Plinio Correa de
Oliveira
Reunión del santo del día
del 24 de marzo de 1965
De San Gabriel, dice el
martirologio que fue enviado por Dios para anunciar el misterio de la
Encarnación del Verbo divino. Protector de la Orden del Carmen. Al mismo
tiempo, novena de la Anunciación de Nuestra Señora.
La Anunciación de Fray Angélico |
Sobre San Gabriel, podemos tener
cierta noción sobre quién él es exactamente por la naturaleza de su misión. Como
los ángeles son seres de una naturaleza mucho más elevada que la nuestra, la
tarea que hacen es una tarea relacionada con la naturaleza [de los ángeles], y
no se puede encomendar [a un ángel] una tarea tan arbitrariamente como se hace
entre los hombres.
Hay algunos ángeles que por
naturaleza hacen eso, otros que por naturaleza hacen aquello otro, en cuanto no
podemos decir que alguien es dactilógrafo por naturaleza, que nadie es
embajador por naturaleza. En la hora de dificultades, un embajador es dactilógrafo
y también, en la hora de la urgencia [de la realización de una tarea] un dactilógrafo
– con grandes intereses personales – acaba siendo buen embajador.
Entonces, entre nosotros es más
confuso, en cuanto en la naturaleza angélica es más preciso. No se trata ahí de
tareas exactamente como la de la Anunciación. Se trata de tareas de otro
género, de la posición, de la función del ángel en el cielo en relación a Dios.
Pero hay una razón poderosa de
conveniencia del porqué la misión dada a ese arcángel de la Anunciación corresponde
a la naturaleza de él. Y podemos, por lo tanto, deducir alguna cosa de la
gloria, de las virtudes, del esplendor de ese príncipe celestial, a través de
la naturaleza de la misión que le fue entregada.
POR LA GRANDEZA DE LA MISIÓN DE SAN GABRIEL, PODEMOS DEDUCIR
LA ALTA CATEGORÍA DE ESTE ÁNGEL
De esa misión, ¿qué podemos decir?
Antes que nada, que es una misión elevadísima; es la misión clave en toda la
historia de la humanidad, porque aquel ángel que le fue dada la orden de
decirle a Nuestra Señora que la plenitud de los tiempos había llegado, que el
reino del demonio iba a terminar, que el reino del mal iba a ser pisado con los
pies, que la humanidad iba a ser redimida, que las puertas del cielo se
abrirían para la humanidad, el ángel encargado de pedirle a Nuestra Señora su
consentimiento para ese hecho, el ángel encargado de anunciar el misterio de la
Maternidad Virginal, ese ángel llevó el más alto mensaje que pueda haberse
llevado en toda la historia de la humanidad. ¡Es una cosa de una importancia
enorme!
Imaginen lo siguiente: ustedes
saben que, según Santo Tomás, los astros son movidos por los ángeles para la
gloria de Dios. Imaginemos qué grandeza tiene un ángel que mueva, por ejemplo,
toda la Vía Láctea: ¿qué importancia, qué función, qué espíritu debe tener un ángel
de esos?
Ahora, ¿qué es mover una miríada de
estrellas como la Vía Láctea, qué es eso en comparación con mover el alma de
Nuestra Señora, con actuar sobre el alma de Nuestra Señora, con ser el
transportador de ese mensaje y obtener su consentimiento?
Se comprende que no hay ninguna comparación
con cosa alguna. Por ahí se comprende la excelsitud de la misión de ese ángel.
De otro lado, se puede medir la
importancia del mensajero, no sólo por la naturaleza del mensaje, sino por la
importancia de quien mandó y por la importancia de aquel a quien se le manda. Un
rey, que teniendo que mandar un mensaje muy importante, lo manda por medio de un
hidalgo de su corte. Un mensaje de poca importancia, para mandar para una
persona cualquiera, se manda a un empleado cualquiera con una notificación judicial.
Ahora. Nuestra Señora es la Reina del cielo y de la tierra, la obra prima de
Dios, destinada para ser la Madre de Él.
Se comprende que sólo aquel que es
un ángel altísimo es quien sería escogido para esa misión. Entonces, podemos
ver a través de eso lo que es la grandeza que existe dentro de ese ángel.
DOS PILARES DE LA CONTRA-REVOLUCIÓN EN LA PSICOLOGÍA DE SAN
GABRIEL: ALTO SENTIDO JERÁRQUICO Y CASTIDAD
Podríamos deducir algo de la “psicología”
del ángel en eso, con dos notas muy importantes, y que en los cuadros de Fray
Angélico sobre la Anunciación están muy presentes: en primer lugar, un sentido
de jerarquía muy curioso.
