Plinio Corrêa de Oliveira, Santo del día[1]
Sería interesante
analizar los aspectos de la vida de
San Juan el Bautista que lo
caracterizan como un apóstol
perfecto de los últimos tiempos, según lo descrito por San Luis María Grignion de Montfort. No porque sus tiempos hayan
sido los últimos tiempos, sino
porque eran los últimos tiempos de
esa época.
El bautismo de Jesús
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San Juan Bautista fue
la persona enviada por Dios para enderezar
el camino del Señor, para
preparar la venida de Jesucristo, para actuar en los últimos tiempos antes del Mesías. El
Apóstol de los últimos tiempos también
debe prepararse para la venida de
nuestro Señor; él también tendrá que actuar en los últimos tiempos antes de la segunda
venida del Mesías. Hay un paralelo
entre estos dos hombres, al igual que
existe un paralelo entre la primera
y la segunda venida del Mesías.
El paralelismo entre la
época de Cristo y los últimos tiempos es muy claro en el Evangelio, cuando Nuestro Señor habló de la caída del Templo de Jerusalén desde dos perspectivas diferentes. En primer
lugar, Él habló acerca de la
destrucción material del Templo de
Jerusalén, una profecía que se cumplió históricamente por Tito en el año 70. También
habló de la destrucción del
Templo desde una perspectiva simbólica,
refiriéndose a la final del mundo,
de los cuales el Templo era un símbolo.
Hay dos destrucciones
del Templo, dos venidas de Nuestro Señor, dos hombres enviados por Dios
para preparar el camino del Señor.
El primero fue San Juan Bautista y el último será Elías,
el profeta. Estos dos hombres son los
modelos, los paradigmas, los prototipos de los Apóstoles
de los Últimos Tiempos.
En una parte de la
“Oración Abrazada” de San Luis María Grignion de Montfort, él describe a los Apóstoles de los Últimos Tiempos,
señalando a esos hombres que vivirán en una situación trágica: “¡Ah, déjame llorar por
todas partes: ¡Fuego! ¡Fuego!
¡Fuego! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Fuego
incluso en el santuario!”.
El mismo tipo de advertencia
fue dada por San Juan Bautista,
un profeta que describió la situación moral de su tiempo como extremadamente mala. Él no tenía miedo de decir la verdad a los escribas y los fariseos. No tenía miedo de censurar a los judíos por la decadencia moral en la que habían caído. No tembló en reprocharle
a Herodes el mal que había hecho;
y esta sería la causa de su muerte.
La decapitación de
San Juan Bautista
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San Juan Bautista fue
un hombre que cumplió su deber de
decir la verdad sobre la situación
en la que vivía, toda la verdad, por completo, sin temerle incluso a su muerte.
Es también oportuno destacar
el carácter polémico de la misión. Los Apóstoles descritos en la “Oración Abrazada” son hombres luchadores, hombres de polémica. Durante
toda su vida San Juan Bautista fue también un polemista. Su vida no fue más que una
larga polémica para preparar el camino
de Nuestro Señor.
En forma paralela,
se puede considerar que su misión estaba
bien fundada en la realidad. San
Juan Bautista supo medir completamente los defectos de los hombres. Él tenía una completa comprensión de los efectos del pecado original. Es por eso que él siempre estaba advirtiéndole a la gente de los defectos y los invitaba a la penitencia y de cambiar sus vidas. Metanoia es una palabra griega que significa una conversión total,
un cambio completo de la vida; ella
resume bien el objetivo de la predicación de San Juan Bautista. Cuando uno lee a San Luis de Montfort describiendo al hombre como más inútil que
los sapos, más feroz que los tigres, más falso que las serpientes, y así sucesivamente,
uno oye algo de la predicación de los
Apóstoles de los Últimos Tiempos,
y también la predicación de San Juan Bautista.
La humildad de los Apóstoles
de los Últimos Tiempos descritos por
San Luis en la oración abrazada también puede ser
comparada con la extrema humildad de San Juan Bautista. Él decía, refiriéndose
a Nuestro Señor, esta maravillosa frase: “Vendrá después de mí, alguien más poderoso
que yo, de quien no soy digno de inclinarme para desamarrar
la correa de sus sandalias”. Y también esta otra: “Es
necesario que Él crezca, pero que yo
mengüe”.
