[Véase
la advertencia al final del artículo]
Desde Juan Pablo II a Benedicto
XVI
Por Remi Amelunxen
En el artículo anterior de los “papas por la evolución” presentamos la dudosa
posición de Pío XII, quien, por una parte, condenó genéricamente la Nouvelle Theologie, pero, por otra,
abrió las puertas para la evolución. También mencionamos el efectivo apoyo que
Paulo VI dio a las teorías de Pierre Teilhard de Chardin al afirmar que su
sistema es un modelo para encontrar a Dios en el universo. Hoy cerraremos este
tema analizando las posiciones de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Juan Pablo II
Juan Pablo II complace a los científicos evolucionistas en el Instituto Pontificio al abril las puertas a la evolución |
Juan Pablo II abrió
completamente las puertas de la Iglesia al cambio de la doctrina acerca del
pecado original. En un mensaje a la Academia Pontificia de las Ciencias en
1996, él afirmó que la teoría de la evolución era algo más que una mera
hipótesis, ya que había sido reforzada por los estudios y descubrimientos
científicos desde Charles Darwin, y que la evolución es compatible con la fe
cristiana.
Juan
Pablo II afirmó: “Hoy, casi medio siglo después de la publicación de la
encíclica [Humani generis de Pío
XII], el nuevo conocimiento ha llevado al reconocimiento de la teoría de la
evolución como algo más que una hipótesis. De hecho, es notable que esta teoría
ha sido aceptada progresivamente por los investigadores, tras una serie de
descubrimientos en varios campos del conocimiento. La convergencia ―ni buscada
ni fabricada― de los resultados del trabajo realizado independientemente es en
sí misma un argumento significativo a favor de la teoría”[1].
La
evolución, una teoría que Pío XII sólo reconoció como una posibilidad, es
aceptada, 46 años más tarde por Juan Pablo II como un hecho efectivamente
comprobado.
Benedicto XVI
Fue
el “cardenal” Joseph Ratsinger quien extraoficialmente, aunque efectivamente, rehabilitó la enseñanza de Theilard de Chardin.
Como
“cardenal” y “papa”, él dejó claro que no veía ninguna contradicción entre la
fe y la “ciencia”, esto es, la evolución. En una obra de 1988 el “cardenal”
Ratzinger llamó a la evolución una “realidad” que es complementaria al relato
del Génesis: “La historia del polvo de la tierra y el aliento de Dios ―que
acabamos de escuchar― no explica, de hecho, cómo llegaron las personas a ser seres humanos, sino más bien que ellas lo son. … Y, viceversa, la teoría de la evolución trata de comprender y
describir la evolución biológica. … En este sentido, nos encontramos aquí con
dos realidades que, en vez de ser mutuamente excluyentes, son complementarias”[2].
Benedicto XVI siempre ha sido favorable a la evolución |
En
esa misma obra, el “cardenal” niega efectivamente el pecado original: “El
relato [del Génesis] dice que el pecado engendra el pecado y, por lo tanto,
todos los pecados de la historia están interrelacionados. La teología se
refiere a este estado de cosas con el término engañoso e impreciso de ‘pecado
original’. ¿Qué significa esto? Nada nos parece hoy, de hecho, más extraño y absurdo que insistir en
el pecado original, dado que, según
nuestra manera de pensar, la culpa sólo
puede ser algo muy personal, y por
la razón de que Dios no maneja un
campo de concentración, en el que están presos los
familiares de uno, porque Él es
un Dios liberador del amor,
que llama a cada uno por su nombre”[3].
En otro trabajo,
encontramos al “cardenal” Ratzinger reafirmando
que los capítulos sobre la creación
en el Génesis son sólo “relatos paganos de la creación en los que en parte se basa la historia
bíblica”[4].
