque el pueblo romano lo defendería. Así que propagó rumores maliciosos acerca de él con el fin de cambiar la opinión pública. Debido a estos
rumores, el Papa tuvo que mudarse a
un lugar diferente. Después enviaron
engañosos embajadores al Papa dándole la
garantía de que no pasaría nada si
regresaba al palacio papal. Así lo hizo, y lo
secuestraron.
Algo que siempre debemos tener en cuenta es cómo el pecado de herejía es un pecado con malicia suprema. La herejía es el peor pecado, ya que es un pecado contra
la fe. Todo hombre que conoce la Iglesia Católica tiene la gracia suficiente para saber que ella es la
verdadera Iglesia de Dios. Si se
niega a ver esto, es porque se niega a conocer la verdad como tal. La
principal de estas verdades es que la Iglesia Católica es la única Iglesia verdadera. Por lo tanto,
los herejes ―como los herejes monofisitas de Bizancio― que habían conocido la Iglesia Católica y se negaron a ella, estaban de mala fe.
Esa mala
fe generó las otras iniquidades
que oímos en esta selección: la falsedad,
la crueldad, el secuestro del Papa, y finalmente su muerte como consecuencia de los malos tratos que recibió.
¿Qué es necesario para que un hereje conozca la Iglesia Católica? Es suficiente, por ejemplo, haber visto
el ejemplo de los católicos devotos, participar en diversas ceremonias
que solía hacer, oír sus cantos y
considerar su elevación,
su seriedad, su maternal bondad. Si un hereje considera
este conjunto de cosas, él tiene
las condiciones para darse cuenta de que
la Iglesia Católica está llena de
sabiduría y es divina.
Lo que hay
que hacer es mostrar estas
facetas de la Iglesia a los herejes. Ello debería ser suficiente para mover no sólo a un protestante, sino también a un cismático, a un judío, a un musulmán, etc.
Alguien podría objetarme: Este no es el conjunto de la doctrina y de las enseñanzas de la Iglesia que una persona debe conocer para convertirse.
Yo le contestaría: Usted puede observar
todo el reflejo del sol en una gota de
agua, ¿cierto? Lo mismo sucede
con la Iglesia Católica. El
conjunto de su verdad y santidad
se puede reflejar, y de hecho se refleja, en los aspectos
que señalé como
ejemplos.
Se obraría
mal si se tratara de atraer a los herejes con un enfoque ecuménico, con pequeñas sonrisas y tratando
de encontrar puntos en común. Nadie
se convierte porque encuentra puntos en común. Él cambia cuando ve aquello que no tiene.
Nuestro Señor representado como
guerrero
en un mosaico en Rávena
|
Pero
si el hereje se
niega a aceptar la Iglesia Católica, él debe ser combatido
y públicamente derrotado, para evitar
que su mal contamine a los demás. Esto no es
negar las enseñanzas de nuestro
Señor. Contra el mal y sus seguidores tenemos
que utilizar el látigo que nuestro
Señor usó en el Templo, debemos
aplicar las palabras de celo que
él pronunció contra los fariseos hipócritas;
tenemos que usar la espada de fuego de
San Miguel Arcángel. Y debemos mantener a estas personas malas fuera de la Iglesia Católica.
Esta enemistad entre los herejes y la Iglesia Católica es la enemistad de la cual San Luis Grignon de Montfort habla. Ella
existirá por todos los tiempos entre los hijos de la
serpiente y los hijos de la
Virgen. Él dice que esta
enemistad fue creada por Dios, cuando Él dijo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la
descendencia de ella: ella te aplastará la cabeza, y tú acecharás su talón" (Gen 3, 13-15). Por lo
tanto, San Luis Grignon afirma que esta enemistad fue decretada por Dios mismo, que sólo hace las cosas más perfectas. Esta es la mentalidad
de combatividad y vigilancia
que hace de la Iglesia una Iglesia militante.
Estas son
algunas de las consideraciones que me sugiere la vida del
Papa San Silverio.
El presente texto es una adaptación resumida de la
transcripción de la grabación de una conferencia del Prof. Plinio Corrêa de
Oliveira, no ha sido revisada por el autor.
Si el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira estuviese
vivo, ciertamente pediría que se colocase explícita mención de su filial
disposición a rectificar cualquier discrepancia en relación al magisterio de la
Iglesia. Es lo que referimos aquí, con sus propias palabras:
“Católico apostólico romano, el autor de este texto
se somete con filial celo a la enseñanza tradicional de la Santa Iglesia. Si,
por lapso, ocurra que algo no está conforme a aquella enseñanza, desde ya la
rechaza categóricamente”.
Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en
el sentido que les da el Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición fue publicada en el Nº 100
de "Catolicismo", en abril de 1959.
[1] Los santos del día eran unas
breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario
relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.
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