domingo, 22 de julio de 2012

Los “papas” por la evolución – II


[Véase la advertencia al final del artículo]

Desde Juan Pablo II a Benedicto XVI


  En el artículo anterior de los “papas por la evolución” presentamos la dudosa posición de Pío XII, quien, por una parte, condenó genéricamente la Nouvelle Theologie, pero, por otra, abrió las puertas para la evolución. También mencionamos el efectivo apoyo que Paulo VI dio a las teorías de Pierre Teilhard de Chardin al afirmar que su sistema es un modelo para encontrar a Dios en el universo. Hoy cerraremos este tema analizando las posiciones de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.

Juan Pablo II
Juan Pablo II complace a los científicos evolucionistas en el
Instituto Pontificio al abril las puertas a la evolución
Juan Pablo II abrió completamente las puertas de la Iglesia al cambio de la doctrina acerca del pecado original. En un mensaje a la Academia Pontificia de las Ciencias en 1996, él afirmó que la teoría de la evolución era algo más que una mera hipótesis, ya que había sido reforzada por los estudios y descubrimientos científicos desde Charles Darwin, y que la evolución es compatible con la fe cristiana.
Juan Pablo II afirmó: “Hoy, casi medio siglo después de la publicación de la encíclica [Humani generis de Pío XII], el nuevo conocimiento ha llevado al reconocimiento de la teoría de la evolución como algo más que una hipótesis. De hecho, es notable que esta teoría ha sido aceptada progresivamente por los investigadores, tras una serie de descubrimientos en varios campos del conocimiento. La convergencia ―ni buscada ni fabricada― de los resultados del trabajo realizado independientemente es en sí misma un argumento significativo a favor de la teoría”[1].
La evolución, una teoría que Pío XII sólo reconoció como una posibilidad, es aceptada, 46 años más tarde por Juan Pablo II como un hecho efectivamente comprobado.

Benedicto XVI
Fue el “cardenal” Joseph Ratsinger quien extraoficialmente, aunque efectivamente, rehabilitó la enseñanza de Theilard de Chardin.
Como “cardenal” y “papa”, él dejó claro que no veía ninguna contradicción entre la fe y la “ciencia”, esto es, la evolución. En una obra de 1988 el “cardenal” Ratzinger llamó a la evolución una “realidad” que es complementaria al relato del Génesis: “La historia del polvo de la tierra y el aliento de Dios ―que acabamos de escuchar― no explica, de hecho, cómo llegaron  las personas a ser seres humanos, sino más bien que ellas lo son. … Y, viceversa, la teoría de la evolución trata de comprender y describir la evolución biológica. … En este sentido, nos encontramos aquí con dos realidades que, en vez de ser mutuamente excluyentes, son complementarias”[2].
Benedicto XVI siempre ha sido favorable a la evolución
En esa misma obra, el “cardenal” niega efectivamente el pecado original: “El relato [del Génesis] dice que el pecado engendra el pecado y, por lo tanto, todos los pecados de la historia están interrelacionados. La teología se refiere a este estado de cosas con el término engañoso e impreciso de ‘pecado original’. ¿Qué significa esto? Nada nos parece hoy, de hecho, más extraño y absurdo que insistir en el pecado original, dado que, según nuestra manera de pensar, la culpa sólo puede ser algo muy personal, y por la razón de que Dios no maneja un campo de concentración, en el que están presos los familiares de uno, porque Él es un Dios liberador del amor, que llama a cada uno por su nombre”[3].
En otro trabajo, encontramos al “cardenal” Ratzinger reafirmando que los capítulos sobre la creación en el Génesis son sólorelatos paganos de la creación en los que en parte se basa la historia bíblica”[4].
La Comisión Teológica Internacional, en una declaración de julio de 2004 aprobada por el “cardenal” Ratzinger, en uno de sus párrafos apoya el supuesto “consenso general entre los científicos” de que el mundo tiene una antigüedad de entre 3,5 a 4 millones de años, y que todos los seres vivos descienden de un primer organismo. Dice así:
“La evidencia convergente de muchos estudios en las ciencias físicas y biológicas proporciona la base de una teoría de la evolución para explicar el desarrollo y diversificación de la vida en la tierra, si bien que continúa la controversia sobre el ritmo y los mecanismos de la evolución”[5].
En un discurso en el norte de Italia del 25 de julio de 2007, Benedicto XVI calificó de “absurdo” el encarnizado debate en algunos países entre el creacionismo y la evolución, ya que la evolución puede coexistir con la fe. Él declara:
“Ellos [el creacionismo y el evolucionismo] se presentan como alternativas mutuamente excluyentes. … Esta yuxtaposición es absurda porque, por una parte, son muchas las pruebas científicas que apoyan la evolución como una realidad que debemos reconocer y que enriquece nuestra comprensión de la vida y el ser como tal”[6].
Aunque Benedicto XVI defiende una evolución teísta ―donde Dios supuestamente habría intervenido en algún momento en el largo proceso evolutivo dando racionalidad al hombre―, esto sigue siendo una negación efectiva del relato del Génesis y un rechazo del pecado original.

