domingo, 31 de mayo de 2009

Santo del día 30 de mayo

Santa Juana de Arco
Por Plinio Corrêa de Oliveira

Nota biográfica:El 30 de mayo de 1431, la víspera de la fiesta de Corpus Christi, Juana fue llevada a la antigua plaza del mercado de Rouen. Fue atada a un poste rodeado de un montón de leña lista para ser encendida. De su cuello colgaba una placa con las palabras: “hereje, apóstata e idólatra.” Una gran multitud se presentó en la plaza. Seiscientos soldados ingleses la custodiaban.
Cuando llegó al lugar, ella pidió una cruz. Un soldado inglés rompió una lanza, ató los dos pedazos en forma de cruz y se la dio. Después de recibir el precioso símbolo fue atada al poste sobre la leña. Entonces ella invocó en voz alta al arcángel San Miguel. El verdugo encendió la leña empapada en aceite y el fuego creció furiosamente de abajo hacia arriba. Envuelta en llamas, Juana gritó fuertemente, reafirmando su fidelidad a su misión: “¡Yo no estaba equivocada, las voces venían de Cielo!”
En pocos minutos, todo estaba terminado. Las cenizas fueron barridas hasta las aguas del río Sena. Incluso el corazón de la doncella, que permaneció intacto ya que no había sido quemado por las llamas, fue lanzado al río.
Comentario del Prof. Plinio:Podemos comentar varios puntos de este tan hermoso martirio.
Primero, la injusticia de la sentencia en la placa que colgaba de su cuello causa indignación. Ella era una santa – una virgen que cumplió la misión que Dios le dio de salvar al pueblo de Francia. Y ahora iba a ser quemada en la hoguera por orden del arzobispo francés Cauchon, el presidente del tribunal, por una razón infame. Para entender la importancia de esto, pregunto a ustedes, que han ofrecido sus vidas para luchar contra el Progresismo, imaginar que sean condenados con un letrero alrededor del cuello con la palabra “progresista” escrita en él. Sería una injuria injusta análoga, del mismo tipo, una mentira similar.
Entrada triunfal de Santa Juana y el ejército francés en Orleans
Segundo, están sus palabras acerca de las voces que provenían del cielo. Ella solía decir que aquellas voces venían a ella desde el cielo; y que siguiendo las órdenes de esas voces a través de la fuerza que le comunicaban, ella había realizado la maravillosa obra que hizo – la liberación de Francia y la restauración del Rey legítimo.
En cambio, el tribunal que la juzgó – un tribunal mixto, eclesiástico y civil – afirmó que todas las maravillosas victorias que había logrado contra las tropas inglesas fueron realizadas a través de la brujería. Dijeron que el ejército inglés había sido derrotado porque ella había hecho un pacto con el diablo. Por lo tanto, según ellos, las voces provenían del infierno.
El problema entonces, no era determinar si las voces eran verdaderas o no. Nadie cuestionó este hecho, porque ellos todavía no estaban aún bajo la nociva influencia de la duda sistemática del protestantismo. La gente tenía fe y sabían que este tipo de comunicaciones no eran raras. El problema era que el tribunal tenía que decir que las voces venían del infierno porque no favorecen al reino de Inglaterra. Fue por esta razón que Juana fue condenada como una hereje, una bruja, etc.
Justo antes de ella expirar, cuando ella se preparaba para presentarse ante el tribunal de Dios, ella dio otra manifestación de su santidad. ¿Qué hizo ella? Ella pidió una cruz – una cruz, porque hacer un juramento en presencia de la cruz es mucho más grave. Una guerrera hasta el final – ella murió luchando. Ella no murió dócilmente, permitiendo que sus enemigos la matasen, ella murió pronunciando un desafío, una protesta, y un estímulo para la resistencia francesa contra la dominación inglesa. Ella gritó diciendo:
“Franceses, seguid luchando, porque las voces en cuyo nombre yo os llevé a la victoria, en verdad os digo que eran voces que venían del Cielo. El Cielo os dará, por lo tanto, la victoria completa.”Para esta proclama, ella escogió el momento más perfecto, trágico y supremo, el momento en que ella ya estaba siendo consumida por el fuego. Los miembros del tribunal estuvieron presentes en la escena, los soldados ingleses hacían guardia, el pueblo católico observaba. Fue atada al poste, las llamas fueron creciendo rápidamente ya que la leña estaba empapada en aceite. El fuego crecía de abajo hacia arriba, por lo que aún no habían llegado a las partes vitales de su cuerpo.
En ese momento crucial, ningún lamento de dolor, ningún pedido de piedad brotó de sus labios. Ella llamó en voz alta a San Miguel, probablemente para pedirle fuerzas al arcángel – su gran protector – para hacer lo que haría. Después de aquello, al igual que Nuestro Señor que gritó en voz alta antes de Él expirar, ella también gritó en voz alta, una voz que pudo ser oída en toda la plaza. Era su grito de protesta:
“Sabed esto, todos ustedes – amigos y enemigos, hombres de mi tiempo y hombres del futuro hasta el fin del mundo – sabed que las voces que yo he escuchado venían del Cielo. Con esta última proclama, mi misión está cumplida.”Este testimonio dado en la hora de su muerte es un supremo acto de heroísmo – más digno que su entrada triunfal en Reims junto al Rey que sería coronado ahí, más glorioso que su primera entrada triunfal en Orleans y más espléndido que todas sus hazañas épicas. ¡Gritar en el momento en que su alma abandona la tierra para ser juzgada por Dios es maravilloso!
La ejecución de Santa Juana
Tercero, que las llamas consumieran su cuerpo salvo su corazón, es también algo muy hermoso. Para tener corazón no hay que ser sentimental. Para tener corazón hay que tener fuerza de alma, gran valor, amor a las cosas elevadas, amor a la misión sobrenatural que Dios nos dio. Y si hubo alguien que tuvo corazón, ese fue Santa Juana de Arco. Por eso el hecho hermoso: el cuerpo fue consumido por el fuego, pero no su corazón. Fue un milagro del cielo para confirmar lo que ella había afirmado sólo minutos antes, que las voces venían del Cielo. Ella ya estaba en el Cielo, pero su corazón todavía estaba en la tierra para confirmar la verdad de que ella había hablado.
El comandante inglés comprendió muy bien el peligro que significaba conservar ese corazón. Ellos sintieron de manera muy profunda la devoción que ese corazón inspiraría, y tenían un gran temor de que ese corazón, al igual que los judíos tenían del cadáver de Nuestro Señor por lo que enviaron guardias a vigilar el sepulcro. Por esta razón, el inglés lanzó su corazón al río. Esta es la característica dureza de los perversos que no debería sorprendernos.

El Santo del Día son comentarios sobre las características más destacadas de la vida de los santos que San Juan Bosco acostumbraba a hacer a sus alumnos de su colegio. Siguiendo su ejemplo, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira tenía la costumbre de de hacer un comentario sobre la vida de los santos en una reunión a jóvenes todas las tardes con el fin de fomentar en ellos la práctica de la virtud y el amor a la Iglesia Católica. Los textos de los datos biográficos y los comentarios provienen de notas personales tomadas por el Sr. Atila S. Guimaraes (editor de Tradition in Action) de 1964 a 1995.

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