EL ROSARIO
MEDITADO
Con
peticiones apropiadas para cada decena del rosario, compuestas o adaptadas
por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira.
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Nuestra Señora entrega el rosario a Santo Domingo |
Misterios
Gozosos
1º.
Misterio:
Contemplamos a Anunciación del ángel y la Encarnación del Verbo.
— Pido
al Inmaculado y Sapiencial Corazón de María que destruya en mi alma las
tristezas, las depresiones nerviosas y las desconfianzas infundadas, por los
méritos de las alegrías que nuestra Señora tuvo en la Anunciación.
2º.
Misterio:
Contemplamos la Visitación de nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
— Pido
a Nuestra Señora del Buen Consejo que me hable al alma y me haga estremecer
de júbilo y de devoción al oír el llamado de Ella, como San Juan Bautista al
oír su voz.
3º
Misterio:
Contemplamos el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en Belén.
— Pido
a María Santísima que me conceda la admiración, la serenidad y la fortaleza
que emanan del santo misterio de la Navidad.
4º Misterio: Contemplamos a Presentación
del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de nuestra Señora.
— Pido
a nuestra Señora de los siete dolores que me conceda un alma sin timidez,
toda de fuego, para ser, en unión con el Niño Jesús, con el Inmaculado
Corazón de María y con la Santa Iglesia, una piedra de escándalo para la
ruina y salvación de muchos.
5º
Misterio:
Contemplamos a pérdida y el encuentro del Niño Jesús.
— Pido
a nuestra Señora fidelidad, confianza y fuerzas en las múltiples
perplejidades de que mi alma está llena.
Misterios
Dolorosos
1º
Misterio:
Contemplamos a Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos.
— Pido
a Nuestra Señora que me conceda un alma capaz de amar el sufrimiento y de
sufrir por Ella y por la Iglesia, en unión con la Agonía infinitamente
preciosa de nuestro Señor Jesucristo.
2º Misterio: Contemplamos a Flagelación de
nuestro Señor Jesucristo
— Cuando
los sufrimientos se abatieren sobre mí como azotes, suplico a nuestra Señora
que me comunique la fuerza invencible, la serenidad inquebrantable y una
gota, por lo menos, de la infinita dignidad de nuestro Señor Jesucristo.
3º
Misterio:
Contemplamos a Coronación de espinas de nuestro Señor.
— Cuando
se rieren de mí, me desprecien y me aislaren, sobre todo por mi pertenencia a
la Iglesia, suplico a nuestra Señora que me conceda la convicción de la
entera sin razón de ser de todas esas persecuciones. Y una fe inquebrantable
y altanera en la santidad de la causa a la que me entregué.
4º
Misterio:
Contemplamos a nuestro Señor cargando penosamente la Cruz hasta lo alto del
Calvario.
— Ni un
solo paso para atrás, ni para el lado; determinación sobrenatural inquebrantable
de seguir el camino, aun cuando cae postrado tres veces bajo el peso de la
Cruz. Oh Madre Dolorosa, has mi alma semejante a la de vuestro divino Hijo y
a la vuestra.
5º
Misterio:
Contemplamos la Crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
— La
víctima expiatoria llevó a las últimas consecuencias su misión. Habiéndola aceptado,
cumplió todo hasta el fin. A los pies de Él estaba María Santísima, que quiso
todo eso, más una vez para salvarnos. Concededme, oh Santa María, la gracia
de llevar hasta las últimas consecuencias mi vocación, aceptando en la vida
de hoy, como en el futuro, todos los sufrimientos que ella imponga. Haced con
que sea mi ideal ir al encuentro de esos sufrimientos y amarlos hasta el fin.
Débil, incapaz, cargado de malos hábitos, ¿cómo podré hacer esto sin un
auxilio sobrenatural? ¡Que este auxilio me venga de la Sangre inocente del
Cordero divino y de vuestras lágrimas purísimas e indeciblemente preciosas,
oh María!
Misterios
Gloriosos
1º
Misterio:
Contemplamos la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
— Resurge
el Redentor, el bien triunfa sobre el mal, todo el universo se alegra. Haced,
oh mi Madre, que mi alma se estremezca de júbilo y devoción en la espera de
vuestro Reino.
2º
Misterio:
Contemplamos la Ascensión de Jesús a los cielos.
— Sube
al cielo el Justo, cercado de una gloria infinita. Que yo desee así, oh mi
Madre, que se eleven sobre todas las cosas, en una victoria radiante, la
Santa Iglesia y la Cristiandad.
3º
Misterio:
Contemplamos el descenso del Espírito Santo sobre nuestra Señora y los apóstoles
en el Cenáculo.
— Los apóstoles
tibios, de vistas cortas, miedosos, se transforman en un momento. Habiendo rezado
por intermedio vuestro, oh María, en el Cenáculo, las lenguas de fuego
descendieron sobre ellos y los transformaron en un instante. Madre del Buen Consejo,
una palabra vuestra puede hacer lo mismo conmigo, tan débil, tan tibio y tan
pecador. Pronunciad una sola palabra y mi alma será transformada.
4º
Misterio:
Contemplamos la Asunción de nuestra Señora a los cielos.
— Vuestra
pureza, vuestra fe, vuestra fortaleza, encontraron, por fin, el premio
merecido. Hacedme puro, lleno de fe para luchar contigo en la tierra de modo
que pueda contemplaron eternamente en el cielo.
5º
Misterio:
Contemplamos la gloriosa coronación de María Santísima como Reina del cielo y
de la tierra.
— Desde
lo alto de la gloria de donde reináis, sed para mi la Madre de Misericordia, apoyándome
en todas las defecciones, levantándome de todas las caídas, perdonándome en
todas las faltas y amándome en todos los instantes, de manera que en todo os
ame, oh Reina santa, tú que debéis ser la admiración de toda mi vida.
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