La Comisión Teológica Internacional, en
una declaración de julio de 2004 aprobada por el “cardenal” Ratzinger, en uno
de sus párrafos apoya el supuesto “consenso general entre los científicos” de
que el mundo tiene una antigüedad de entre 3,5 a 4 millones de años, y que
todos los seres vivos descienden de un primer organismo. Dice así:
“La evidencia convergente de muchos
estudios en las ciencias físicas y biológicas proporciona la base de una teoría
de la evolución para explicar el desarrollo y diversificación de la vida en la
tierra, si bien que continúa la controversia sobre el ritmo y los mecanismos de
la evolución”[5].
En un discurso en el norte de Italia
del 25 de julio de 2007, Benedicto XVI calificó de “absurdo” el encarnizado debate
en algunos países entre el creacionismo y la evolución, ya que la evolución
puede coexistir con la fe. Él declara:
“Ellos [el creacionismo y el
evolucionismo] se presentan como alternativas mutuamente excluyentes. … Esta
yuxtaposición es absurda porque, por una parte, son muchas las pruebas
científicas que apoyan la evolución como una realidad que debemos reconocer y
que enriquece nuestra comprensión de la vida y el ser como tal”[6].
Aunque
Benedicto XVI defiende una evolución teísta ―donde Dios supuestamente habría
intervenido en algún momento en el largo proceso evolutivo dando racionalidad
al hombre―, esto sigue siendo una negación efectiva del relato del Génesis y un
rechazo del pecado original.
El “cardenal” Pell: Adán y Eva son un mito
En vista de este fuerte apoyo de la
evolución y de la negación del relato de la creación del Génesis por los
“papas”, no debería sorprender que importantes “prelados” de la Iglesia [falsa
Iglesia conciliar, diríamos nosotros taxativamente[7]]
hagan declaraciones símiles que niegan el dogma del pecado original.
Adán y Eva son un "mito" |
Algunos católicos se mostraron
sorprendidos cuando en 2005, el “cardenal” Christoph Schönborn (un cercano
discípulo de Benedicto XVI), apareció dando apoyo al Diseño Inteligente en un
ensayo titulado “Encontrando el Diseño en la Naturaleza”[8].
Pero, ¿por qué deberían estar sorprendidos cuando él está sólo haciendo un eco
fiel a su mentor?
Recientemente el “cardenal” George Pell
de Australia, de quien por lo general se piensa que es un “conservador” debido
a sus posturas anti-aborto, anti-homosexual y favorable al matrimonio
tradicional, sorprendió al medio católico al declarar que Adán y Eva no
existieron. Cuando se le preguntó acerca de la evolución en un programa de la
cadena de televisión ABC con el biólogo ateo Richard Dawkins, el “cardenal”
Pell se refirió a la narración bíblica del Génesis como siendo un mito[9].
Sus comentarios causaron una explosión
entre los católicos, que quedaron choqueados de que él haya negado el dogma de
la Iglesia. Una vez más, ¿por qué la sorpresa en vista del firme apoyo de
varios “papas” [conciliares] por la misma tesis heterodoxa?
La negación de los dogmas de la fe
Sobre el Origen de las Especies de Darwin fue publicado en 1859,
durante la época de Pío IX, quien presidió el Concilio Vaticano I. El concilio
tiene una sección sobre “Fe y Razón” que dice lo siguiente:
“Por eso, no sólo se prohíbe a todos
los fieles cristianos defender como legítimas conclusiones de la ciencia las
opiniones que se reconocen como contrarias a la doctrina de la fe, sobre todo
si han sido reprobadas por la Iglesia, sino que están absolutamente obligados a
tenerlas más bien por errores que ostentan la falaz apariencia de la verdad”
(Denz. 1798).
A pesar de esta condenación, hemos
visto “eclesiásticos” que niegan el pecado original, uno de los dogmas más
básicos de la fe católica. ¿Cómo es esto posible?
Vuelvo a la cita del “cardenal” Ciappi,
quien leyó el contenido del Tercer Secreto de Fátima y declaró lo siguiente
acerca de su contenido: “En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas,
que la gran apostasía en la Iglesia comenzará por lo alto”[10].