El “cardenal” Pell: Adán y Eva son un mito
En vista de este fuerte apoyo de la evolución y de la negación del relato de la creación del Génesis por los “papas”, no debería sorprender que importantes “prelados” de la Iglesia [falsa Iglesia conciliar, diríamos nosotros taxativamente[7]] hagan declaraciones símiles que niegan el dogma del pecado original.
Adán y Eva son un "mito"
Algunos católicos se mostraron sorprendidos cuando en 2005, el “cardenal” Christoph Schönborn (un cercano discípulo de Benedicto XVI), apareció dando apoyo al Diseño Inteligente en un ensayo titulado “Encontrando el Diseño en la Naturaleza”[8]. Pero, ¿por qué deberían estar sorprendidos cuando él está sólo haciendo un eco fiel a su mentor?
Recientemente el “cardenal” George Pell de Australia, de quien por lo general se piensa que es un “conservador” debido a sus posturas anti-aborto, anti-homosexual y favorable al matrimonio tradicional, sorprendió al medio católico al declarar que Adán y Eva no existieron. Cuando se le preguntó acerca de la evolución en un programa de la cadena de televisión ABC con el biólogo ateo Richard Dawkins, el “cardenal” Pell se refirió a la narración bíblica del Génesis como siendo un mito[9].
Sus comentarios causaron una explosión entre los católicos, que quedaron choqueados de que él haya negado el dogma de la Iglesia. Una vez más, ¿por qué la sorpresa en vista del firme apoyo de varios “papas” [conciliares] por la misma tesis heterodoxa?

La negación de los dogmas de la fe
Sobre el Origen de las Especies de Darwin fue publicado en 1859, durante la época de Pío IX, quien presidió el Concilio Vaticano I. El concilio tiene una sección sobre “Fe y Razón” que dice lo siguiente:
“Por eso, no sólo se prohíbe a todos los fieles cristianos defender como legítimas conclusiones de la ciencia las opiniones que se reconocen como contrarias a la doctrina de la fe, sobre todo si han sido reprobadas por la Iglesia, sino que están absolutamente obligados a tenerlas más bien por errores que ostentan la falaz apariencia de la verdad” (Denz. 1798).
A pesar de esta condenación, hemos visto “eclesiásticos” que niegan el pecado original, uno de los dogmas más básicos de la fe católica. ¿Cómo es esto posible?
Vuelvo a la cita del “cardenal” Ciappi, quien leyó el contenido del Tercer Secreto de Fátima y declaró lo siguiente acerca de su contenido: “En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comenzará por lo alto”[10].

Conclusión de La Denuncia Profética: Terminada esta serie de tres artículos, creemos necesario decir algo que el autor de estos artículos omite, y es lo siguiente: No se puede negar que todas estas negaciones del dogma pecado original y a favor de la evolución son herejía manifiesta. Por lo tanto, los católicos que quieren permanecer fieles a la Iglesia y a la fe católica y que toman conciencia de estos hechos, deben rechazar a los “prelados” y/o “papas” que las apoyan, y que, por lo tanto, ellos no son ni prelados ni papas de la Iglesia Católica. De no hacerlo, ellos estarían diciendo que se puede ser hereje y católico al mismo tiempo, cayendo en flagrante contradicción y negando la doctrina de la Iglesia, haciéndose, de esta manera herejes igual que ellos.

Aclaración del traductor: Somos de la convicción de que la posición católica más coherente en los días actuales es la sedevacante, esto es, que la Sede de Pedro está vacante desde 1958, año en que falleció el Papa Pío XII. Esta posición se fundamenta en la doctrina católica que sostiene que los herejes manifiestos no tienen jurisdicción en la Iglesia Católica, puesto que un hereje no es miembro de la Iglesia (vea haciendo clic aquí). Ahora bien, ya es bastante evidente que los “papas” conciliares (desde Juan XXIII hasta el actual Benedicto XVI) son herejes manifiestos (pruebas de esto son más que abundantes), y, por lo tanto, no son papas de la Iglesia, sino antipapas. Además, creemos que la Iglesia conciliar (esto es, la Iglesia nacida del Concilio Vaticano II) no puede ser la verdadera Iglesia Católica, puesto que la Iglesia no puede enseñar oficialmente el error. Sí así fuera, entonces habría que admitir que el Espíritu Santo no guía a la Iglesia ni la preserva del error. El autor de este artículo que hemos traducido no toma esta posición. No obstante lo anterior, y habiendo hecho esta aclaración, consideramos que este artículo es sumamente interesante para servir de denuncia de las falsedades y errores de la Iglesia conciliar, razón por la cual lo hemos traducido y publicado en el blog La Denuncia Profética. Por último, para mantener la coherencia en nuestra posición, cada vez que en este artículo se nombra a algún miembro de la jerarquía de la falsa Iglesia conciliar, escribimos su cargo entre comillas, para dejar bien claro que no lo consideramos ―también basados en la doctrina católica― un miembro de la verdadera jerarquía de la Iglesia Católica: un hereje no pertenece a la Iglesia ni menos puede ejercer gobierno en un cuerpo del cual no forma parte (ver aquí).


[1] “El Papa refuerza el apoyo de la Iglesia por la evolución”, Chicago Tribune, 25 de noviembre de 1996.
[2] Joseph Ratzinger, In the Beginning: A Catholic Understanding of the Story of Creation and the Fall, Eerdmans, 1995, p. 50.
[3] Ibid., p. 72.
[4] A New Song for the Lord, Crossroad Publishing, 1996, p. 86.
[5] “Communion and Stewardship: Human Persons Created in the Image of God”, sesión plenaria realizada en Rome 2000–2002, publicado en julio de 2004, § 63.
[6] Pope Benedict XVI: Creation Vs. Evolution an ‘Absurdity,’MSNBC News Services, July 25, 2007.
[7] Comentario de La Denuncia Profética.
[8] Cardinal Christoph Schönborn, “Finding Design in Nature”, publicado en el The New York Times, 7 de julio de 2005. http://www.catholiceducation.org/articles/science/sc0060.html .
[9] “Pell Says Adam and Eve Didn’t Exist,” Yahoo7 News online, April 10, 2012
http://au.news.yahoo.com/nsw/latest/a/-/newshome/13381016/pell-says-adam-and-eve-didnt-exist/
[10] Paul Kramer, The Devil’s Final Battle, Terryville, CT: The Missionary Ass., 2002, p. i.

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