miércoles, 20 de junio de 2012

El papa San Silverio, 20 de junio


Plinio Corrêa de Oliveira
Santo del día[1]
Selección biográfica
Teodora, esposa del emperador Justiniano, había nominado par la sede de Constantinopla al obispo Antimo, un partidario de la herejía monofisita. La emperatriz luego pidió que su elección fuese aprobada por Roma, pero el Papa Agapito depuso al obispo Antimo y condenó a sus seguidores.
La emperatriz Teodora protegió la herejía
San Agapito murió en el 536 y el Papa Silverio fue elegido como su sucesor. Teodora intentó de nuevo tener su candidato aprobado por Roma, pero recibió por segunda vez una respuesta negativa. Entonces ella ordenó al general Belisario que usara la fuerza contra el Papa para obtener lo que deseaba.
En diciembre de 536 el general Belisario fue a Roma. Al ver que estaba sitiada por los godos, en vez de atacar la ciudad y a los bárbaros, comenzó a difundir rumores contra el Papa. Por medio de una carta falsificada, el Papa fue acusado de un acuerdo y comportamiento traicionero con el rey godo que sitiaba Roma.
San Silverio no tembló ante esta presión, e incluso se negó a cumplir los deseos de la emperatriz. No obstante, el Papa se vio obligado a salir de su palacio y buscar refugio seguro en la Iglesia de Santa Sabina.
Allí fue contactado por los representantes del general griego, que le dio la garantía de que él podría regresar al palacio papal sin incidentes. Él confió en la palabra de estos representantes, pero ellos estaban mintiendo. El Papa fue secuestrado y desterrado a la isla de Ponza en marzo 537. Murió un poco más de dos años después, el 20 de junio de 539, como consecuencia de los malos tratos que había recibido.
Comentarios del Prof. Plinio
El Papa San Silverio
Se puede ver en esta selección la difícil lucha de los pontífices contra las herejías. También se puede observar el comportamiento falso, cruel y violento que los herejes utilizan contra el romano pontífice.
Los herejes de Constantinopla utilizaron todos los medios que pudieron contra San Silverio. Sin embargo, no lograron su objetivo porque San Silverio se mantuvo fiel. De este episodio se puede ver cuán grande era la mala fe de los herejes.
En primer lugar, la mala fe de Teodora, la emperatriz, que era una mujer detestable que constantemente trataba de imponer a herejes como arzobispos de Constantinopla. Ella ordenó que se utilizara la fuerza bruta para obligar al Papa a aprobar a su candidato.
En segundo lugar, la mala fe del general Belisario y sus oficiales. Ellos se dieron cuenta de que no podían utilizar la fuerza militar contra el pontífice porque el pueblo romano lo defendería. Así que propagó rumores maliciosos acerca de él con el fin de cambiar la opinión pública. Debido a estos rumores, el Papa tuvo que mudarse a un lugar diferente. Después enviaron engañosos embajadores al Papa dándole la garantía de que no pasaría nada si regresaba al palacio papal. Así lo hizo, y lo secuestraron.
Algo que siempre debemos tener en cuenta es cómo el pecado de herejía es un pecado con malicia suprema. La herejía es el peor pecado, ya que es un pecado contra la fe. Todo hombre que conoce la Iglesia Católica tiene la gracia suficiente para saber que ella es la verdadera Iglesia de Dios. Si se niega a ver esto, es porque se niega a conocer la verdad como tal. La principal de estas verdades es que la Iglesia Católica es la única Iglesia verdadera. Por lo tanto, los herejes ―como los herejes monofisitas de Bizancio― que habían conocido la Iglesia Católica y se negaron a ella, estaban de mala fe.
Esa mala fe generó las otras iniquidades que oímos en esta selección: la falsedad, la crueldad, el secuestro del Papa, y finalmente su muerte como consecuencia de los malos tratos que recibió.
¿Qué es necesario para que un hereje conozca la Iglesia Católica? Es suficiente, por ejemplo, haber visto el ejemplo de los católicos devotos, participar en diversas ceremonias que solía hacer, oír sus cantos y considerar su elevación, su seriedad, su maternal bondad. Si un hereje considera este conjunto de cosas, él tiene las condiciones para darse cuenta de que la Iglesia Católica está llena de sabiduría y es divina.
Lo que hay que hacer es mostrar estas facetas de la Iglesia a los herejes. Ello debería ser suficiente para mover no sólo a un protestante, sino también a un cismático, a un judío, a un musulmán, etc.
Alguien podría objetarme: Este no es el conjunto de la doctrina y de las enseñanzas de la Iglesia que una persona debe conocer para convertirse. Yo le contestaría: Usted puede observar todo el reflejo del sol en una gota de agua, ¿cierto? Lo mismo sucede con la Iglesia Católica. El conjunto de su verdad y santidad se puede reflejar, y de hecho se refleja, en los aspectos que señalé como ejemplos.
Se obraría mal si se tratara de atraer a los herejes con un enfoque ecuménico, con pequeñas sonrisas y tratando de encontrar puntos en común. Nadie se convierte porque encuentra puntos en común. Él cambia cuando ve aquello que no tiene.
Nuestro Señor representado como guerrero
 en un mosaico en Rávena
Pero si el hereje se niega a aceptar la Iglesia Católica, él debe ser combatido y públicamente derrotado, para evitar que su mal contamine a los demás. Esto no es negar las enseñanzas de nuestro Señor. Contra el mal y sus seguidores tenemos que utilizar el látigo que nuestro Señor usó en el Templo, debemos aplicar las palabras de celo que él pronunció contra los fariseos hipócritas; tenemos que usar la espada de fuego de San Miguel Arcángel. Y debemos mantener a estas personas malas fuera de la Iglesia Católica.
Esta enemistad entre los herejes y la Iglesia Católica es la enemistad de la cual San Luis Grignon de Montfort habla. Ella existirá por todos los tiempos entre los hijos de la serpiente y los hijos de la Virgen. Él dice que esta enemistad fue creada por Dios, cuando Él dijo: Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la descendencia de ella: ella te aplastará la cabeza, y tú acecharás su talón" (Gen 3, 13-15). Por lo tanto, San Luis Grignon afirma que esta enemistad fue decretada por Dios mismo, que sólo hace las cosas más perfectas. Esta es la mentalidad de combatividad y vigilancia que hace de la Iglesia una Iglesia militante.
Estas son algunas de las consideraciones que me sugiere la vida del Papa San Silverio.
El presente texto es una adaptación resumida de la transcripción de la grabación de una conferencia del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, no ha sido revisada por el autor.
Si el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira estuviese vivo, ciertamente pediría que se colocase explícita mención de su filial disposición a rectificar cualquier discrepancia en relación al magisterio de la Iglesia. Es lo que referimos aquí, con sus propias palabras:
“Católico apostólico romano, el autor de este texto se somete con filial celo a la enseñanza tradicional de la Santa Iglesia. Si, por lapso, ocurra que algo no está conforme a aquella enseñanza, desde ya la rechaza categóricamente”.
Las palabras “Revolución” y “Contra-Revolución”, son aquí empleadas en el sentido que les da el Prof. Plínio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contra-Revolución”, cuya primera edición fue publicada en el Nº 100 de "Catolicismo", en abril de 1959.


[1] Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa que se celebraba aquel día.

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