Cuando el ángel fue a hablar con
Nuestra Señora, ella aún no era la Madre de Dios. Pasó a serlo a partir del
momento en que ella aceptó la comunicación y el Espíritu Santo actuó en ella. Y
San Gabriel, por naturaleza, era superior a Nuestra Señora. De manera que
cuando hablaba, era para una persona que le era inferior, que él estaba
convidando para ser su Reina.
Por otro lado, le llevaba un
mensaje de una predilección tal de Dios sobre Nuestra Señora en relación a él,
que la colocaba fuera de cualquier paralelo con él.
Entonces, Fray Angélico pinta al ángel
con un tal respeto, con una tal veneración ante Nuestra Señora, como quien toma
la superioridad de su naturaleza y la pone debajo por causa de la grandeza de
la misión de Nuestra Señora, ¡que es una cosa extraordinaria!
En cuanto Nuestra Señora también habla
con el ángel, ella se inclina con todo respeto, porque ella estaba recibiendo
un mensaje de Dios y porque, como persona, es inferior al ángel. Ustedes pueden
notar las superioridades reciprocas, en las cuales, naturalmente, Nuestra
Señora acaba siendo mayor que el ángel.
También, en la escena, un mundo de
respeto mutuo de ella por él y de él por ella, que indica bien el sentido de
jerarquía que estaba incluido en ese acto. Sentido de jerarquía que es lo
opuesto del non serviam [no serviré] de
Satanás.
Muchos dicen que el demonio
rechazó servir porque no quería reconocer al Verbo encarnado como objeto de su adoración
y no quería reconocer una mera criatura humana como su Reina. Eso parece haber
sido un punto que polarizó todo un movimiento que él tenía contra Dios por
causa del orgullo.
San Gabriel hizo lo contrario. Fue
a llevar ese mensaje lleno de adoración y amor. Mensaje que colocaba – bajo cierto
punto de vista – al reino angélico por debajo del reino humano, algo que
elevaba por encima de él a alguien que le era inferior. Colocado delante de su
nueva Reina, tan inferior a él por naturaleza, él se inclinó como el más
respetuoso y venerador de los cortesanos delante de su Reina. Podemos percibir
el alto sentido de disciplina, el alto sentido de jerarquía que se ve ahí y,
por tanto, un sentido de contra-revolución muy marcado.
A eso podemos acrecentar otro
aspecto. Quien va a dirigirse a la Virgen de las vírgenes para decirle que ella
va a ser Madre y continuar siendo Virgen, hace una tal glorificación de la
virginidad, que es una especie de obra prima de pureza mostrar que, delante de
ese hecho tan inmenso de la Encarnación, Nuestro Señor resolvió violar todas
las reglas de la naturaleza para salvar la virginidad perfecta de Nuestra
Señora, y dar una nueva gloria para el género humano, haciendo de ella la
Esposa del divino Espíritu Santo, para que ella tuviese un Hijo que no fuese
hijo [engendrado por el] hombre.
¡Es un mensaje que es una de las
mayores glorificaciones de la castidad! Y podemos comprender cuál relación especial
con la pureza necesita tener un ángel así.
Por otro lado, son los dos pilares
de la Contra-Revolución: la humildad y el amor a la pureza.
El orgullo y el amor a la
sensualidad, al contrario, son los pilares de la Revolución. Podemos comprender
cómo la vieja serpiente orgullosa y sensual fue pisada en ese acto, y cómo de
esa manera San Gabriel nos aparece pisando al demonio, no menos como cuando San
Miguel arcángel expulsó al demonio del cielo. Un pintor que en esa hora pintase
a San Gabriel arrodillado delante de Nuestra Señora y pisando la cabeza del
demonio, pintaría una cosa profundamente real.
DEBEMOS PEDIR ESPECIALMENTE A SAN GABRIEL EL AMOR A LA
JERARQUÍA Y A LA PUREZA
Y de ahí comprendemos cuántos
motivos tenemos para pedirle a San Gabriel que nos de esas dos gracias: 1) la
del sentido de la jerarquía, del amor a la superioridad, del gusto de tener a quien
sea más que nosotros – aunque ese “más que nosotros” sea inferior a nosotros
por varios lados –; 2) y ese gusto pulcro por la pureza, de la pureza en cuanto
principio, en cuanto valor moral y no apenas como una cosa física, ese gusto
pulcro que, necesariamente, tiene algo con los trazos de santidad especifica de
ese arcángel.
Los santos y los ángeles son
llamados a dar a la humanidad aquello por donde ellos más glorifican a Dios. San
Francisco nos da el espíritu de pobreza; San Ignacio nos da aquella lógica soberana,
inflexible e incomparable de los Ejercicios Espirituales; San Benito nos da el gusto
por la verdadera liturgia y por la verdadera contemplación. Los que más
tuvieron más, más ellos dan.
San Gabriel irradia esas virtudes en tan alto
grado, que es hecho para obtenernos esas virtudes. Vamos a pedirle, por lo
tanto, esas virtudes en la noche de hoy.
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