jueves, 4 de septiembre de 2014

Shimon Peres a Francisco: ¡Necesitamos “las Naciones Unidas de las religiones”!

4 de septiembre 2014: Noticias de última hora justo desde el Vaticano: La agencia de noticias italiana ANSA informa que el ex presidente de Israel, Shimon Peres, quien visitó al anti-Papa Francisco esta mañana en el Vaticano, propuso a Francisco que él encabezara “las Naciones Unidas de todas las religiones “.

(ANSA) – Roma, 4 de septiembre – El ex presidente israelí Shimon Peres dijo que había propuesto la formación de una organización de Religiones Unidas para combatir el terrorismo durante una reunión en el Vaticano el jueves.

    “La ONU ya ha tenido su tiempo”, Peres según el semanario católico “Famillia Cristiana”dijo: “Lo que necesitamos es una organización de las Religiones Unidas, la ONU de las religiones.
    “Sería la mejor manera de luchar contra los terroristas que matan en nombre de su fe, porque la mayoría de las personas no son como ellos, practican su religión sin matar a nadie, sin siquiera pensar en ello.

    “Creo que debe haber una carta de las Religiones Unidas, al igual que está la carta de la ONU.” La nueva carta serviría para establecer que aquellos que en el nombre de la religión degüellan o realizan sacrificios masivos, como los que se han visto en las últimas semanas, no tienen nada que ver con la religión.

    “Esto es lo que he propuesto al Papa”.

( “Peres propone una ONU antiterrorista al Papa Francisco “ , ANSA , 04 de septiembre 2014)



Y ahora, abrumados por la tristeza más profunda, nos preguntamos, Venerables Hermanos, ¿qué ha sido del Catolicismo de Sillon? ¡Ay! esta organización que anteriormente proporcionaba tales expectativas prometedoras, como un arroyo límpido e impetuoso, ha visto su ejecutoria desvirtuada por los enemigos modernos de la Iglesia, y no  es ahora más que un desgraciado afluente del gran movimiento de apostasía que se está organizando en cada país para el establecimiento de una Iglesia Mundial que no tenga ni dogmas, ni jerarquía, ni disciplina, ni freno a las pasiones, y que, bajo el pretexto de la libertad y la dignidad humana, transtornaría al mundo (si tal Organización pudiera prevalecer) con el reinado de la astucia y de la fuerza legalizada, y con la opresión de los débiles, y de todos aquellos que trabajan y sufren.
… 
Queremos llamar vuestra atención, Venerables Hermanos, sobre esta distorsión  del Evangelio sagrado de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre, que prevalece en el Sillon y en otros lugares. Tan pronto como se aborda la cuestión social, es la moda en algunos círculos que desde el comienzo dejen de lado la divinidad de Jesucristo, para mencionar luego sólo Su clemencia ilimitada, su compasión por todas las miserias humanas, y sus exhortaciones apremiantes para el amor al prójimo y a la fraternidad de los hombres. Es cierto, Jesús nos ha amado con un inmenso, infinito amor, y Él vino a la tierra para sufrir y morir para que, reunidos en torno en torno a él en la justicia y el amor, motivados por los mismos sentimientos de caridad mutua, todos los hombres puedan vivir en paz y felicidad. 

Sin embargo, para la realización de esta felicidad temporal y eterna, Él ha establecido con su autoridad suprema la condición de que tenemos que pertenecer a su rebaño, que debemos aceptar su doctrina, que debemos practicar la virtud, y que debemos aceptar la enseñanza y orientación de Pedro y sus sucesores

Además, aunque Jesús fue bondadoso con los pecadores y con los que iban por mal camino, Él no respetaba sus ideas falsas, por sinceras que pudieran parecer. Él los amaba a todos, pero Él los instruyó para convertirlos. Aunque Él los llamaba con el fin de consolar a aquellos por quienes trabajó y sufrió, él no les predico una igualdad quimérica. Aunque Él convocó a los humildes, no fue para inculcarles el sentimiento de una dignidad independiente y rebelde contra el deber de la obediencia. Aunque su Corazón rebosaba ternura por las almas de buena voluntad, Él también sabia armarse de santa indignación contra los profanadores de la Casa de Dios, en contra de los hombres miserables que escandalizaban a los pequeños, en contra de las autoridades, que aplastaban a la gente con el peso de pesadas cargas sin poner un dedo para levantarlos. 

Él era tan fuerte como amable. Él reprendió, amenazó, castigó a sabiendas de que el temor es el principio de la sabiduría, y que a veces es conveniente al hombre cortarse una mano para salvar su cuerpo. 

Finalmente, Él no anunció a la sociedad el reino futuro de una felicidad ideal en la que fuera desterrado el sufrimiento; sino que por su enseñanza y con su ejemplo, trazó el único camino de la felicidad posible en la tierra y de la felicidad perfecta en el cielo: el camino real de la Cruz. Estas son las enseñanzas que convendría aplicar en la vida personal con el fin de ganar la salvación eterna; estas son eminentemente sus enseñanzas sociales, y muestran en Nuestro Señor Jesucristo una doctrina muy diferente de un humanitarismo inconsistente e impotente

 (Papa San Pío X, Carta Apostólica Notre Charge Apostolique) 

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