sábado, 27 de septiembre de 2014

Los hospitales: frutos de caridad desconocidos antes de la Edad Media

Las órdenes militares, fundadas durante las cruzadas, crearon hospitales por toda Europa.
Hospital de Beaune, Francia
La Orden de los caballeros de San Juan (u hospitalarios, que dio origen a la Orden de Malta) creó un hospital en Jerusalén por cerca del año 1113.
João de Würzburg, sacerdote alemán, quedó pasmado con lo que vio ahí.
“La casa —escribió él— alimenta tantos individuos fuera de ella cuanto dentro, y da un tan gran número de limosnas a los pobres, sea a los que llegan hasta la puerta, sea a los que quedan del lado de fuera, que ciertamente el total de los gastos no puede ser contado, ni siquiera por los administradores y dispensarios de la casa”.
Hospital para peregrinos, León, Castilla, España
Teodorico de Würzburg, otro peregrino alemán, se maravilló porque “yendo a través del palacio, no nos podemos de manera alguna hacer una idea del número de personas que allí se recuperan. Vimos un millar de camas. Ningún rey, o ningún tirano, sería suficientemente poderoso para mantener diariamente el gran número de personas alimentadas en esa casa”.
Raymond du Puy, prior de los caballeros hospitalarios, incitó a los monjes guerreros a hacer sacrificios heroicos por “nuestros señores, los pobres”.
“Cuando los pobres llegan —dice el artículo 16 del decreto de du Puy— así deben ser acogidos: que reciban el Santo Sacramento, después de haber confesado primero sus pecados al sacerdote, y después sean llevados a la cama, como si fuese un Señor”.
El decreto de du Puy se convirtió en un marco en el desarrollo de los hospitales.
El hospital de Jerusalén inspiró una red de hospitales similares en Europa.
En el siglo XII se parecían más a los hospitales modernos que con los antiguos hospicios.
El de San Juan de Jerusalén impresionaba por el profesionalismo, organización y disciplina. Cada día el enfermo debía ser visitado dos veces por los médicos, ser lavado y tomar sus comidas.
Hospital para los peregrinos hoy Parador Nacional de San Marcos,
León, España.
Los responsables no podían comer antes que los pacientes. Un equipo de mujeres cumplía otras tareas y proporcionaban vestimentas y ropa de cama limpias.
El protestante Enrique VIII cerró los monasterios y confiscó sus propiedades en Inglaterra bajo la falsa acusación de que eran fuente de escándalo e inmoralidad.
Desapareció entonces la caridad para con los necesitados.
La redistribución de las tierras de las abadías trajo “la ruina para incontables millares de los más pobres de los campesinos; la quiebra de pequeñas comunidades, que eran su mundo, y la verdadera miseria pasó a ser su futuro”. La desesperación popular avivó los motines populares de 1536.
Idéntico o peor mal hizo la Revolución francesa. En 1789, el gobierno revolucionario confiscó las propiedades de la Iglesia. En 1847, más de medio siglo después, Francia tenía 47% menos de hospitales de que el año de la confiscación.

Fuente: Gloria de la Edad Media

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