miércoles, 25 de marzo de 2015

San Gabriel: alto sentido jerárquico y castidad, dos pilares de la Contra-Revolución

Plinio Correa de Oliveira
Reunión del santo del día del 24 de marzo de 1965

De San Gabriel, dice el martirologio que fue enviado por Dios para anunciar el misterio de la Encarnación del Verbo divino. Protector de la Orden del Carmen. Al mismo tiempo, novena de la Anunciación de Nuestra Señora.
La Anunciación de Fray Angélico
Sobre San Gabriel, podemos tener cierta noción sobre quién él es exactamente por la naturaleza de su misión. Como los ángeles son seres de una naturaleza mucho más elevada que la nuestra, la tarea que hacen es una tarea relacionada con la naturaleza [de los ángeles], y no se puede encomendar [a un ángel] una tarea tan arbitrariamente como se hace entre los hombres.
Hay algunos ángeles que por naturaleza hacen eso, otros que por naturaleza hacen aquello otro, en cuanto no podemos decir que alguien es dactilógrafo por naturaleza, que nadie es embajador por naturaleza. En la hora de dificultades, un embajador es dactilógrafo y también, en la hora de la urgencia [de la realización de una tarea] un dactilógrafo – con grandes intereses personales – acaba siendo buen embajador.
Entonces, entre nosotros es más confuso, en cuanto en la naturaleza angélica es más preciso. No se trata ahí de tareas exactamente como la de la Anunciación. Se trata de tareas de otro género, de la posición, de la función del ángel en el cielo en relación a Dios.
Pero hay una razón poderosa de conveniencia del porqué la misión dada a ese arcángel de la Anunciación corresponde a la naturaleza de él. Y podemos, por lo tanto, deducir alguna cosa de la gloria, de las virtudes, del esplendor de ese príncipe celestial, a través de la naturaleza de la misión que le fue entregada.

POR LA GRANDEZA DE LA MISIÓN DE SAN GABRIEL, PODEMOS DEDUCIR LA ALTA CATEGORÍA DE ESTE ÁNGEL

De esa misión, ¿qué podemos decir? Antes que nada, que es una misión elevadísima; es la misión clave en toda la historia de la humanidad, porque aquel ángel que le fue dada la orden de decirle a Nuestra Señora que la plenitud de los tiempos había llegado, que el reino del demonio iba a terminar, que el reino del mal iba a ser pisado con los pies, que la humanidad iba a ser redimida, que las puertas del cielo se abrirían para la humanidad, el ángel encargado de pedirle a Nuestra Señora su consentimiento para ese hecho, el ángel encargado de anunciar el misterio de la Maternidad Virginal, ese ángel llevó el más alto mensaje que pueda haberse llevado en toda la historia de la humanidad. ¡Es una cosa de una importancia enorme!
Imaginen lo siguiente: ustedes saben que, según Santo Tomás, los astros son movidos por los ángeles para la gloria de Dios. Imaginemos qué grandeza tiene un ángel que mueva, por ejemplo, toda la Vía Láctea: ¿qué importancia, qué función, qué espíritu debe tener un ángel de esos?
Ahora, ¿qué es mover una miríada de estrellas como la Vía Láctea, qué es eso en comparación con mover el alma de Nuestra Señora, con actuar sobre el alma de Nuestra Señora, con ser el transportador de ese mensaje y obtener su consentimiento?
Se comprende que no hay ninguna comparación con cosa alguna. Por ahí se comprende la excelsitud de la misión de ese ángel.
De otro lado, se puede medir la importancia del mensajero, no sólo por la naturaleza del mensaje, sino por la importancia de quien mandó y por la importancia de aquel a quien se le manda. Un rey, que teniendo que mandar un mensaje muy importante, lo manda por medio de un hidalgo de su corte. Un mensaje de poca importancia, para mandar para una persona cualquiera, se manda a un empleado cualquiera con una notificación judicial. Ahora. Nuestra Señora es la Reina del cielo y de la tierra, la obra prima de Dios, destinada para ser la Madre de Él.
Se comprende que sólo aquel que es un ángel altísimo es quien sería escogido para esa misión. Entonces, podemos ver a través de eso lo que es la grandeza que existe dentro de ese ángel.