Conclusión de La Denuncia
Profética: Terminada esta serie de tres artículos, creemos necesario
decir algo que el autor de estos artículos omite, y es lo siguiente: No se
puede negar que todas estas negaciones del dogma pecado original y a favor de
la evolución son herejía manifiesta. Por lo tanto, los católicos que
quieren permanecer fieles a la Iglesia y a la fe católica y que toman
conciencia de estos hechos, deben rechazar a los “prelados” y/o “papas”
que las apoyan, y que, por lo tanto, ellos no son ni prelados ni papas
de la Iglesia Católica. De no hacerlo, ellos estarían diciendo que se puede ser
hereje y católico al mismo tiempo, cayendo en flagrante contradicción y negando
la doctrina de la Iglesia, haciéndose, de esta manera herejes igual que ellos.
Véase la primera y
segunda parte de esta serie El pecado original, la evolución y la enseñanza de laIglesia y Los “papas” por la evolución – I
Véase también Benedicto XVI o Sísifo revisado.
Aclaración del traductor: Somos
de la convicción de que la posición católica más coherente en los días actuales
es la sedevacante, esto es, que la Sede de Pedro está vacante desde 1958, año
en que falleció el Papa Pío XII. Esta posición se fundamenta en la doctrina
católica que sostiene que los herejes manifiestos no tienen jurisdicción
en la Iglesia Católica, puesto que un hereje no es miembro de la Iglesia (vea
haciendo clic aquí). Ahora bien, ya es bastante evidente que los “papas”
conciliares (desde Juan XXIII hasta el actual Benedicto XVI) son herejes
manifiestos (pruebas de esto son más que abundantes), y, por lo tanto, no son
papas de la Iglesia, sino antipapas. Además, creemos que la Iglesia conciliar
(esto es, la Iglesia nacida del Concilio Vaticano II) no puede ser la verdadera
Iglesia Católica, puesto que la Iglesia no puede enseñar oficialmente el error.
Sí así fuera, entonces habría que admitir que el Espíritu Santo no guía a la
Iglesia ni la preserva del error. El autor de este artículo que hemos traducido
no toma esta posición. No obstante lo anterior, y habiendo hecho esta
aclaración, consideramos que este artículo es sumamente interesante para servir
de denuncia de las falsedades y errores de la Iglesia conciliar, razón por la
cual lo hemos traducido y publicado en el blog La Denuncia Profética. Por último, para mantener la coherencia en
nuestra posición, cada vez que en este artículo se nombra a algún miembro de la
jerarquía de la falsa Iglesia conciliar, escribimos su cargo entre comillas,
para dejar bien claro que no lo consideramos ―también basados en la doctrina
católica― un miembro de la verdadera jerarquía de la Iglesia Católica: un
hereje no pertenece a la Iglesia ni menos puede ejercer gobierno en un cuerpo
del cual no forma parte (ver aquí).
[1] “El
Papa refuerza el apoyo de la Iglesia por la evolución”, Chicago Tribune,
25 de noviembre de 1996.
[2] Joseph
Ratzinger, In the Beginning: A Catholic Understanding of the Story of
Creation and the Fall, Eerdmans, 1995, p. 50.
[5] “Communion
and Stewardship: Human Persons Created in the Image of God”, sesión plenaria
realizada en Rome 2000–2002, publicado en julio de 2004, § 63.
[8] Cardinal
Christoph Schönborn, “Finding Design in Nature”, publicado en el The New
York Times, 7 de julio de 2005. http://www.catholiceducation.org/articles/science/sc0060.html
.
[9] “Pell
Says Adam and Eve Didn’t Exist,” Yahoo7 News online, April 10, 2012
http://au.news.yahoo.com/nsw/latest/a/-/newshome/13381016/pell-says-adam-and-eve-didnt-exist/
http://au.news.yahoo.com/nsw/latest/a/-/newshome/13381016/pell-says-adam-and-eve-didnt-exist/
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