Su misión era anunciar
al Mesías. Por lo tanto, una vez que el Cordero de Dios había llegado, la profecía de San Juan Bautista se había
cumplido, y su misión pública disminuyó
en cuanto se dirigía hacia su
martirio. Por el contrario, la misión divina de Nuestro Señor crecería hasta
su total cumplimiento. La
humildad de San Juan Bautista fue
recompensada. Después de su
martirio, su nombre se cubrió de
gloria. Nuestro Señor dijo que ningún
hombre nacido de mujer era
mayor que él. Es imposible
tener un mayor elogio o una glorificación
más honorable. Pero esta gloria tuvo como su
fundamento la humildad más
profunda. También, la humildad de
los Apóstoles de los Últimos
Tiempos será recompensada, ya que
los hombres que lucharán la
última batalla contra el Anticristo serán considerados tan grandes que el Señor les permitirá pasar
directamente al cielo sin
experimentar la muerte.
En estos puntos,
por lo tanto, podemos ver un paralelismo entre la misión de San Juan el
Bautista y los Apóstoles de los
Últimos Tiempos, especialmete Elías, el mayor de ellos.
San Juan Bautista
saltó de alegría en el vientre de su madre al oír la voz de María
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Los Sres. me podrán
preguntar: ¿Dónde está la devoción de San Juan Bautista a María? ¿Qué lugar tuvo la
Virgen en su predicación?
Sólo más tarde nuestra
Señora se pondría de manifiesto a
la piedad de los fieles. Su
acción en la Iglesia se
intensificó sólo después de que Nuestro
Señor ascendió a los cielos y la
dejó aquí para influenciar en el
destino de la Iglesia. La misión de San Juan Bautista no fue predicar directamente sobre la Virgen. Pero en su vida,
fue un acontecimiento importante. Cuando la Virgen fue a visitar a Santa Isabel, él tuvo la gran fortuna de
oír la voz de la Virgen y sintió alegría en el
vientre de Santa Isabel. Esta
última, después de escuchar el
saludo de María, le dijo que su hijo había saltado de alegría en su vientre. Él fue, por lo tanto, un alma intensamente volcada
hacia María. Al oír su voz, él la entendió,
la amó y dio un salto de alegría.
Hay una sólida
tradición en la Iglesia que dice
San Juan Bautista fue purificado
del pecado original poco después de que
fue concebido, mientras todavía estaba en
el vientre de Santa Isabel. Por
lo tanto, este episodio del
Evangelio que se refiere a que el
niño, escuchando en el vientre de su madre la voz de
nuestra Señora, comprendió sus palabras y la amó, es
totalmente creíble.
Es probable que, como
familiar de nuestra Señora, Santa
Isabel haya ido a visitarla
muchas veces, llevando a su hijo.
Además, después de la muerte de Santa Isabel, es probable que San Juan Bautista haya visitado a menudo
a Jesús y María.
Entonces, también es probable que cada vez que él escuchaba la voz de nuestra Señora, él habría experimentado la misma alegría que sintió
la primera vez. Sería una
continuación de esa misma exultación.
Es probable que él nunca se olvidó de ese júbilo y que siempre permaneció
en su alma como una especie de consuelo
permanente.
Veneremos a San
Juan Bautista como modelo del
devoto perfecto de la Virgen, como modelo de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, y como un hombre de
lucha. Pidámosle que
nos conceda la gracia de cumplir
con nuestra vocación, que es similar en muchos aspectos con la
de esos Apóstoles. Principalmente
hay que pedirle la
gracia de siempre regocijarnos cuando nuestra Señora
hable alguna palabra en el interior de nuestras almas y nos invite a estar más cerca de Ella.
[1]
Los santos del día eran unas breves reuniones en las que el Prof. Plinio
ofrecía una reflexión o comentario relacionado con el santo o fiesta religiosa
que se celebraba aquel día.
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito mi conversion paranormal del templo de Jerusalem.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.