DOS PILARES DE LA CONTRA-REVOLUCIÓN EN LA PSICOLOGÍA DE SAN GABRIEL: ALTO SENTIDO JERÁRQUICO Y CASTIDAD

Podríamos deducir algo de la “psicología” del ángel en eso, con dos notas muy importantes, y que en los cuadros de Fray Angélico sobre la Anunciación están muy presentes: en primer lugar, un sentido de jerarquía muy curioso.
Cuando el ángel fue a hablar con Nuestra Señora, ella aún no era la Madre de Dios. Pasó a serlo a partir del momento en que ella aceptó la comunicación y el Espíritu Santo actuó en ella. Y San Gabriel, por naturaleza, era superior a Nuestra Señora. De manera que cuando hablaba, era para una persona que le era inferior, que él estaba convidando para ser su Reina.
Por otro lado, le llevaba un mensaje de una predilección tal de Dios sobre Nuestra Señora en relación a él, que la colocaba fuera de cualquier paralelo con él.
Entonces, Fray Angélico pinta al ángel con un tal respeto, con una tal veneración ante Nuestra Señora, como quien toma la superioridad de su naturaleza y la pone debajo por causa de la grandeza de la misión de Nuestra Señora, ¡que es una cosa extraordinaria!
En cuanto Nuestra Señora también habla con el ángel, ella se inclina con todo respeto, porque ella estaba recibiendo un mensaje de Dios y porque, como persona, es inferior al ángel. Ustedes pueden notar las superioridades reciprocas, en las cuales, naturalmente, Nuestra Señora acaba siendo mayor que el ángel.
También, en la escena, un mundo de respeto mutuo de ella por él y de él por ella, que indica bien el sentido de jerarquía que estaba incluido en ese acto. Sentido de jerarquía que es lo opuesto del non serviam [no serviré] de Satanás.
Muchos dicen que el demonio rechazó servir porque no quería reconocer al Verbo encarnado como objeto de su adoración y no quería reconocer una mera criatura humana como su Reina. Eso parece haber sido un punto que polarizó todo un movimiento que él tenía contra Dios por causa del orgullo.
San Gabriel hizo lo contrario. Fue a llevar ese mensaje lleno de adoración y amor. Mensaje que colocaba – bajo cierto punto de vista – al reino angélico por debajo del reino humano, algo que elevaba por encima de él a alguien que le era inferior. Colocado delante de su nueva Reina, tan inferior a él por naturaleza, él se inclinó como el más respetuoso y venerador de los cortesanos delante de su Reina. Podemos percibir el alto sentido de disciplina, el alto sentido de jerarquía que se ve ahí y, por tanto, un sentido de contra-revolución muy marcado.
A eso podemos acrecentar otro aspecto. Quien va a dirigirse a la Virgen de las vírgenes para decirle que ella va a ser Madre y continuar siendo Virgen, hace una tal glorificación de la virginidad, que es una especie de obra prima de pureza mostrar que, delante de ese hecho tan inmenso de la Encarnación, Nuestro Señor resolvió violar todas las reglas de la naturaleza para salvar la virginidad perfecta de Nuestra Señora, y dar una nueva gloria para el género humano, haciendo de ella la Esposa del divino Espíritu Santo, para que ella tuviese un Hijo que no fuese hijo [engendrado por el] hombre.
¡Es un mensaje que es una de las mayores glorificaciones de la castidad! Y podemos comprender cuál relación especial con la pureza necesita tener un ángel así.
Por otro lado, son los dos pilares de la Contra-Revolución: la humildad y el amor a la pureza.
El orgullo y el amor a la sensualidad, al contrario, son los pilares de la Revolución. Podemos comprender cómo la vieja serpiente orgullosa y sensual fue pisada en ese acto, y cómo de esa manera San Gabriel nos aparece pisando al demonio, no menos como cuando San Miguel arcángel expulsó al demonio del cielo. Un pintor que en esa hora pintase a San Gabriel arrodillado delante de Nuestra Señora y pisando la cabeza del demonio, pintaría una cosa profundamente real.

DEBEMOS PEDIR ESPECIALMENTE A SAN GABRIEL EL AMOR A LA JERARQUÍA Y A LA PUREZA

Y de ahí comprendemos cuántos motivos tenemos para pedirle a San Gabriel que nos de esas dos gracias: 1) la del sentido de la jerarquía, del amor a la superioridad, del gusto de tener a quien sea más que nosotros – aunque ese “más que nosotros” sea inferior a nosotros por varios lados –; 2) y ese gusto pulcro por la pureza, de la pureza en cuanto principio, en cuanto valor moral y no apenas como una cosa física, ese gusto pulcro que, necesariamente, tiene algo con los trazos de santidad especifica de ese arcángel.
Los santos y los ángeles son llamados a dar a la humanidad aquello por donde ellos más glorifican a Dios. San Francisco nos da el espíritu de pobreza; San Ignacio nos da aquella lógica soberana, inflexible e incomparable de los Ejercicios Espirituales; San Benito nos da el gusto por la verdadera liturgia y por la verdadera contemplación. Los que más tuvieron más, más ellos dan.
San Gabriel irradia esas virtudes en tan alto grado, que es hecho para obtenernos esas virtudes. Vamos a pedirle, por lo tanto, esas virtudes en la noche de hoy.

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